Toda la noche Serena, se la paso pensando como escaparse de los guardaespaldas; Max ya no la vigilaba con mucho cuidado, pues él creía que estaba obedeciendo, pero ella solo quería que Max bajara la guardia
-“Ya está”- decidió, se puso un pantalón y una camiseta, agarro sus patines y sin hacer ruido salió de la casa, ni Max no Aníbal, mucho menos el tonto de Jonás se dieron cuenta de la hora en que salió.
Al avanzar la mañana y ver que Serena no salía de su habitación, los tres hombres subieron corriendo las escaleras para buscarla; y al no encontrarla Max se alarmo; y poniendo en práctica su entrenamiento, comenzó impartiendo ordenes; tenía que averiguar qué había sucedido, como había desaparecido
-Aníbal, busca en la cochera y el jardín, Jonás tu revisa sus cosas, para ver si encuentras una pista- dijo mientras revisaba sus papeles y al voltear se dio cuenta de que Jonás tenía en la mano la ropa interior de Serena y se llenó de ira, al ver que otros ojos miraban lo que deseaba solo para él; pensó que Jonás mancillaba la intimidad de serena y con coraje golpeo el escritorio
-¿Qué, encontraste algo en esos cajones?- pregunto con voz fría y furia contenida
-Nada Max, ni una sola pista- contesto Jonás dejando las prendas y cerrando el cajón.
-Maldita mujer, pues ¿cómo se fue?- dijo enojado, tratando de que no se notara que estaba preocupado.
-Max, Max- le llamo Aníbal desde afuera, por lo que Max se asomó a la ventana y pregunto.
-¿Qué pasa, la encontraste?-
-No Max, pero el portero dice que la vio salir hará una media hora y que iba en patines-
-¿Qué iba en que, dices?- pregunto incrédulo
-En patines Max, el portero dice que muchas veces así lo hace- contesto Aníbal
-Bien vayamos a la oficina, hay que hacer algunas averiguaciones, Jonás llama a la doncella- Ordeno con furia; ya en la oficina, siguió impartiendo ordenes sin perder tiempo
-Quiero saber que ropa falta en el closet, ahora valla y baje a decirme que es lo que falta, sin perder tiempo- le ordeno a la doncella que se encargaba del atender a Serena.
Luego dirigiéndose a sus hombres ordeno.
-Aníbal, ve a las oficinas del magisterio y pregunta si tiene trabajo, dijo que era maestra-
-Jonás te quedas aquí por si regresa, si lo hace me llamas de inmediato
-Aníbal lo que averigües me lo informas a mi celular, yo voy a buscar en otro lado- el solo espero a que regresara la doncella a informarle
-Y bien ¿Qué falta?- pregunto
-La ropa más sencilla, los zapatos que compro hace unos días y unos trajes sastres, así como artículos de perfumería y maquillaje y otras cosas pequeñas- contesto la doncella temerosa
-Gracias, puede retirarse- dijo Max y salió corriendo como si fuera a apagar un incendio; tenía una corazonada y eso siempre le había sido útil.
Serena con satisfacción llego a su departamento, bajo la mochila que traía en los hombros y se metió a darse una ducha para irse a trabajar; su primer día como maestra de historia.
Mientras tanto en otra parte de la ciudad Aníbal mostraba su placa en Las oficinas del Magisterio a fin de averiguar si la chica tenía una plaza de trabajo y de ser así, en donde, y ya que solo tenía el nombre le informaron que la búsqueda tomaría un tiempo, pues debían revisar toda la información de los distintos distritos escolares de Los Ángeles, y áreas circunvecinas.
Al mismo tiempo Max, se presentaba ante las oficinas de registro de propiedades a fin de averiguar si Serena habría comprado o alquilado algún piso, y por la expresión de Max, lo llevaron ante el jefe de las oficinas que de inmediato ordeno una búsqueda exhaustiva, a fin de dar la información exigida por un agente del gobierno.
Varias horas más tarde, Max salía de las oficinas con la información requerida, había tardado mucho tiempo pero encontraron que Serena era la propietaria de un pequeño departamento, iba conduciendo dirigiéndose al domicilio que le dieran en el registro de propiedades cuando su celular sonó, el contesto y la voz de Aníbal le informo
-Max, acabo de salir de las oficinas del Departamento de Educación, resulta que la chica tiene plaza en una escuela secundaria, como maestra de historia, tardaron porque revisaron todo el Estado de California, tengo el domicilio de la escuela.
-Bien, yo me dirijo al departamento que compro, al parecer su padre ignoraba todo esto, de lo contrario nos habría puesto sobre aviso, envíame la dirección de la escuela y regresa a la oficina.
Ese día Serena lo saboreo como si fuera la primera vez que respiraba, con una felicidad y libertad que no había disfrutado en mucho tiempo; se dio cuenta de que los alumnos estaban atentos a ella; pues les relataba la clase como si ella misma hubiera vivido esa parte de la historia y al finalizar las clases, como ya era tarde, varios alumnos la acompañaron a que tomara el autobús, cansada pero contenta llego a su departamento, cuando sintió que algo raro pasaba y al volverse pego un grito; pues frente a ella se encontraba Max con una expresión asesina en el rostro