Con las galimatías que envolvieron a Mikael y sus hijos todos decidieron darles un momento en privado a los Arcángeles, y el espacio para que los Clanes se reunieran y decidieran que harían a partir de ese momento. El primero en buscar con desesperación a su padre fue Kilian, en el instante que sus miradas se encontraron corrió hacia él. Su padre le abrazo emocionado por volver a verle, nunca antes habían estado separados tanto tiempo.
_ Me alegra que estés bien._ Tristán palmeo la espalda de su hijo con alegría._ Te extrañe.
_ Yo también.
Kilian miro sobre el hombro de su padre buscando descorazonadamente a su prometida, y fue entonces cuando noto el par de ojos verdes que lo miraban con curiosidad. La observo sobre el hombro de su padre tratando de adivinar quién era y de donde había salido. En un principio pensó que quizás era de otro clan pero esa idea desapareció en cuanto descubrió la marca de los Jӓger en su muñeca.
_ Ella es Alanis._ Les presento su padre._ Más tarde conocerás a sus pequeños hermanos.
Kilian le sonrió sin terminar de comprender de donde había salido y por qué ahora estaba al lado de su padre.
_ Soy Kilian._ Le tendió la mano y ella tímidamente la acepto.
La extraña corriente eléctrica que ambos sintieron en ese momento fue inexplicable. Kilian volvió a sonreírle para restarle importancia a lo que les había sucedido. Quería alejarse de ella y al mismo tiempo estaba ansioso por saber más acerca de su historia, la joven había despertado un sentimiento muy extraño en él y quería saber porque.
Pero aquello duro muy poco, las puertas del gran salón se volvieron a abrir. Kilian se giró para ver como Lugh entraba al lado de Quinn, Una, Dika y Arwen. En el preciso momento en que sus ojos se encontraron con los de su prometida todo a su alrededor desapareció, olvido completamente a la misteriosa chica que su padre había traído consigo de las ciudades, olvido el sentimiento que despertó en él. Nada importaba, lo único que tenía sentido para él era llegar hasta su amada y estrecharla entre sus brazos.
Sin permitirse un segundo de duda, corrió hacia ella. Había pasado mucho tiempo lejos y no pensaba perder un segundo más. Cuando Kilian estuvo a dos pasos se detuvo, ambos se miraron fijamente, sonrieron, y Arwen salto a sus brazos. Kilian hundió el rostro entre su cabello aspirando su aroma, ese que tanto extraño y que temió nunca volver a percibir.
Permanecieron abrazados unos momentos, después Kilian se apartó solo unos centímetros para poder tomar el rostro de Arwen entre sus manos.
_ He estado muerto desde que te apartaron de mí._ Le declaró Kilian._ Y solo ahora teniéndote entre mis brazos puedo volver a vivir.
_ Te amo._ Articulo Arwen para que solo él lo escuchara.
Kilian sonrió y cubrió sus labios con los suyos. Le importo muy poco que los estuvieran observando porque lo único que realmente deseaba en esos momentos era saborear la miel de los labios de su prometida. Su vida fue miserable y oscura desde el segundo en que la perdió por eso mientras la besaba se prometió a si mismo que jamás la volvería a perder.
***
En la distancia Alanis los observaba, no comprendía porque su corazón se apretaba con tanto dolor en su pecho. Era absurdo que la afectara aquella escena tan romántica, pero lo hacía, incluso la incomodaba. Se sentía extraña alrededor de toda aquella gente pero en cuanto Kilian había aparecido una seguridad la cobijo, en sus ojos percibió que si él estaba cerca todo estaría bien para ella.
Después todo se vino abajo.
Quería salir de ahí y correr muy lejos, quería dejar de sentir esa presión sobre su pecho, pero sobre todo quería no sentir antipatía hacia Arwen. Una mano cubrió la suya de pronto, giro su rostro y descubrió que se trataba de Arif. La reconforto su sonría, su mirada tranquila y esperanzadora, poco a poco el nudo en su corazón se fue deshaciendo y fue olvidando lo que al principio la había estado incomodando. Algo en Arif la calmaba y le aportaba confianza en que todo finalmente marcharía bien, él era especial y a su lado ella se sentía de la misma manera.
***
_ Necesito hablar contigo.
Raziel no se movió de su lugar, continuo mirando fijamente a los ojos azules de Caeli. Ella era exactamente a su madre, cada línea de su rostro, sus ojos, su carácter y esa fuerte convicción de siempre hacer lo que se propone era sin duda de Danna.
_ Lo sé._ le dijo mientras se acercaba a ella._ ¿Estas lista?
Ella asintió.
_ ¿Estas segura de lo que piensas hacer?