Los Hijos de Anac y las Marcas Sagradas

Capitulo 19

Lugh despertó con un fuerte dolor en su cabeza y al pasar su mano por donde punzaba con mayor intensidad noto sangre seca, se froto los ojos para quitar la bruma que le impedía ver con claridad. Cuando sus ojos se adaptaron a la poca luz noto que se encontraba en un calabozo, no existían ventanas y estaba lleno de humedad, las paredes destilaban agua y el repiqueteo de las gotas cayendo del techo al suelo era el único ruido que existía dentro de las cuatro paredes.

_ Por fin has despertado._ Lugh se alarmo al escuchar aquella voz.

Miro en todas direcciones y fue hasta entonces que noto en medio de la oscuridad a cinco pares de ojos observándolo. Lentamente las figuras fueron saliendo de la penumbra para revelarse ante él. Les reconoció de inmediato. Frente suyo tenia a Arwen del clan de los Jӓger, a Quinn de los Gurkis, a Una, Dika y a Enid.

Su corazón se estremeció con la mirada de Enid sin poder evitarlo, había muchas cosas que guardaba en su interior y esa era la más importante. La mirada penetrante de Enid lo paralizaba desde muy joven, pero ahora, algo en la profundidad de ese cielo estaba mal.

_ ¿Por qué están aquí?

_ Nos atacaron y nos han tomado por la fuerza._ Le respondió Arwen.

Fue en ese momento que Lugh recordó a su atacante, recordó la confesión de Niall y como intento liberarse pero un fuerte golpe a su cabeza lo hizo desvanecerse para despertar prisionero en una oscura y húmeda celda.

_ El hijo de Metatron me ataco._ Les conto Lugh. Paso su mano por la herida en su cabeza._ me gustaría saber que quiere de nosotros.

_ Para el ritual de la luna azul._ Le respondió Enid.

Todos la miraron intrigados.

_ Los ancianos de mi pueblo me han contado sobre los rituales que se celebran durante la luna azul, uno de ellos es la apertura de la puerta del purgatorio._ Enid sabía de memoria cada historia contada por sus ancestros, pero esa en particular le atraía demasiado._ Se necesita la sangre de siete descendientes de la isla Duranki.

_ No entiendo._ Dika no era precisamente la más paciente de todos y estaba muy ansiosa._ Explícanos mejor.

_ Existen siete clanes poseedores de la gracia y los dones del cielo, su deber es preservar la vida de los hijos de Adán pero también su sangre es la única capaz de abrir un portal al purgatorio. Si Metatron lo consigue obtendrá no solo el control de todas esas almas, recuperara su fuerza y sus alas.

Lugh miro fijamente a Enid, algo en ella era diferente lo podía sentir en sus gestos y en que su mirada, no tenía la misma luminosidad de siempre.

_ Podrá regresar al cielo._ Quinn no miraba a nadie en especial, solo pensaba en que su deber era evitar a toda costa que eso llegara a suceder._ Si regresa al cielo conseguirá lo que tanto anhela, los Arcángeles no pueden levantar su espada contra él en la tierra pero tampoco pueden regresar al cielo en caso que Metatron consiga su cometido.

_ ¿Qué dices? ¿Por qué no pueden luchar contra él?_ Cuestiono Una.

_ Se les prohibió levantar su espada en contra de Metatron, alguna vez escuche que cometieron un error y por ello se les castigo._ Les explico Lugh.

Lugh no paraba de pensar en su gente, en el peligro que estaban corriendo. Su cabeza no dejaba de dar vueltas pensando en cómo podían liberarse de aquella prisión. Entonces fue cuando la puerta se abrió y un hombre con la mirada color miel los observo uno a uno, midiéndolos y sonriendo triunfante. Lugh sintió cólera ante aquel hombre y deseo poder levantarse y borrarle esa ridícula sonrisa.

_ Muy bien._ Camino directo a Quinn._ ¿Qué tenemos aquí? _ Tomo su rostro con una mano y la sostuvo con fuerza._ Una Gurki, tu fuerza me parece hermosa.

Lugh lo miraba detenidamente, vigilando cada uno de sus movimientos.

El hombre soltó el rostro de Quinn y fue directo a Arwen, se agacho frente a ella y la estudio sin tocarla.

_ Jӓger, el acto desesperado de los Arcángeles para corregir sus equivocaciones. Sin embargo, admiro su valor. _ Giro su rostro hacia Enid, lo tomo con ambas manos y la obligo a mirarle._ La pequeña princesa de los Sidhe, tu gente me traiciono. Yo les di todo y me despreciaron volcándose al bando equivocado, en fin, no importa.

El hombre le beso la frente y se levantó, paso frente a Dika y Una mirándolas fijamente.

_ Siempre me he preguntado ¿Qué pensaba la Fuete cuando bendijo a los Zíngaros con una magia tan poderosa? _ Le sonrió a Dika para luego concentrarse en Una._ Y después están los Fuath, espero que algún día descubran su verdadero origen.

Finalmente el hombre se plantó frente a Lugh, le dio una mirada fría y cortante pero el joven le sostuvo la mirada valientemente a pesar de lo imponente que parecía aquel misterioso hombre.




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