//Este capitulo va antes del que subi después(Segunda Batalla de Verna), no me di cuenta que no había subido este. De todas maneras el orden de los capitulos ya esta bien.
Noissons, Lancois, 14 de mayo de 1962.
Me encontré con Berne de Gauthier, veterano de la Gran Guerra, en un parque de la ciudad para hacerle una serie de preguntas acerca de los magos de guerra. Hablando un poco sobre él, participó en varias batallas importantes tales como la primera Batalla de Verna, la segunda batalla de Verna, la batalla de los dos lagos, entre otras más, donde su habilidad para manipular objetos, incluso personas, le sirvió, sobre todo, en las cargas hacía trincheras enemigas. Recibió la condecoración de la Orden de la Estrella Plateada, la más alta que puede recibir un soldado en servicio por un acto heroico, la mayoría de personas con esta condecoración la obtienen después de morir en batalla. Al término de la guerra, volvió con su esposa en Noissons y ha mantenido una vida tranquila.
Ahora, la entrevista:
Entrevistador: Buenos días, señor Berne. Muchas gracias por aceptar mi invitación a esta entrevista. Es un placer poder conocer a un héroe de guerra.
Berne: El placer es todo mío, es gratificante poder hablar con alguien interesado en mis historias, mis hijos no están interesados en eso. No los culpo, esa guerra fue horrible, hice muchos amigos, pero perdí más de los que pude tener. Una culpa inmensa me ha inundado desde que finalizó la guerra, casi todos mis compañeros murieron en frente de mí y yo sobrevivía de milagro.
Entrevistador: Debió de haber sido duro vivir desde el frente la guerra más horrible de la historia.
Berne: Y lo sigue siendo aun en paz, en ocasiones me despierto por las noches, sudando, aún en la noche más fría puedo sudar hasta llenar un barril entero. Las pesadillas son frecuentes, en la mayoría de estas se recrean las muertes de mis antiguos compañeros, vuelvo a reencarnar el pasado. En los sueños, así como en verdad ocurrió, yo me quedaba paralizado, no podía mover ni un pelo, solo veía como morían enfrente mío, a veces lo hacían rápido, sin dolor, en otras, agonizaban hasta dar su último aliento. Jamás podré olvidar esas imágenes, aunque así lo quisiera.
Entrevistador: Creo que puedo decir sin miedo a equivocarme que la Gran Guerra fue el momento más bajo de la humanidad.
Berne: Estoy totalmente de acuerdo, la guerra, que antes se veía como heroica, ahora pasó a ser el infierno y lo más bajo de la humanidad. Que desgracia que hoy en día sigan existiendo guerras, nunca aprenderemos de nuestros errores.
Entrevistador: Cuéntame ¿por qué antes de estallar la guerra, usted se alistó al ejército? Tengo entendido que antes de la guerra, Lancois, no tenía el servicio militar obligatorio.
Berne: Yo creo que era algo que todos los magos pensaban que tenían que hacer. Tienes un regalo de Dios que te da una habilidad que nadie más puede hacer, eres especial, ¿cómo no ibas a querer usar ese regalo para ayudar a tu país? Y con las tensiones que se estaban viviendo en esos momentos era algo que hasta alguien normal quisiera hacer, defender su país de una posible guerra, la cual terminó sucediendo.
Entrevistador: ¿Fue una decisión que usted tomó sin influencia de otra persona?
Berne: En parte sí, pero un amigo de mi padre, que fue un oficial de artillería, me alentaba a unirme al ejército desde que tenía unos dieciséis años, luego mi padre también empezó a decirmelo.
Ahora que lo pienso, en la guerra conocí a otros tres magos, todos ellos tenían a un miembro del ejército en su círculo social cercano o en el de sus parientes.
Entrevistador: Curioso…
Berne: Es una casualidad muy grande. (risas)
Entrevistador: Cuanto menos interesante. ¿Me puede contar un poco de su vida desde la niñez hasta antes de la guerra?
Berne: Será un placer, ojalá mis hijos tuvieran ese interés. (risas) Toda mi niñez la viví en Argen, un pueblo pequeño, pasé mis primeros diez años ahí, aunque no recuerdo mucho, se de esa época gracias a que mis padres me contaban historias.
Una de ellas era de cuando tenía seis años, me contaron sobre el como me peleé con un niño por un libro y al final lo terminamos rompiendo. Ese día mi papá me regañó. (risas)
Antes de cumplir los once, mi padre, a través de un amigo suyo, consiguió un buen trabajo en la capital y nos mudamos a un apartamento en el centro de la ciudad. Al principio no entré a una escuela porque le ayudaba a mi papá en su trabajo, aunque no se porque, pero no recuerdo mucho de esos momentos, tal vez eran aburridos o es que la vejez ya me está pasando factura.
Editado: 09.12.2024