Los Hijos de Anac y las Marcas Sagradas

capitulo 37

_ ¿Qué haremos?

Esa simple pregunta tenía a Tristán en un gran dilema. Su misión consistía en mantener seguros a los hijos de Adán de todos aquellos que se hubiesen convertido en criaturas de la oscuridad, pero la ciudad estaba perdida. Todo era oscuridad y desolación, los Dearg-due se habían apoderado de todo, los pocos hijos de Adán que quedaban fueron encontrados por los Jӓger quienes los llevaron al refugio y se encargaban de mantenerlos a salvo y lejos del peligro.

_ ¿Cuántos son? _ Le pregunto Tristán a Nael.

El joven tomo una larga respiración antes de responderle.

_ Son 200 personas, entre adultos y niños.

Muchos se habían convertido en criaturas sobrenaturales, peligrosas y sin alma. Combatirlas sería inútil en ese momento ya que ellos no eran suficientes para llevar a cabo tal trabajo. El corazón se le apretaba a Tristán con solo pensar que esas personas no tenían ninguna posibilidad, ya no existían oportunidades para ellos, su única salida era morir y eso le causaba una gran pena al líder de los Jӓger. Pensaba que quizás si hubiesen llegado antes habrían podido hacer algo, talvez el resultado ahora sería diferente.

_ Tristán_ Nael llamo su atención._ Tienes que decidir qué haremos.

Tristán se giró hacia el joven hijo de Anac y mirándolo directo a los ojos le dijo lo único que podían hacer.

_ Regresaremos a la isla, dejaremos a un grupo de Jӓger para que se encarguen de mantener a salvo a los hijos de Adán mientras nosotros regresamos con refuerzos._ La mirada de Tristán se tiño con pena._ Tendremos que limpiar la ciudad.

Nael se quedó inmóvil mientras Tristán pasaba a su lado, temía que esa fuera la decisión del líder del clan de los Jӓger, aunque en su interior él ya lo veía venir. Las ciudades estaban sumidas en tinieblas, ellos no conocían ninguna cura que librara a los humanos de aquella maldición.

Levanto el rostro hacia el cielo y miro la única estrella que brillaba entre las oscuras nubes, pensó en Jovanka y en lo mucho que la extrañaba. Cerro los ojos y pidió al cielo para que ella estuviera bien, para volver a verla y poderle decir que jamás la dejaría ir sola a ninguna parte. Al abrir los ojos una sonrisa se escapó de sus labios, pensar en ella siempre tenía ese efecto en él. La chica era complicada pero él podía ver a través de su alma y amaba cada espina del difícil carácter de Jovanka.

 

 

 

***

_ Preparen todo, nos vamos._ Le dijo Tristán a Arif que se encontraba sentado con Alanis y los gemelos en una esquina aparatados de los demás.

Arif se levantó de su lugar y miro fijamente a Tristán, al entender que estaba completamente seguro de lo que ordenaba se giró hacia Alanis y sus hermanos.

_ Vengan, les ayudare a prepararse._ Extendió sus manos hacia los gemelos.

Los niños entendían bien poco de lo que sucedía así que al escuchar a Tristán decir aquello saltaron sobre sus pies llenos de preocupación y se aferraron a las piernas del Jӓger.

_ ¡No queremos que nos dejes! _ Chillaron los gemelos a un mismo tiempo.

Tristán se agacho para estar a la altura de los dos jovencitos, coloco la mano sobre sus cabezas y alboroto sus rebeldes rizos color fuego.

_ No los voy a dejar, ustedes vienen conmigo._ Luego les hizo una señal hacia el hijo de Anac._ Arif los ayudara a prepararse.

_ ¿Qué pasara con los demás?_ Se apresuró a preguntar Alanis._ También vendrán con nosotros.

Tristán negó.

_ Pero…

_ Estarán bien, Alanis, un grupo de mis hombres se quedara con ellos para asegurarse de ello._ Ambos se miraron.

_ Pero ¿Por qué ellos no pueden venir con nosotros?

Tristán se sentó al lado de la chica.

_ Tú y tus hermanos son de los nuestros, son Jӓger, pero no podemos llevar a los hijos de Adán a nuestro hogar; eso pondría en peligro nuestra misión y a todos los clanes.

_ Alanis, pronto comprenderás todo, solo confía en Tristán._ Alanis poso sus ojos en Arif, luego asintió aceptando lo que le pedían.

***

Alanis no apartaba la mirada de sus dos pequeños hermanos, eran toda la familia que le quedaba y la única razón por la cual seguir luchando. Después de la muerte de sus padres se juró que no permitiría que nada les sucediera, lucharía con toda su fuerza para mantenerlos con vida y lejos del peligro. Pero ahora, no estaba asegura de si hacia lo correcto.




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