Los Levitantes

Capítulo 3

Morosov se veía sorprendido por mi arrebato de ira y la verdad es que yo también lo estaba, es difícil que yo me altere de esa manera, aunque últimamente se ha hecho más habitual que antes, siempre trato de estar tranquila pero no siempre lo logro y en este caso claramente no lo logre.

– No me grites – dijo tratando de poder volver a tomar el control de la conversación.

– Y usted no trate mal a mi hermana – dije aún molesta – no tiene derecho hablar de ella.

– A ti que no se te olvide quien soy yo por que te puedes arrepentir de decirme todo esto – dijo cambiando su cara de asombro por una de enojo.

– ¿Me está amenazando? – dije sin creer lo que me acaba de decir.

– Claro – dijo acercándose más mientras me trataba de intimidar por su altura – por mi ya los hubiera sacado de aquí a ti y a tu grupito de niños malcriados.

– Primero – dije tratando de sonar lo más sería y verme segura de mis palabras – no me intimidas Morosov, segundo no somos unos niños malcriados por que ni siquiera tenemos los lujos que muchos niños tienen y ni siquiera estudiamos o jugamos como otros niños de nuestra edad y tercera ya la mayoría de nosotros no somos niños y me incluyó en esa lista, así que no me amenace por que yo no le tengo miedo – dije con rabia en solo pensar en todo lo que habíamos sufrido solos mi grupo y yo – no porque tenga dinero lo hace poderoso, ¿Este no era un refugió? – le pregunté

– Sí pero...

– Nosotros somos refugiados hasta que Nadezhda y Aleksandra nos pasen nuestro refugio – enfatice en el "nuestro" aunque muy en el fondo sabía que ellas no harían nada ya que nos les importa el bien de los chicos de su refugio – ahora permiso, que tengo cosas que hacer.

– Espero – empezó a decir cuando ya me iba – que pronto se vayan de este lugar así no tendré que alimentar a más personas.

– Parece que a usted solo le importa el dinero que pierde con nosotros – dije dándome vuelta para verlo a la cara.

– ¿Qué estás insinuando? – dijo con el ceño fruncido. 

– Que usted no hace nada, solo se queda viendo como todos nosotros morimos – dije con todo el resentimiento del mundo – usted ni siquiera a hecho lo que salía en el plan que hizo mi prima. de lo contrario si nos estaría ayudando y no escondiéndose detrás de su dinero – el solo me miro para después largarse dejándome sola en mi habitación con Sara la cual aun me miraba sin entender mi repentino cambio, cuando salió de su trance me sonrió y luego se acercó para abrazarme. 

– Me alegro tanto que hayas salido de esa cama, creí que nunca saldrías de hay – se separa y me vuelve a ver con su sonrisa, pero después bajó la mirada al suelo – siento mucho lo que dijo Morosov él no tenía derecho a decirte eso y yo solo me quede callada sin ayudarte.

– No es tu culpa, era un asunto entre él y yo – ella me volvió a ver – vamos quiero ir a entrenar hace una semana que no lo hago – ella volvió a sonreír.

– Te apuesto a que te puedo derrotar en una pelea – dijo muy confiada.

– Acepto tu reto – yo también sonreí al pensar que podía ser una posibilidad pero sabía que ella no me podría derrotar en una pelea ya que siempre fui más fuerte que ella.

Al llegar a las salas de entrenamiento no se encontraba nadie y eso lo agradecí muy en el fondo, ya que a pesar de todo aun no quería hablar ni estar con mucha gente a mi alrededor; empecé a practicar de a poco ya que a se varios días que no hacia nada mas que estar acostada y además no he estado comiendo como se debe lo cual ambas cosas provocaban un tipo de adormecimiento de mis habilidades ya que la poca energía que tenia mi cuerpo la usaba para otras cosas, tuve que ser muy precavida para que mi estado de salud no empeorara tan pronto; trate de crear luces y lugares oscuros, pero mi cabeza dolía cuando lograba un pequeño lugar oscuro o una pequeña luz, sabía que había llegado a mi limite y tenia que hacer algo para mejorar, con la ayuda de Sara fui a comer algo mas que galletas y leche, cuando entramos al casino todos se me quedaron viendo como si fuera un fantasma trate de no tomarle importancia, pero me ponía incomoda que todos me vieran así que para no estar ahí por mucho rato más tome una buena porción de comida y me fui a la habitación casi corriendo y me puse a comer, termine en menos de 5 minutos y solo así me di cuenta de toda la hambre que había acumulado en todos estos días.

– Parece que tenías hambre – me hablo una voz grave, me gire hacia la puerta y me encontré con Zigor mirándome con una sonrisa de satisfacción – Me alegra que vuelvas a ser tú – dijo acercándose y sentándose en la cama de al lado mío – aunque sea un poco.

– Creo que ya era tiempo de levantarse – dije sin mucha convicción, aun no estaba del todo lista para salir de mi habitación o de mi cama, pero ya no podía seguir así, tenía que empezar a cambiar un poco, ser un poco de lo que era antes – y seguir luchando por nuestra libertad.

– Fuiste a entrenar – dijo yo solo asentí  aunque sabía que no era una pregunta – me alegro mucho y supe que te peleaste con Morosov.

– Sara no se puede quedar callada – dije con una pequeña sonrisa. 

–  A ella le encanta hablar de cosas cuando se emociona – dijo provocándome una sonrisa más ancha – vamos a entrenar, lo necesitas y siendo sincero yo también.




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