— Entonces, ¿qué pasó? — preguntó Cass con la vista fija en el
— Cass — dijo Julian para luego darle un golpe en la cabeza a su hermana — Esto no es un interrogatorio, Kaidan no está obligado a decirte nada y menos de algo tan...fuerte, como lo es un accidente—
— Está bien — dijo Kaidan a modo tranquilizador, aunque no estaba seguro si se lo decía a Julian o a sí mismo.
Hace 7 meses estaba cursando el último año de la secundaria, iba por la mitad del curso, no era un estudiante ejemplar pero tampoco era un vago. Era promedio en el mejor de los casos, pero a los ojos de sus padres era perfecto, su madre era una artista. Una pintora muy prometedora que apenas estaba alcanzando la cúspide de su potencial, y su padre era el dueño de una pequeña tienda donde vendía el arte de Nathalie.
Ese día se había abierto una exposición con las mejores obras de su madre, no era necesaria su presencia, pero Kaidan insistió en ir.
— ¡De prisa!, vamos a llegar tarde — gritó entusiasmado mientras bajaba a toda prisa por las escaleras
— Tranquilo Kaid, las obras no irán a ningún lado— dijo su madre entre risas mientras su el chico la empujaba por la puerta
— Las obras no, pero la gente si — dijo Alaric mientras subía al auto
Nathalie subió al asiento del copiloto, pero no se puso el cinturón, Alaric arrancó el auto y conducía con una mano mientras con la otra acariciaba la pierna de su esposa.
— Kaid, ¿viste mi último cuadro? — preguntó Nathalie volteándose para ver a su hijo en el asiento trasero.
— No, ¿Qué es? — respondió con una sonrisa viendo a su madre.
— Mi primera pintura en acuarelas, la luna en tonos azules— dijo orgullosa, sabía lo mucho que su hijo amaba la luna.
— Mamá...— dijo, pero se detuvo, su mirada se desvió hacia el otro carril donde un auto se aproximaba a toda velocidad — ¡Papá cuidado! — y luego el mundo se volvió negro.
Cuando volvió en si su padre estaba inconsciente y sangrando en el asiento del conductor, como pudo salió del vehículo, pero sus piernas fallaron y cayó de rodillas sobre el asfalto, se arrastró hacia el cuerpo de su madre y fue entonces cuando lo notó, algo húmedo y tibio en sus manos y rodillas, sangre. Cuando estuvo lo suficientemente cerca vio sus ojos, estaban perdidos mirando el cielo. Cuando levantó la mirada se dio cuenta, lo último que vio su madre fue la luna.
Poco después un desconocido lo agarro por la cintura y lo alejó de la escena, cuando volteo a ver hacia el auto notó que un grupo de personas luchaban por liberar a su padre
— Mamá...mamá— susurraba en estado de shock
— Tranquilo, niño. Todo va a estar bien— dijo la voz desconocida
Tras terminar su relato Kaidan se quedó absorto en la tasa frente a él, aparentemente su pedido había llegado mientras hablaba. Cassandra se veía incomoda y Julian lo miraba con lastima.
— Lo había olvidado— dijo mientras una lagrima rodaba por su mejilla
— ¿Qué cosa? — preguntó Cass estirando su mano sobre la mesa para agarrar la de Kaidan.
— Hey, amigo— Julian en algún momento se había sentado a su lado y había pasado un brazo por sus hombros — todos olvidamos cosas, tú lo olvidaste para protegerte, para no sufrir más. Está bien, hiciste lo que pudiste para protegerte—
— Ellos no iban a ir, yo los obligué. Yo...los maté— dijo levantando la vista hacia la ventana, Keiden le sostenía la mirada.
— No Kaid, tu no pudiste evitarlo, tampoco pudiste provocarlo— dijo Cassandra en tono decidido — No te causes más dolor. No puedes culparte por sus muertes—
— Podemos... ¿podemos cambiar de tema? — preguntó en un susurro
— ¡Claro! ¿Por qué no nos hablas de la escuela? Ya la cursaste, podrías decirnos que esperar — dijo Julian
— De hecho, tengo que repetir el último año — respondió Kaidan avergonzado
— Oh, aun mejor. ¡Cursaremos este año juntos! — Jules habló con tanto entusiasmo que casi sintió deseos de sonreír
— Cass, a que año entras — preguntó volviendo la mirada a la chica
— Uno por debajo de ustedes — respondió
Los hermanos terminaron su comida entre historias y risas, a Kaidan se le dificultaba un poco seguirles el ritmo más estaba agradecido por el rápido cambio de ambiente. Pagaron su comida y salieron de la cafetería.
— Entonces, ¿nos vemos luego? — preguntó Cass volviéndose hacia Kaid
— Eso estaría bien — dijo un poco sorprendido
— Escríbeme cuando llegues a casa— dijo Julian
Kaidan respondió con una leve sonrisa mientras se despedía con la mano y se volteaba en dirección a la avenida. Listo para volver a casa.
Caminó tranquilamente por las calles, sintiéndose tan ligero como no lo había hecho en meses, al pasar por un par de ventanas le dio un vistazo a su contra parte del espejo y sonrío. Esta vez no lo arruiné, Keiden. Esta vez perdiste tú, pensó.
Editado: 20.12.2021