Los Hijos de Anac y las Marcas Sagradas

capitulo 33

En un tiempo muy remoto los Zíngaros habían ocupado las tierras profundas de los bosque de Levitan, sin embargo, nunca se encontró ningún asentamiento relacionado con ellos. Simplemente era como si ellos no hubiesen estado ahí jamás. Ahora, mientras sus ojos se amoldaban a la oscuridad Kayden comprendía la verdadera razón de no haber encontrado nunca rastros de su paso por aquellos bosques.

Podía distinguir a su alrededor las pruebas genuinas de una gran ciudad subterránea, túneles, galerías, paredes salpicadas de cuevas que en algún tiempo sirvieron como casas. Todo perfectamente diseñado entre las gruesas paredes de piedra, todo se mantenía intacto como si los años no pasaran por aquella mística ciudad.

_ Asombroso.

Kayden y Clío caminaron entre los túneles admirando la arquitectura de aquella ciudad perdida, maravillados por el ingenio de aquellas personas para protegerse del mundo y de todos los que una vez les persiguieron dentro de los bosques.

_ Esto es increíble._ Susurro Clío.

_ Tenemos que encontrar una salida._ De pronto la realidad volvía a Kayden recordándole que no podía perder el tiempo admirando sus alrededores._ Necesito encontrar a los demás y asegurarme de que estén bien.

Clío se detuvo, cruzo los brazos sobre su pecho y enarco una ceja. _ La única persona que realmente te preocupa es tu novia.

_ ¿Qué dices?_ Kayden se giró sobre sus pies y la enfrento._ Esto no es un paseo, una exploración ni nada parecido. Estamos en medio de una guerra y la vida de muchas personas está en riesgo. No puedo simplemente perder el tiempo aquí contigo.

Las duras palabras de Kayden afectaron considerablemente los sentimientos de Clío, se mordió el labio con mucha fuerza para evitar explotar en cólera o en llanto. Se encontraba cansada de que todos a su alrededor la trataran mal, ella no había pedido ser quien era, tampoco pido acompañarlos en su misión. Solo quería estar junto a su hermano y ayudarlo, ahora ni siquiera eso tenía.

_ ¡Eres un idiota!_ Le grito. Acorto la distancia entre ellos y empujo su mano contra su pecho._ Yo no pedí nacer, tampoco que me arrastraras a esta estúpida misión pero igual te voy a evitar el trabajo de encontrar a la vieja bruja, aunque existiera una manera de destruir la piedra jamás la encontraran ¡Jamás!

_ ¿Qué?_ Kayden no terminaba de dar crédito a lo que escuchaba.

_ Lo que escuchaste. No van a encontrar la estúpida piedra._ Entonces los ojos de Clío se llenaron de un brillo perturbador._ ¿Sabes? Te voy a ayudar más. Yo sé dónde está la piedra._ Clío dio dos pasos hacia atrás, llevo sus manos al borde de su camiseta y se la saco por encima de la cabeza, luego señalo una pequeña cicatriz sobre su pecho, justo donde su corazón latía._ Aquí está la piedra de E.din, enterrada en mi corazón.

Un escalofrió recorrió a Kayden mientras el terror se instalaba en su pecho ¿Cómo podía ser eso posible?

_ Ahora que lo sabes puedes matarme, abrir mi pecho y sacarme la maldita piedra._ Las manos de Kayden comenzaron a temblar._ Créeme, me harías un favor. Estoy cansada de todo esto, yo no pedí nacer, nunca he querido ser parte de esta guerra sin sentido. _ Clío comenzó a llorar._ Lo único que realmente deseaba con todas mis fuerza era escapar con mi hermano a cualquier parte en donde esta guerra no nos pudiese encontrar y tener una vida normal, libre de toda esta angustia. Pero eso jamás sucederá, al menos no en esta vida, porque no importa a donde vayamos, siempre nos encontrara. Talvez, si muriera, al fin seria libre.

Sin darse cuenta Kayden había comenzado a llorar en silencio, cada palabra de Clío se le incrustaba en el corazón dolorosamente ¿Qué les estaba haciendo esta guerra? ¿Por qué debían soportar tanto dolor cuando ninguno de ellos había tenido parte en esa contienda?

Clío se dejó caer de rodillas en el suelo, sus manos apoyadas contra la tierra mientras las lágrimas caían como ríos. Nunca antes había dejado escapar sus pensamientos, ni siquiera con Niall. Pero dolía tanto cargar con todo aquello sin poder expresarlo, dejarlo salir al fin le daba un pequeño respiro de alivio aunque no cambiara nada; más bien, todo empeoraba más.

Los brazos de Kayden la envolvieron con muchísimo cuidado, la sostuvo contra su cuerpo como si ella fuera la cosa más preciada y delicada que poseía. Beso la cima de su cabeza varias veces consolándola mientras ella lloraba.

_ No te atrevas a decirle a nadie lo que me has confesado._ Le murmuro Kayden después de un rato_ Nadie puede saber que tú tienes la piedra enterrada en tu pecho.

_ ¿Por qué? eso es lo que están buscando, necesitan destruir la piedra.




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