Los Hijos de Anac y las Marcas Sagradas

capitulo 31

El padre Jorge no sentía miedo, él sabía que tarde o temprano irían por él. Los estaba esperando cuando escucho el aviso del ataque dentro del castillo. No le temía a Metatron, a sus demonios y mucho menos a ningún hijo de Caín, conocía el futuro y el desenlace de aquella batalla milenaria, estaba seguro de cuál sería su misión y la cumpliría a cabalidad como lo había dispuesto el cielo.

_ ¿A caso no sientes miedo?

El santo ni siquiera se inmuto, se mantuvo firme en medio de la gran habitación oscura. Conocía al dueño de aquella melodiosa voz. Alguna vez fue querido por la dulzura y encanto de sus palabras pero ahora solo se sentían como veneno que corrompía el alma.

_ Jamás te tendré miedo._ Le respondió con tranquilidad y seguridad.

_ Claro_ Metatron salió de la oscuridad mostrando su hermoso rostro al padre Jorge._ ¿Cómo un Santo habría de tenerme miedo? No es que yo le hubiese puesto fin a todos los de tu raza.

El padre Jorge sintió la punzada del dolor que le traía aquel recuerdo, no es que lo pudiese evitar. Fuera como fuera siempre seria doloroso recordar a todos los que murieron en nombre del amor de Metatron ¿Pero acaso no había sido su culpa? Ellos fallaron en aquella ocasión y solo su sangre podía lavar la culpa de su gente.

_ Nunca debiste sobrevivir._ Metatron hizo una mueca de disgusto._ Aquel día debí matarte con mis propias manos, aunque debo reconocer que finalmente me serás de utilidad.

_ No estoy aquí para interferir en tu destino.

Metatron lo miro con odio.

_ ¿Te lo dijo la Fuente? Porque déjame decirte algo, nunca ha intervenido en esta guerra, nunca nada le ha importado más que sus preciados hijos de Adán._ La rabia y el odio destilaban en cada palabra que salió de la boca de Metatron._ No le importo la muerte de tu gente, tampoco desterrar a sus hermosos Arcángeles, no le importa si sus valientes guerreros mueren. Solo quiere que cumplamos.

_ En verdad lamento haberle fallado.

_ ¡No tienes ningún derecho! _ Le grito con gran cólera.

Los ojos de Metatron brillaban con tanta intensidad que podían penetrarte como una daga, no soportaba que nadie que no fuera él la mencionara. Su recuerdo era sagrado, lo único además de sus hijos que verdaderamente le importaba.

_ Ella quería …

_ ¡Cállate!

Metatron dio media vuelta y se marchó dejando al padre Jorge solo en medio de la oscuridad. Muchas veces después de que ella fuera herida deseo encontrarle y matarle lenta y dolorosamente pero sus planes para llevar a cabo el ritual se lo impedían, era el único descendiente que quedaba de la séptima ciudad.

El Santo no pudo evitar sonreír en cuanto Metatron le dio la espalda, aunque aquel Arcángel se esforzara por odiarlo y fingir aversión por toda la humanidad para él todo era muy claro. Conocía la verdad, sus reales intenciones y su misión. Sabía de sobra que Metatron no era lo que les habían hecho creer.




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