– Sabes que no podemos hacer nada, ya nos atraparon, estamos muertos – gritaba una de las líderes de otro país, no entendía exactamente lo que estaba diciendo pero sabía que estaba histérica en solo ver su cara.
Todos estaban nerviosos después de ver la luz roja de los sensores ya que todos sabíamos lo que se acercaba, pero siendo sincera no podíamos hacer mucho, literalmente estábamos condenados a muerte sin importar si escapamos ahora, estaba más que claro que ellos nos buscarían hasta matarnos a todos.
– Discutir entre nosotros no servirá, debemos salí y luchar – hablo Elizabeth, se notaba molesta, pero no grito como la otra líder, todos los líderes se gritaban entre sí menos yo ya que mi inglés era muy bajo, Elizabeth se acercó a mí cansada de la discusión que de mantenía a unos centímetros de mi – son unos idiotas.
– No entiendo lo que pasa – dije aún viendo como todos se gritaban.
– La idea de todos estos idiotas – dijo una molesta Elizabeth – es huir como unos cobardes de esta isla e irse lo más pronto posible a África, pero algunos, quienes son los más razonables, quieren pelear para que esto se acabe de una vez por todas.
– Yo estoy de acuerdo con los últimos – dije aún mirando al frente – no sirve si seguimos huyendo, debemos pelear, esa es nuestra única opción – me giré y vi a Elizabeth que me escuchaba con atención – si seguimos escapando seguirá muriendo más gente y además ellos nos buscaran hasta matarnos a todos y ahí ninguna profecía servirá para escapar de la muerte, este el momento para que todo acabe, otra oportunidad como ésta no tendremos.
– Tu sabes que puedes contar conmigo – dijo mirándome directo a los ojos – aunque el resto esté en contra yo lucharé a tu lado – me miró unos segundos sin decir nada hasta que volvió hablar – y podría dar mi vida con tal de que esto termine.
– No dije que necesitaba que murieras – dije mirándola asustada.
– No, no lo dijiste – me sonrió y siguió hablando – pero lo pensaste.
Ella tenía razón, sí lo pensé, pero pensé un plan para que pudiéramos ganar, un plan que me pondría en riesgo, pero que a la vez mostraría lo que los kinesis somos capaz de hacer y que no nos pueden simplemente matar por que somos diferentes, nos tendrían que aceptar de una vez por todas – Necesito que seas mi traductora – dije después de unos momentos a Elizabeth.
– Está bien – dijo, caminamos donde estaban todos reunidos – ¡Escuchen! – grito Elizabeth llamando la atención de todos los líderes.
– Diles que nos sirve de nada huir ya que ellos nos seguirán buscando hasta matarnos – dije y enseguida Elizabeth lo dijo en inglés para que todos entendieran – también que lo único que podemos hacer es pelear y tratar de sacar a los kinesis principiantes que no se saben defender – Elizabeth volvió a traducir, pero esta vez se escuchó los reproches de todos hacía mí.
– Dicen que es injusto ya que unos pelearían y podrían morir mientras los otros escapan sin luchar – dijo Elizabeth, la verdad me enoje que pensaran de esa manera ya que no podíamos permitirle a los principiantes pelear en una pelea que sabrán perderán y morirán.
– Diles que ellos no pueden pelear ya que son inferiores a nosotros en capacidades de lucha y además si nosotros morimos ellos pueden seguir enseñando las kinesis – Elizabeth lo tradujo y vino unos pequeños segundos de silencio hasta que entre los otros líderes se pusieron hablar entre ellos, mire a Elizabeth y ella me hizo una seña para que esperara, no se cuanto tiempo paso pero de pronto uno de los líderes se dio vuelta y le dijo algo a Elizabeth la cual inmediatamente al escucharlo sonrió, se giró hacia mí con su sonrisa, claramente algo bueno pasó.
– Ellos están de acuerdo – dijo muy feliz – pero con una condición – dijo levantando su dedo índice.
– ¿Cuál condición? – pregunté bastante extrañada.
– Que tú nos digas que tenemos que hacer, que nos guíes en esta batalla – se acercó a mí oído y luego me susurró – es la última batalla Yael, este es el final de todo nuestro sufrimiento.
Con la ayuda de los otros líderes y Elizabeth pude organizar todo. Primero sacamos las cosas esenciales y las pusimos en dos barcos rápidamente aún que de donde estábamos no se veían que venían, después los líderes de cada refugió, incluyéndome, seleccionamos a quienes tenían menos capacidades para la pelea y a otros que sí tenían las capacidades para que los protegieran por si los atacaban, cada vez se no acababa más el tiempo y que el refugio estuviera tan lejos del muelle no era favorable pero teníamos que hacer todo lo que pudiéramos, tenía que tratar de salvar a los que más pudiera, como los barcos de los otros venían en dirección hacia el muelle tomamos la decisión de que el barco que se llevará a algunos refugiados se diera la vuelta por la parte de atrás de la isla para que los otros no los vieran y lograran huir.
Después de unos minutos más teníamos todo listo y ya se veían los barcos de los otros, pequeños, pero se veían de todas formas, todos corrimos hacia el interior del refugio y buscamos a los integrantes de nuestro refugio, los míos estaban en la habitación que nos habían asignado reunidos con sus trajes especiales.
– Necesito que todos den lo mejor de sí mismos – dije viendo a todos y cada unos de los refugiados que quedaban, todos habían perdido mucho como sus familias al momento de convertirse en lo que son hoy, algunos perdieron sus creencias al decir que jamás usarían sus habilidades para hacerle daño a otras personas y algunos perdieron más que eso, perdieron sus vidas – es momento de demostrar de lo que somos capaces, no podemos dejar que ellos son sigan viendo como personas débiles y que deben ser destruidas, podría ir y pelear sola contra ellos, pero nada se compararía a pelar al lado de ustedes – y era verdad, había pasado tanta gente con ellos que sería grandioso poder luchar con ellos y más sabiendo que este podía ser mi último día.