Si me tuvieran que describir todos dirían lo mismo, que soy una chica de carácter difícil, que me he vuelto oscura, y que cada vez me he vuelto más grosera, en cierta forma era verdad pero tampoco tanto, la razón principal para que me comportara de la forma que lo hacía era por la simple razón que en mi familia, ni en ningún lugar al que iba me sentía verdaderamente yo misma, sentía que me escondía de todo el mundo y a pesar de que me vistiera y maquillara de forma distinta esa no era mi verdadera identidad, todas las personas están destinadas hacer cosas extraordinarias y yo sé que estaba destinada hacer algo genial pero aún no sabía que era y por esa razón también quería encontrar tanto a Miranda ya que ella podía ser la respuesta a todas mis dudas.
– ¿Cómo te permiten ir así al colegio? – mi hermano David había llegado el día anterior después de haber desaparecido por varias semanas, la verdad a mí no me interesaba nada que él viniera a la casa solo cuando le convenía, pero mientras el resto le siguiera aceptando como si nada pasara yo no podía hacer nada al respecto más que solo mirarlo con desprecio y odio – toda maquillada de negro, pareces una verdadero emo, enserio hermanita deberías cambiar ya que así jamás conseguirás amigos.
– Eso a ti no te incumbe – le dije bruscamente mientras me seguía maquillando, no me importaba hacer amigos ya que estos siempre me terminaban defraudando, mejor es quedarse solo para que las personas no tengan el poder de destruirte de ninguna manera, no podía permitirme que nadie entrara en lo más profundo de mi alma.
– ¡Uy! Que anda pesada la niña, ahora ya sé porque no tienes amigos y yo creía que solo era por tu forma de vestir y maquillar, pero ya veo que no es por eso, si sigue así y terminaras sola hermanita – dijo, lo cual me molesto bastante – antes no eras así, eras más alegre – comento al final para luego salir del baño.
Siempre que le hablaba de esa forma a mi hermano me decía lo mismo, que él ya sabía las razones por las cuales yo no tenía amigos y siempre estaba sola, al principio me afectaban mucho sus comentarios pero ahora ya no más, y por como él veía que no me afectaban más las cosas que me decía de mí, me empezaba a molestar por mi maquillaje que era totalmente negro, claro me delineaba los ojos de negro mis parpados los ponía negros aunque solo de vez en cuando, y mis labios también negros, mi pelo me llega hasta la cintura y es de color natural negro el cual siempre lo llevo totalmente suelto; mi pelo al ser tan largo me tiro la partidura hacia un lado para que me tape la mitad de la cara y nadie me mire, así por lo menos yo creo que pasó desapercibida para el resto de la gente.
Todo el día en la escuela estuve pensando en Miranda y el chico con el que había hablado cuando estaba buscando más información de Miranda, algo dentro de mí me decía que tenía que buscarlos lo más pronto posible y era verdad, ya no podía esperar hasta el fin de semana para seguir buscando respuestas así que en mi tercera clase le pedí al profesor si podía salir ya que supuestamente me sentía muy mal, fui hacia la enfermería y dije a la persona encargada de esta que tenía muchas ganas de vomitar y que me sentía muy mal, el colegio llamo a mi madre pero ella dijo que yo no me había sentido mal en la mañana y aparte no quedaba mucho para que yo saliera del colegio así que mejor que esperara la hora de la salida he irme a la casa cuando me tocara irme, el colegio después de lo que dijo mi mamá claramente no me dejo salir he irme a casa así que me tuve que quedar y esperar a que terminará todas las clases para poder salir. Después de otras varias horas ya había salido de ese horrible lugar, pero salí tan tarde que no tendría tiempo de ir a la capital para buscar las respuestas que tanto esperaba encontrar, así que ideé un plan para faltar al colegio el día siguiente y así poder ir a la capital, claro tendría que faltar un día entero al colegio, pero eso era mejor que estar hay.
Apenas dormí en toda la noche pensando en todas las cosas que pasarían si aprendiera a dominar esas habilidades, mi mente estaba volando muy alto y no podía de la emoción que sentía, tenía muchas ganas de poder aprender algo nuevo como las psicoquinesis. Al día siguiente me vestí con mi uniforme del colegio claramente para que mi familia no sospechara nada, pero para mí plan de escabullirme hacia la capital metí en la mochila unas calzas, una polera de mangas 3\4 y unas zapatillas que era muy común que las usara; metí todo en la mochila tratando que pasara lo más desapercibido posible para no llamar la atención de mi mamá y de nadie más; para ir al colegio nos llevaba el papá de mis primas aunque no tuviera nada más que hacer, aunque nos dejaba a unas cuadras antes de llegar ya que esa calle era muy transitado, él nos dejaba ahí para que no se le fuera tan difícil ir luego a dejar a mi prima más pequeña, Yael y como mi prima esperaba a sus amigas yo siempre me iba sola al colegio ignorando a todo el mundo, como lo estado haciendo los últimos años.
Baje del auto despidiéndome como normalmente lo hacía cada mañana y camine unas cuadras derecho hacía el colegio hasta que me desvíe hacia la derecha, seguí caminando y volví a doblar, camine varias cuadras más hasta que pare y me metí en un pequeño pasaje a donde no llevaba a ningún lugar en específico, el lugar estaba oscuro y sucio por lo cual lo único que quería era salir de ahí lo más pronto posible así que saqué todo rápido de la mochila y me empecé a cambiar de ropa, una vez que termine de cambiarme metí mi uniforme a la mochila junto con los zapatos luego tome la mochila y me volví por donde había llegado, doble unas cuadras hasta que llegue al terminal de buses y me subí a uno hacia la capital. Cuando llegué a esta me fui directo hacia dónde había estado con el chico que conocía a Miranda, claro que iba con mucho miedo ya que sabía que ese lugar era conocido por ser un lugar peligroso y aparte nunca ando por esos lugares ya que simplemente soy una adolescente. Camine hasta que llegue a dónde había visto al chico antes de salir de ese lugar, me quede hay un momento porque no sabía para donde tenía que ir pero al final me decidí por seguir caminando derecho unas cuantas cuadras y después doble a la izquierda, pero cuando doble a la izquierda no seguí avanzando porque había alguien a la vuelta de la esquina; era un hombre mayor de tal vez sus 50 años que esta con ropa muy desgastada y sucia, el me miraba con una cara extraña que no lograba descifrar, yo a pesar de estar con mucho miedo mi cuerpo no lo demostraba ya que mi cuerpo estaba como si estuviera segura de todo lo que hacía, cosa que había aprendido hacer desde que papá se fue, no dejaba que mis sentimientos salieran a la luz.