A la mañana siguiente, Serena se levantó temprano y cuando salió de su recamara se encontró con que Max había preparado café y pan tostado
-¿quieres tomar algo, o vas a almorzar?-
-No, solo tomo café, Max si deseas darte un baño, te puse una toalla limpia en el baño- dijo sonriendo; se había levantado sintiéndose feliz y contenta, y eso la hacía verse más hermosa, se dijo a si mismo Max mientras notaba un nudo en la garganta.
-Si gracias, - y saliendo de la cocina fue a darse un baño; una vez hubo salido del cuarto de baño le pregunto
-Serena ¿vas a dar clases el día de hoy?
-Claro, tengo tiempo corrido, ¿porque?-
-Pues, porque voy contigo-
-Como quieras, pero no crees que una modesta maestra como yo y que tenga un guardaespaldas se vería muy sospechoso- le comento
-No te preocupes, mis superiores arreglaron eso.-
Y sin decir nada más, salieron del departamento; una hora después ya en la escuela, ambos entraron, Serena se dirigió a su salón de clase y Max se dirigió a la oficina del director, y mientras ella impartía su primera clase del día; Max hablaba con el director.
Como los alumnos no los vieron llegar juntos y él no se le acercó para nada en todo el día, no se dieron cuenta de que estaba siendo protegida. Y aun cuando las autoridades dieron las explicaciones pertinentes; ella se sintió muy mal, pues el director la veía con admiración, ya que siendo una rica heredera, se dedicaba a dar clases en una escuela secundaria en uno de los distritos más pobres de Los Ángeles, más aun le parecía increíble que ella deseara trabajar.
Cuando Serena dio por terminada su jornada de trabajo, salió caminando con un grupo de adolescentes que la acompañaron hasta la parada del autobús como el día anterior; pero esta vez los chicos se dieron cuenta de que un hombre muy alto la seguía; mas no dijeron nada; pero eso los puso en guardia, pues querían a su profesora.
Serena llego a su departamento con la sensación de que alguien la seguía y le pareció extraño no ver a Max, por lo que se llevó el susto de su vida cuando al entrar a su departamento una mano grande y fuerte, la sujeto con fuerza del brazo- por lo que ella grito
-¡maldito!, mira el susto que me has dado- le grito nerviosa y alterada por el susto sufrido, al ser sorprendida de esa manera por Max.
-Nunca entres, sin antes encender la luz, ¿Qué tal si en vez de ser yo, es un secuestrador?-
-No seas alarmista, ya tuve bastante con esa fantasía tuya y de mi padre- contesto en tono de reproche.
-Lo que pasa, es que mi padre desea seguir controlando mi vida, pero te aseguro que no podrá.-
-No son fantasías Serena, las amenazas son muy claras- dijo seriamente y se dio cuenta de que Serena no sabía nada de lo sucedido.
-Cuales amenazas, son figuraciones tuyas.- dijo molesta y con coraje tiro su bolso y los papeles que traía en las manos sobre la mesa del recibidor; pero se dio cuenta de que Max tenia cara de pocos amigos y que se le notaba incomodo
-¿Qué te pasa Max?, eso , ¿si puedo saberlo?- le pregunto
-Antes de venir a trabajar de niñera, tenía otro trabajo en Centroamérica y por problemas con mi jefe, me destinaron aquí, esta tarde hirieron a un compañero mío y no sé cómo se encuentra.- le contesto con preocupación
-A vaya, eso es de lo más sencillo, toma el teléfono y llama, además podemos prender el televisor por si las noticias dicen algo.- dijo y uniendo la acción a las palabras encendió el televisor, mientras tanto Max telefoneaba.