Los objetos en el espejo

Capítulo 16: Los nombres tienen poder

Andrómeda, se incorporó sobre sus piernas y apartó los pálidos mechones de su frente, iba a decir algo cuando un enfermero entro a la sala.

— Andrómeda — fue todo lo que dijo el hombre para que la mujer recuperara la compostura, se inclinó y hablo al oído de Kaidan — recuerda, no sirve de mucho fingir estar cuerdo— le dio un guiño y se fue con el enfermero que la sujetaba del brazo.

Al instante en el que Andy desapareció, las miradas dejaron de estar sobre él. Excepto la de un hombre mayor que jugaba a algo en la mesa, le sonrió y con la mano le indicó que se acercara y así lo hizo sentándose en la mesa junto a el y sus amigos… si así se les podía llamar.

— Jorge — dijo el hombre mayor de tez oscura señalándose a sí mismo

— Kaidan— respondió con una pequeña sonrisa incomoda, al notar que el resto de las personas en la mesa no se presentaba, preguntó — ¿Y ustedes son? —

El silencio reinaba, Jorge rio con algo de toz y habló — Son un grupo de viejos supersticiosos, chico. Creen que los nombres tienen poder y que no hay que dárselos a cualquiera, menos a alguien que se codea de igual a igual con la loca blanca—

Jorge se veía sereno mientras hablaba, pero había peso en sus palabras.

— Todos estamos locos aquí, ¿no? — Jorge rio y el resto de los hombres se movió incomodo en sus asientos, el sujeto a su izquierda dio un pequeño jadeo indignado.

— No estoy loco chico, estoy viejo — su sonrisa era gentil pero algo tensa — aunque en algo tienes razón, solo los locos llegan a viejos— la mesa estalló en carcajadas, Kaidan rio también, aunque no entendía del todo. —Si quieres tener una buena estadía en el hogar, aléjate de esa persona. Lleva aquí más tiempo que todos, y todos le temen, después de ver sus brazaletes deberías hacerlo —

— No lo sé, parece agradable. Ha de ser aburrido estar solo todo este tiempo— de algún modo esto se sentía como algo que Julian haría, así fue como supo que era lo correcto — Aprecio la advertencia, pero creo que la loca blanca me agrada, tú también lo haces Jorge, y tu grupo de hombres sin nombre. Sigan siendo viejos, yo seguiré estando loco— Jorge rio mientras barajaba las cartas.

— Ella tenía razón, te ves débil, pero eres valiente. ¿Juegas una partida antes de que tu amiga vuelva? —

No estaba seguro de como había pasado pero ahora le debía 3 paquetes de goma de mascar a Mario, uno de los amigos de Jorge, y ahora tenía todos sus nombres, aunque no sabía porqué o qué tipo de poder tenían, una vez admitió su derrota, dio una pequeña reverencia a Mario por su gran destreza en las cartas y Jorge entre risas le dijo que el otro había estado haciendo trampa todo el tiempo, la mesa estalló en risas nuevamente y Kaidan no sabía si reír o gritar por el ambiente eufórico en la mesa, en ese momento notó que una multitud se había aglomerado a su alrededor y en la esquina de la habitación vio a Andy sonriente y plateada, se levantó y movió entre las personas para llegar a ella.

— Eres bueno haciendo amigos— Dijo la más alta mientras le revolvía el cabello al contrario

— No, no lo soy. Pero por alguna razón hoy me siento seguro —

Los ojos marrones de Andrómeda brillaban como su cabello — Muéstrame tu celda—

Kaidan rio, pero la guio por los pasillos que recordaba haber recorrido, las enfermeras de la estación junto a su habitación la saludaron y ella les dedicó un guiño.

Dentro de la habitación estaba Alaric quien sonrió ampliamente al ver quien le acompañaba.

— ¡Kaid! Hiciste una amiga, mucho gusto. Alaric Smith— dijo extendiendo su mano para que ella la estrechara

Kaidan quiso que la tierra se abriera y saltar en la grieta, su padre nunca lo trataba así y justo ahora decidía hacerlo.

Andrómeda, estrechó su mano y se presentó, su padre se veía curioso ante los brazaletes de ella, pero no preguntó. —Ya casi es hora de almorzar, voy a ir a encargarme de algunas cosas al hospital de seguro tus amigos vendrán para las visitas. Procuraré volver para verte — se acercó a su hijo y tomándolo de la parte trasera de la nuca le dio un corto beso en la parte superior de la cabeza, se despidió de la chica y salió

—¿Siempre es así? — preguntó Andy divertida con todo el intercambio, Kaid emitió un sonido de burla y se sentó en la camilla, antes de que pudiera hablar una enfermera entró

— Kaidan es nuevo pero tu conoces las reglas, Andrómeda. Dos internos que no sean compañeros no pueden estar solos en la habitación— La mencionada asintió y lo tomó del brazo saliendo de la habitación y cerrando la puerta.

El almuerzo transcurrió sin inconvenientes, tenían una mesa solo para los dos ya que en efecto las personas del hogar estaban aterrorizadas de Andrómeda, cuando le pregunto al respecto ella solo rio y señaló su manilla de agresividad.

Pasado el almuerzo llegó la toma de medicamentos, estos venían en un vaso plástico marcado con el nombre del paciente, le dio ligeras vueltas examinando el contenido, hasta que finalmente llego a una conclusión, no reconocía ninguno.

— Disculpe señorita, ¿qué es esto? — le preguntó a una de las enfermeras, la cual le sonrió dulcemente y habló — Ansiolíticos, anti depresivo, anti psicótico y estabilizador del estado del ánimo, es lo que te recetaron, ahí tienes el estabilizador, el anti depresivo y el ansiolítico— asintió  y bajó con agua el contenido, vio algo de televisión junto a los demás mientras esperaba a las visitas, a su derecha Andy y a la izquierda Jorge, quien poco a poco parecía perderle el temor a la peliblanca.



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En el texto hay: lgbt, boyslove, psicosis

Editado: 20.12.2021

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