Estás aquí.

Estás aquí, te veo y no lo creo.

Te estado esperando cada día como las flores esperan la primavera.

Te tengo, te tengo aquí conmigo de nuevo.

Tus amigos se alegran, tu madre te besa y tu sonrisa, cómo puedo describirla.

Tus lágrimas corren por tu rostro, la emoción te embarga.

No dejas de sonreir, ni porque tu padre te alza.

Me alegra verte volver, cuanto has hecho de falta.  

Una vez me desperté, y me di cuenta que fue que te soñé.

No has vuelto y mi corazón se entristece en recordar tu voz en mi mente.

Extraño tus abrazos, tus consejos y tu cariño.

Cada vez me asomo a la ventana a ver si te veo, pero sigues sin volver.

Los árboles crecen, y los meses pasan.

Sigo en la espera de verte entrar por la puerta.

Pasan los años y ya no tengo esperanza.

Ahora recuerdo que no volverás, así ruegue miles de plegarias.

Tu ausencia duele como el nudo que tengo en mi garganta.

Una vez me dijeron "el dolor se hace costumbre con el pasar de los años", y tenían razón.

El dolor sigue ahí, intacto en mi corazón y mi alma.

Vuela alto una vez más, como hace cinco años partiste junto a Dios a un mejor lugar.