Los Hijos de Anac y las Marcas Sagradas

Capitulo 32

Llevaban una hora caminando por los túneles subterráneos de la ciudad siguiendo con sumo cuidado las indicaciones que Alanis les daba mientras era cargada por Arif. En varias ocasiones insistió en que podía moverse sola pero él no se lo permito, prefería cargarla y así asegurarse de que no escaparía de ellos.

_ Es aquí._ Dijo Alanis mientras todos se detenían frente a una gran puerta de metal._ Me podrías bajar, necesito hacer esto sola.

Arif la bajo a regañadientes, se había acostumbrado a tenerla entre sus brazos y al dulce aroma de su cabello, ponerla en el suelo y dejarla ir se sentía como quedar desnudo en medio de las enormes calles de la ciudad.

La jovencita camino cojeando hasta la puerta, se apoyó en ella como intentando recobrar la fuerza y después de unos minutos comenzó a dar pequeños golpecitos en la puerta, al poco tiempo se escuchó una secuencia similar desde el otro lado.

_ La puerta solo se abre por dentro, así que tenemos esta clave para que cuando yo no este nadie pueda llegar hasta ellos.

_ Muy inteligente._ Comento Tristán.

_ Eso es muy de un Jӓger._ Agrego Nael con una sonrisa mirando a Tristán que no podía ocultar su orgullo.

Alanis volvió a dar golpecitos en la puerta y antes de que terminara la puerta se abrió dejando al descubierto a dos niños, gemelos para ser más exactos, con el cabello rojo como el fuego y rizos que caían sobre su frente, ojos verdes como los de Alanis y sonrisas traviesas.

Los ojos de los niños ignoraron a los nuevos visitantes y se centraron en la pierna sangrante de su hermana, los dos soltaron un grito de preocupación y ambos corrieron a su hermana tomándola por los brazos y ayudándola a entrar a su refugio. Los demás siguieron a los niños y cerraron la puerta asegurándola como correspondía, mientras que los niños ayudaban a su hermana a sentarse, luego comenzaron a moverse por todo el lugar recogiendo agua limpia, toallas y un botiquín. Con una gran agilidad limpiaron la herida de su hermana, le dieron medicamento para el dolor y vendaron su pierna como verdaderos expertos.

Tristán los observaba con gran fascinación, desde el primer segundo en que los vio noto que los gemelos también tenían la marca de los cazadores en la muñeca derecha y estaba sorprendido en como esos tres chiquillos estaban desarrollando sus habilidades e instintos de Jӓger por si solos.

_ Necesitaras más medicamento._ Dijo uno de los chicos. _Y también decirnos quienes son ellos.

Ahora los dos gemelos tenían toda su atención puesta en los tres hombres que los miraban con tranquilidad.

_ Me salvaron y me han ayudado a volver aquí._ Les respondió Alanis a sus hermanos. Señalo a Tristán con un pequeño gesto de la cabeza._ Él conocía a nuestra madre.

Al escuchar eso los gemelos se levantaron con mucha rapidez y se acercaron a Tristán tomándolo por las manos, les emocionaba encontrar a alguien que fuera cercano a su querida madre.

_ ¿Es usted familia de nuestra madre?

_ ¿A caso es nuestro tío?

Comenzaron a preguntar los gemelos con gran emoción.

_ Él no es su tío._ Les aseguro Alanis con una mueca de amargura en el rostro._ Seguimos siendo solo nosotros.

Esa amargura y tristeza le disgusto muchísimo a Tristán, era cierto que no era su familia por sangre pero si porque su corazón se lo mandaba. Tristán se agacho para poder estar más a la altura de los dos muchachitos, coloco su mano sobre sus cabezas y alboroto sus rebeldes rizos rojizos.

_ La familia es mucho más que lazos de sangre, y para mi ustedes son mi familia._ Los gemelos sonrieron._ Así que si quieren que yo sea su tío, entonces lo seré.

Los gemelos se lanzaron al cuello del líder de los Jӓger abrazándole con todas sus fuerzas, el sentirse amparados por alguien los hacía sentirse menos solos y abandonados, les daba la esperanza de que todo mejoraría pronto para ellos y para todos los demás.

Tristán miro a Alanis sobre los hombros de los gemelos que lo apretaban con todo lo que tenían, le dolía la mirada desolada y desesperanzadora de lo jovencita pero más le dolía pensar que ella nunca sanaría la herida de ver a su madre matar a su padre.

_ Mi nombre es Artai._ Dijo uno de los gemelos apartándose de Tristán y mirando a Arif y a Nael.

_ Yo soy Gibran._ Le siguió el otro.

_ Nosotros somos Arif y Nael.

Los gemelos les dieron una gran sonrisa y volvieron a colgarse del cuello de su nuevo tío.

_ Vamos pequeños diablillos déjenlo en paz._ Les regaño su hermana._ No lo dejan respirar.




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