Los objetos en el espejo

Capítulo 9: Secuelas

No supo cuánto tiempo había dormido, de hecho lo único de lo que estaba seguro era de que le dolían hasta los dientes, cuando intentó moverse notó las fuertes restricciones que lo mantenían inmóvil contra la cama, lentamente abrió los ojos y sintió como la luz de la habitación lastimaba sus pupilas, gimió ente el dolor y la confusión mientras examinaba sus alrededores, bastó con una leve mirada a la izquierda para saber dónde estaba, siguió el rastro del tubo que transportaba lo que parecía ser suero hasta la vena en la parte interna del codo, siguió el camino de su brazo hasta las ataduras a los costados de la camilla, subió por su pecho donde una correa lo mantenía sujetado. Gimió de nuevo, esta vez con frustración y volteó la vista hacia la izquierda. Julian descansaba incómodamente en una silla, se había hecho un ovillo y suspiraba entre sueños, un sonido tan relajante que trajo a Kaidan de vuelta a la realidad. ¿Qué mierda pasó?

— ¿Julian? — preguntó con voz ronca y al instante se arrepintió, el dolor corrió por su garganta como si hubiera gritado por horas.

Julian se incorporó tan rápido que cayó de la silla con un sonido seco y un leve jadeo de dolor, se puso de pie y se acercó con pasos tentativos a la cama de Kaidan.

— Despertaste — dijo sorprendido mientras apoyaba una de sus manos gentilmente sobre el brazo de Kaidan y con el pulgar empezaba a trazar ligeros círculos contra su piel.

— No me digas — intentó hablar con sarcasmo, pero lo que salió fue más bien un sonido ahogado.

— Amigo, llevas dos días entrando y saliendo de tu sueño de belleza — Julian intentó sonar gracioso, incluso intentó esbozar su usual sonrisa, pero falló estrepitosamente, se veía cansado y hasta cierto punto asustado.

Kaidan se quejó con un sonido gutural que hizo que Julian retrocediera un paso — ¿Tienes alguna idea de cómo llegué aquí? — preguntó cansado

— Ni siquiera yo estoy seguro, lo único que sé es que estaba en mi casa jugando uno con Cass luego sonó mi teléfono vi tu número y contesté, pero era tu papá, me dijo que habías tenido una crisis y que como era el único contacto en tu teléfono que no era familia o doctor quizá te gustaría verme cuando despertaras...y ahora estamos aquí — dijo gesticulando hacia la sala.

— ¿Cuándo llegaste? — dijo con la vista fija en los ojos del otro, sus orbes grises se enfrentaron a los ojos ambarinos del otro quien rápidamente apartó la mirada.

— Dos días, tu padre me llamó unas horas después de que te trasladaran de urgencias a esta habitación, he ido a casa un par de veces a bañarme, comer y dormir. Pero procuramos no demorarnos — la mano que estaba en su brazo bajo hasta su mano donde el más alto entrelazo sus dedos. — Debo admitirlo, no sabía que podías ser aterrador— dijo con una leve risa.

— Dos cosas, primero. Cuando hablas en plural a quienes te refieres y segundo — dijo agotado — ¿Qué mierda hice para parecerte aterrador? —

— Hablo de mí y de Cass, está en la cafetería almorzando, debería volver dentro de poco para que yo pueda ir a comer...y en cuanto lo otro, bueno. Haz gritado mucho, golpeaste a tu padre, te arrancaste el suero dos veces y casi te dislocas la muñeca intentando desatarte— aunque su cuerpo se veía tenso su voz sonaba entretenida — La primera vez que lo vi fue...bastante terrorífico, pero después fue más bien entretenido. Aunque tu padre diría todo lo contrario. ¿En serio no recuerdas nada? —

Sintió la necesidad de cubrirse el rostro con las manos para ocultar su vergüenza pero le fue imposible. Julian acercó la silla en la cual hace unos momentos dormía y se sentó de nuevo mientras acunaba entre sus manos la mano vendada del otro. — ¿Quieres que llame a Alaric? —

—... ¿Si lo llamas te irás? — preguntó apenado, no se sentía listo para enfrentar a su padre, y la presencia de Julian era reconfortante.

— Kaid, necesitas más que gritos, violencia y un estallido psicótico para librarte de un Kane — Julian sonreía como aquel día en la tienda de antigüedades y Kaidan no pudo evitar sonreír también.

Sin embargo, antes de que alguno pudiera decir algo más la puerta se abrió e ingresaron Alaric y el doctor Pearson.

— ¡Kaid! — dijo su padre mientras se acercaba a toda prisa hacia la camilla, Julian soltó su mano y se puso de pie

— Les daré un poco de privacidad — dijo y le dio un último vistazo a Kaidan antes de salir por la puerta — Volveré —

El doctor Pearson se sentó en la silla que hace poco ocupaba el otro adolescente — ¿Cómo te sientes, chico? —

— Me duele hasta tener los ojos abiertos y no recuerdo absolutamente nada —respondió frustrado y con algo de malgenio ahora que su amigo no estaba en la sala.

— No te preocupes, es...normal. O al menos la reacción esperada para alguien en tu condición—

— ¿Condición? — Volteo a ver a su padre quien había guardado un silencio sepulcral desde que entró a la sala y entonces notó el leve corte en su labio.

— Kaidan— habló el doctor recuperando la atención del muchacho — tu sufres de un serio cuadro mental, y esa es la razón por la cual te mando esto — dijo sacando de su maletín una bolsa llena de pastillas, Kaidan tragó saliva — Y tu condición no va a mejorar si no tomas tus pastillas— el doctor sonaba frustrado — Tu padre y yo confiábamos en ti lo suficiente como para dejarte administrarlas tú mismo. Pero, ya vimos que eso fue en un error. A partir de ahora tu medicación la manejará tu padre — Se limitó a asentir mientras mantenía la cabeza baja, no sentía tener la fuerza para soportar la mirada de cualquiera de los dos adultos en la sala.

— Está bien, doctor— Pearson asintió ante su respuesta y se puso de pie.

— Apenas salgan de aquí contacten a mi oficina para agendarles una cita, habrá que hacer modificaciones a la formula— el doctor salió por la puerta y su padre hizo el ademan de irse y así lo hizo, no sin antes dedicarle a su hijo una corta mirada por encima del hombro.



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En el texto hay: lgbt, boyslove, psicosis

Editado: 20.12.2021

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