Ante el asombro de las empleadas Max entro a la tienda siguiendo a Serena, la tiendo era una lencería; ya dentro, Max no sabía qué diablos hacer, pues las empleadas al ver la cara del hombre se reían quedamente; Serena lo acerco a donde ella estaba y con una sonrisa pícara le enseño un combinado de encaje y le pregunto
-¿Qué te parece este querido?- Max sonrojado ante el descaro de la chica tomo las delicadas prendas con sus enormes manos y las reviso con ojos de experto
-Te va a quedar muy bien, mi amor- su voz era seria, pues trataba de controlarse
-¿y este otro juego?- el juego que ella le había mostrado era de encaje transparente, a Max eso ya le parecía demasiado y empezó a sudar a pesar del aire acondicionado de la tienda y con voz ronca, pues se estaba imaginando a Serena con las prendas sobre su cuerpo le dijo-
-Creo que te verás increíble-
Después de que ella compro otros juegos que ella le mostrara a Max, pago sus compras y salieron de la lencería, Max cargando con los paquetes la siguió.
-Ven, vamos a comer- dijo Serena colgada de su brazo
-¿en dónde quieres comer?, le pregunto con voz seria, no sabía que estaría tramando
-En ese restaurante- dijo, señalando un restaurante del tipo familiar y no uno elegante como el temía, y caminaron a la entrada; el restaurante estaba casi lleno, pero el mesero les consiguió una mesa apartada para que pudieran comer tranquilos.
Estaban pidiendo la comida cuando los ojos alertas y entrenados de Max descubrieron a dos hombres sospechosos, y pensó que de haber problemas habría muchos heridos; y fue en ese momento en el que estos sacaron las armas que llevaban escondidas y Max, con reflejos de pantera se lanzó sobre la chica para a protegerla con su cuerpo, al mismo tiempo que sacaba el arma que el portaba, y se preparaba para defenderla; pero los dos hombres solo eran unos vulgares asaltantes y cuando oyeron la voz fría y cortante de Max, salieron corriendo sin acordarse a que habían ido.
-Te quieres quitar, por si no te has dado cuenta, estas encima de mí , maldito elefante- grito Serena
El con los nervios tensos, la cayo con un beso, que al principio era de coraje, pero al sentir que la chica le respondía se suavizo, pero se repuso de inmediato y de un salto se puso de pie, ante los aplausos de los demás comensales, pues los había salvado de un asalto, le tendió la mano a Serena, para que se levantara, quien sin nerviosismo lo dio la mano, él pensó que ella tenía nervios de acero, y eso le agrado, pues no le gustaban las mujeres histéricas; ella con toda calma llamo al mesero.
Una hora después, tras haber terminado de comer y estando tomando un café, él le pregunto
-¿No te asustaste?
-¿con que ?, dijo inocentemente
-¿Acaso no te enteraste de nada?- dijo asombrado
-¿de los dos chicos que salieron corriendo al ver tu cara de gorila?- pregunto
-Esos chicos traían armas y pudieron herir a alguien- repuso
-No, no me asuste, me asuste más cuando vi que una mole me caía encima, pensé ha era un terremoto. ¿Cuánto pesas Max?- pregunto con sinceridad
-Doscientas libras, pero si te das cuenta mi peso va de acuerdo con mi estatura-
-¿Cuánto mides?-
-1.90 más o 6 pies 3 pulgadas, soy muy alto como vez.-
-Mmmhhh, mucho peso, mucha estatura, hombros anchos, cargas pistola, ¿Qué otra gracia tienes Max?- pregunto con una sonrisa
-Bueno, soy guapo, y beso bien ¿no te parece?- le contesto con una sonrisa cínica
-Vaya se te olvido decir que eres modesto- dijo en tono de broma
-Bueno las otras cualidades las encontraras después, nos vamos o vas a seguir de compras.
-Aún falta comprar algunas cosas- contesto
Y poniéndose en movimiento salieron del restaurante, y caminaron el con los paquetes de ella, y ella tomada de su brazo; caminaron viendo aparadores, hasta que ella encontró lo que estaba buscando
-Aquí Max, ven vamos adentro- dijo entrando a la tienda, seguida de Max.
Mientras ella escogía la ropa que deseaba comprar y entraba al vestidor a probarse los trajes que había escogido, Max tomo asiento esperando a que ella decidiera terminar sus compras; cuando se oyó un grito estridente; Max se puso de pie y con una patada tiro la puerta del vestidor, entrando pistola en mano.
-¿Qué paso?- pregunto Max, alarmado al no ver peligro alguno en el pequeño cubículo.