Los Levitantes

Capítulo 14

Los primeros días fueron un caos, pero pasando los días ya nos íbamos organizando de mejor manera, la verdad tener a casi 200 personas en un lugar que está apto solo para la mitad era todo un desafío, pero en conjunto ya nos íbamos arreglando para que viviéramos lo más tranquilo posible, bueno solo hasta que nos atacaran a nosotros.

Como todos los días estábamos entrenando y a pesar de que el espacio era pequeño todas las personas entrenamos, hasta los de las islas ratas entrenaban junto a nosotros. Zigor también había vuelto a entrenar, pero no hacía mucho esfuerzo para que no se sintiera mal. Yo fui la primera en irme a la habitación la cual estaba llena de personas, me dormí casi de inmediato debido al cansancio haciendo que me adentrará en otro sueño oscuro.

– Yael – dijo una voz que hace tiempo no escuchaba, era Johanna la cual no podía verla debido a la oscuridad tan densa que me rodeaba, pero la escuchaba claramente – ahora es el momento, ahora es momento de luchar, estás haciendo todo bien protegiendo a quien lo necesita en estos momentos, queda mucho camino para que esto termine, pero cuando por fin acabe todos los que fuimos matados podremos descansar – en eso una luz se hizo presente, al principio está me cegó, pero cuando me acostumbré lo suficiente pude ver a miles de personas viendo me y en el frente vi a mi hermana, a mi prima, vi a Nadezhda y a otras personas que no conocía, pero debieron haber muerto hace poco ya que estaban en las primeras filas – somos miles los que estamos esperando ese momento y tú eres nuestra salvación.

– Sabemos que es mucha presión – habló mi prima sin moverse del lugar en el que estaba – pero sabemos que tú podrás lograrlo y todo lo que ha pasado, todas las muertes que han existido son para llegar a ese momento donde todos seremos libres y ya no habrá más dolor – en eso volvió la oscuridad, pero ya no se escuchaba nada, todo quedó en silencio y como estaba nerviosa empecé a caminar pero había algo que me lo impedía solo podía seguir parada donde están, no se cuanto tiempo pasó hasta que volví a sentir una respiración y a continuación alguien habló – Tienes que despertar Yael – habló otra vez mi prima – tienes que salvar a los que más puedas.

Desperté poco a poco y vi como estaba encendida la luz roja que era de emergencia, primero me senté viendo como todos seguían dormidos, después me levanté y fui a la oficina, cuando llegué en el computador salía emergencia, claramente me asusté y busque porque salía ese aviso, cuando entre a los sensores se podía ver que había algo anormal, me metí en las cámaras y pude ver claramente como se acercaba un buque de guerra y venía directo a nosotros, vi la hora y eran las siete de la mañana.

Salía rápidamente de ahí y me fui a las habitaciones haciendo ruido para que todo el mundo despertara y lo logré, todos despertaron asustados y les ordene que guardaran las cosas que quedaban ya que el resto estaba en el barco y que se preparan para pelear. Me puse mi traje y tome mis armas, con pocas cosas que tenía me subí al ascensor para salir y tener todo listo cuando el resto saliera, fui al barco, prendí las luces y deje por ahí mis cosas, cuando salí ya empezaban a salir algunas personas y de paso se empezó a escuchar la sirena del refugio advirtiendo que el peligro estaba más cerca, me acerque a la orilla y claramente el buque de guerra estaba mucho más cerca tal vez tendríamos dos minutos antes de que se dispusieran a disparar en contra del refugio, entre y baje a las habitaciones para saber cuántas personas quedaban dentro, salí del ascensor y me dirigía hacia las habitaciones cuando siento un estruendo y veo como la luz tintinea, me apresuró más y veo que ahí varias personas que aun no salen debido a que siguen guardando cosas.

– ¡Salgan de aquí! – grite – dejen las cosas, eso no importa solo salgan ¡ahora! – salí de las habitaciones junto con las personas, cuando estás subieron me dirigí al generador para cortar la electricidad, cuando lo hice me fui al ascensor el cual funcionaba con energía de emergencia la cual solo duraba unos minutos antes de apagarse totalmente, cuando salí justo venía un proyectil hacia la cabaña por lo cual volé para salir de ahí rápido, por un momento me quedé viendo todo lo que estaba pasando a mi alrededor y solo vi a gente muerta, la cabaña estaba destruida y cada vez más lanzaban más proyectiles para destruir el refugio el cual se encontraba bajo tierra, me fui al barco el cual ya estaba un poco lejos para no sufrir daños.

Después de varios días en el mar decidimos Camila y yo organizar los barcos ya que teníamos el de ellos y el de nosotros, cada uno se fue en su barco correspondiente a su isla y cuando eso pasó sacamos la cuenta de cuantos quedan vivos, los números lo decían todo, murieron cerca de 90 personas entre kinesis de las islas Ratas y las Laurie y aparte de los kinesis nuevos que estaban en nuestro refugio, lo peor fue saber los nombres de los muertos entre ellos habían varios que no conocía, pero había otros pocos que si, entre ellos estaba Juan, Marta y Zenda, Zigor estaba devastado desde que se enteró que su hermana estaba muerta no ha dejado de llorar, pero no lo juzgo ya que yo estaba igual hace un tiempo atrás.

Respecto a Juan y Marta la verdad estaba triste ya que ellos me ayudaron mucho cuando estaba en el hospital, ellos dos fueron los que siempre me ayudaron además ellos, más otras personas nos ayudaron a escapar y a volver a la isla y por esa razón estaré siempre en deuda con ellos ya que a pesar de tener sus vidas perfectas ellos la sacrificaron por sus creencias.

Ahora nos dirigimos hacia las islas Mhon lo cual nos tomaría al menos dos meses y medio, a pesar de que los barcos no eran de larga distancia andaban bastante rápido lo cual acotaba nuestros viajes a la mitad, tratamos de contactarnos con la isla Mhon, pero nadie nos respondió, no me preocupe de eso ya que tenía que mantener con vida a 60 personas las cuales fueron los sobrevivientes de mi isla también tenía que preocuparme por cumplir la profecía y de estar de apoyo para Zigor ya que él lo necesitaba y él había estado conmigo cuando yo lo necesite.




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