Los Hijos de Anac y las Marcas Sagradas

capitulo 34

Los pasos de Maeve eran largos, seguros y firmes; nunca antes había dejado de dar la cara por su pueblo, tampoco se había ocultado jamás ante los problemas y mucho menos ante la deshonra de sus antiguas elecciones. Muchos años atrás sus ancestros juraron lealtad al cielo y él siempre había respetado eso como si fuese una ley, en aquel entonces solo era un niño pero conocía lo que su magia les provocaba, honraba la renuncia de su magia como la única salvación del espíritu de su pueblo.

Ahora su corazón se encontraba apesadumbrado por la traición de su hija, no tenía duda de que ella había actuado adrede y eso le causaba un gran dolor; sin embargo, eso no lo podía detener para hacer lo que correspondía, lo correcto. Encontró a Mikael reunido con los demás Arcángeles en la gran biblioteca, en cuanto ellos lo vieran sabrían que era un traidor pues podía sentir como el veneno corría con fuerza por sus venas y eso jamás podría ser ignorado por un Arcángel. 

Entro con la cabeza en alto pero con la decepción en los ojos, los Arcángeles lo miraron en cuanto cruzó la puerta y de inmediato sintieron la magia oscura emanando desde su interior. Chamuel se levantó de su lugar precipitadamente, llevo su mano directo a la empuñadura de su espada pero Gabriel lo detuvo colocándole la mano en el hombro.

_ No debemos hacernos falsas ideas sin antes haberle escuchado._ Le murmuro Gabriel con muchísima calma.

Maeve se sintió avergonzado y todos pudieron notarlo, el pobre hombre bajo la cabeza sin poder conseguir el suficiente valor para darles la cara y explicarles lo sucedido.

_ ¿Qué ha pasado querido amigo?_ Le dijo Mikael acercándosele, coloco sus manos sobre sus hombros y le abrazo._ Cuéntanos porque te encuentras tan afligido._ Mikael lo guio para que se sentara entre ellos.

_ No merezco estar entre ustedes._ Dijo con gran pena Maeve._ Solo soy un traidor.

_ Un hombre que ha sido fiel al cielo durante años y que ha tenido la capacidad para guiar a su pueblo con sabiduría no podría ser un traidor. _ Maeve levanto su rostro para poder mirar a Zadquiel, podía ver la sinceridad de sus palabras pero él no se sentía merecedor de ese gesto._ Ven, siéntate con nosotros.

Finalmente Maeve accedió a sentarse con ellos.

_ ¿Qué ha sucedido, Maeve?_ Pregunto Jophiel.

_ El juramento ha sido roto por mi hija Enid, ella ha liberado la antigua magia oscura en el alma de mi gente. _ Maeve los miro con tristeza._ Les he traicionado.

_ Tú no has hecho nada._ Intervino Raphael._ Tu hija ha tomado una mala decisión, quizás por su juventud e inmadurez pero eso no te convierte en un traidor y menos a tu gente que no sabían lo que ella hacía.

_ ¡Pero es mi hija!_ Comenzó a sollozar._ Sus malas elecciones son mi culpa, mi falta de instrucción la ha llevado a cometer un gran error.

_ Hacemos lo posible por nuestros hijos, los educamos tan bien como podemos._ Uriel miraba fijamente a Maeve._ Pero al final son ellos los dueños de sus decisiones y tanto como nos guste o no, eso no tiene nada que ver con nosotros. No te castigues amigo mío.

Maeve se sentía agradecido por las palabras comprensivas de los Arcángeles pero eso aún no aliviaba su culpa, eso solo podría ser arreglado hasta que lo correcto se llevara a cabo y su juramento fuera restablecido.

_ Restableceré el juramento._ Aseguro Maeve con firmeza._ Se hará lo necesario.

Mikael miro a Gabriel que permanecía a su lado en silencio.

_ ¿Podrás hacerlo Maeve?_ Lo cuestiono Gabriel._ Estas seguro de ser capaz de sacrificar a tu única hija.

El corazón de Maeve se apretó, era absurdo pensar en que un padre pudiese tener las agallas para matar a su propia hija, a la única familia que tenía, pero existían muchas cosas importantes en juego. Su magia era veneno y si no se sellaba cuanto antes los resultados serían catastróficos para los suyos. No, Maeve no tenía el corazón ni el valor de sacrificar a su hija pero lo haría por un bien mayor.

_ Esa oscuridad podría acabar con ellos._ Cometo Chamuel con tono abatido._  Es un veneno que se extiende por sus cuerpos, cuando llega a su corazón se apodera de ellos consumiéndolos y arrastrándolos a la oscuridad y a la maldad. Quizás si encuentras a tu hija antes de que esa oscuridad llegue a su corazón puedas convencerla para restablecer el juramento.

_ No tienes que perderla._ Agrego Zadquiel._ Ella esta con Lugh y quizás él la pueda ayudar, estoy seguro de que hará lo posible por ella.

Maeve suspiro profundamente, quería ser igual de optimista que sus viejos amigos pero la verdad es que conocía muy bien a su hija. Probablemente aquella oscuridad siempre estuvo en su corazón, oculta y esperando para mostrarse. No importaba cuanto pudiese hacer Lugh o cualquier otro por ella, su hija no cambiaría su pensamiento, seguiría adelante  con lo que fuese que se había propuesto y arrastraría a todos con ella hasta el fondo.




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