Los Hijos de Anac y las Marcas Sagradas

Capitulo 25

La primera impresión de Arif al llegar a las ciudades fue de desesperante tristeza, todo era oscuridad, niebla, frio viento que arrastraba basura por el suelo, las paredes de los grandes edificios parecían sombrías y desconsoladamente abandonados. Aquel paisaje no era ni remotamente parecido a lo que solían ser las grandes ciudades llenas de luz, de personas alegres caminando por las calles, de incesante ruido de música, voces, risas, y miles de otros sonidos, aquello era desolado, silencioso y en extremo amargo.

_ Es horrible ¿Verdad? _ Le dijo Nael colocándose a su lado.

Los dos hijos de Anac observaban la ciudad desde lo alto de un gran edificio, a donde quiera que dirigieran su atención era exactamente lo mismo, oscuridad, sombras, niebla y lamentos. Las criaturas de la oscuridad se habían apoderado de los hijos de Adán convirtiéndolos en monstruos sin alma y sedientos de sangre.

_ Crees que queden personas con vida._ Menciono Arif sin apartar la vista del callejón a tres calles de donde se encontraban.

_ Espero que sí._ Nael no quería perder la esperanza, para ellos aquellas personas debían vivir, sus almas merecían ser salvadas y sus vidas eran preciosas aunque a veces ellos no se dieran cuenta de ello._ Me niego a pensar que hemos llegado tarde.

_ Nunca es tarde muchachos._ Tristán se situó en medio de ellos tomándolos por los hombros._ Los sobrevivientes permanecen ocultos y con miedo, están rezando para que alguien los salve y esa es la razón por la que nosotros estamos aquí.

Tristán conocía mejor que nadie como pensaban los hijos de Adán y por eso estaba completamente seguro que en épocas de crisis despertaba en ellos un instinto de supervivencia, al verse en peligro ellos harían todo por mantener a salvo a los suyos y se mantendrían de pie hasta que algo o alguien les dieran una luz de esperanza.

Un grito resonó por toda la ciudad, fue un grito desgarrador y de mucho dolor, los tres dirigieron su mirada al callejón que Arif había estado prestando atención hacia tan solo pocos minutos. Con dificultan distinguieron la silueta de una mujer entre las sombras y parecía estar siendo atacada por tres personas más. Tristán vio de Nael a Arif y los tres se dejaron caer al mismo tiempo desde la azotea del gran edificio. Su trabajo comenzaba ahora mismo.

***

Alanis sentía como el miedo se expandía por todo su cuerpo y se combinaba con el intenso dolor de su pierna herida. Ella solo quería conseguir algo de comida para sus pequeños hermanos y arriesgo su vida solo por conseguir algo para llenar sus pequeños estómagos, tenían días sin probar bocado y necesitaban comer aunque fuese solo un trozo de pan de lo contrario enfermarían y morirían pronto.

Había conseguido lo suficiente para alimentar a sus hermanos al menos por tres días pero en el momento en que se disponía a regresar a su escondite fue sorprendida por tres seres sin alma y la acorralaron en aquel oscuro y mal oliente callejón. Trato de luchar contra ellos pero una de las horribles criaturas la retuvo por una pierna causándole una gran herida en el muslo derecho, estaba indefensa sin poder moverse, el dolor era insoportable y perdía mucha sangre. Levanto la mirada hacia las oscuras criaturas y oro al cielo por un milagro, sus hermanos la necesitaban y ella los necesitaba a ellos.

Los Dearg-Due se cernieron sobre ella, entonces Alanis cerró los ojos con fuerza, si esa iba a ser su muerte entonces se negaba a que lo último que vieran sus ojos fuera la mirada de esos demonios sin alma.

La flecha de Tristán atravesó a uno de los Dearg-Due, la criatura dejo escapar un grito gutural y profundo, mientras tanto Nael atravesaba a otro con su espada y Arif atravesaba el corazón del último. Cuando las tres criaturas estuvieron sobre el suelo sin vida Arif se acercó a la joven que aún permanecía en el suelo en posición fetal y con los ojos fuertemente apretados. Al agacharse a su lado noto que era joven, quizás de su misma edad, Arif la toco en el brazo y ella salto de inmediato alejándose de él.

_ Tranquila, no te lastimare, estoy aquí para ayudar.

La voz de Arif era suave y tranquilizadora, poco a poco Alanis fue abriendo sus ojos y aún más lentamente subió su rostro para encarar al dueño de aquella voz. Tenía el cabello negro revuelto y rizado en las puntas, a pesar de estar agachado ella noto que era alto y fuerte, tenía los ojos azules más intensos que jamás había visto. Algo en aquel misterioso hombre le inspiro seguridad así que se relajó y acepto la mano que le tendía para ayudarla a levantarse.

_ Mi nombre es Arif._ Le dijo mientras la ayudaba a ponerse de pie._ Apóyate en mí, tenemos que curar esa herida pronto.

Alanis no podía aparatar la mirada de su misterioso salvador ¿De dónde había salido? ¿Quién era? Esas fueron las preguntas que comenzaron a dar vueltas en su cabeza.




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