Una serie temporal es una sucesión de observaciones numéricas ordenadas en el tiempo. Caracteriza el aspecto dinámico de la Estadística.
Al día siguiente se despertó zarandeado por su mujer, mientras creía escuchar en sueños cómo la melodía de una de sus canciones se detenía en una nota, y esta se emitía de forma ininterrumpida en un siseo infinito: el despertador solicitaba una respuesta y no le hacían caso.
—Vamos, cariño, apaga eso y levántate —susurraba la adormilada Marlene.
—Lo siento, anoche dormí muy mal. Estaba inquieto. Además… ¿Sabes? Tuve una erección y… eyaculé. ¡Hasta te he manchado la ropa!
—No pasa nada. Ya la meteré en la lavadora.
Isidro esperaba que Marlene le pidiera detalles del sueño erótico, y él no sabía si contarle la verdad o deformarla. No le gustaba mentirle, pero no creía estar preparado para enfrentarse a una absurda e innecesaria discusión que no conduciría a ningún lado. Realmente Marlene, más que discutir, solía dialogar y razonarlo todo hasta extremos extenuantes. En cualquier caso, no tenía intención de hablarle de la carta. No quería compartir con ella sus secretos, y eso lo entristecía, ya que siempre habían tenido una sólida confianza mutua y él la estaba traicionando.
En el fondo no temía que Marlene lo instase a olvidarse de aquel absurdo galimatías del pasado. Lo que le aterraba era que su mujer, dada su curiosidad insaciable, se implicase en aquella carta y, a través de ella, explorase la intimidad más profunda y blindada de su marido; los secretos que Isidro pensaba llevarse a la tumba. Su tristeza por haber amado a Inma con mayor pasión que a ella. Su obra, exhibida abiertamente por una desconocida. Pero Marlene no se había despertado del todo y lo dejó pasar.
La mañana en la universidad se le hizo bastante pesada. Como no había dormido casi nada, tenía que recurrir a visitas extra a la cafetería. En uno de sus descansos se encontró en el ascensor a Agustín junto a dos compañeras. Parecía mucho más animado que en otras ocasiones. “La componente estacional de una serie temporal”, comparó Isidro. “Los altibajos sucediéndose en el tiempo: sube, baja, sube, baja…; variaciones periódicas repetitivas”.
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En una serie temporal, lo más importante es la tendencia. Se trata de la variación a medio y largo plazo, y esa variación es la que marca la regularidad. Regularidad es equilibrio. Pero los movimientos de Agustín estaban acribillados por fuertes oscilaciones estacionales.
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—Hola, profe.
A Isidro se le ocurrió una idea.
—Hola, Agustín. Oye, me gustaría hablar un momento contigo. ¿Podrías venir a mi despacho?
—Desde luego.
En el trayecto desde el ascensor hasta el cubículo no dijeron una sola palabra.
—Pasa —invitó el profesor.
Al joven se le notaba de nuevo a la defensiva. Su profesor de Estadística lo había pillado desprevenido. ¿Insistiría en hurgar su intimidad?
—Verás, Agustín —continuó Isidro—, se trata de tu tío. Quería hablar con él. No quiero pedirte su teléfono porque me parece una intromisión, así que te agradecería que le dieras el mío y le digas que me llame.
—¿Ocurre algo? Creo que, hasta que no sean los exámenes, no debería sacar conclusiones precipitadas sobre mi rendimiento.
—Lo siento, Agustín, no se trata de ti. Siento haber generado ese malentendido. Es un asunto personal.
—Lo intentaré, pero no le prometo nada —respondió el alumno—. Mi tío siempre está muy ocupado y estoy casi convencido de que dirá “ya lo llamaré”; y luego se olvidará, e incluso perderá el número de teléfono.
—Está bien… En cualquier caso, coméntale que hay un asunto que me tiene intrigado. Dile que se trata de Salka, una mujer que estudió con él.
—De acuerdo, se lo diré cuando lo vea.
—Gracias.
Agustín salió del despacho dejando, de nuevo, un intenso aroma de intriga. ¿Por qué repetía otra vez “cuando lo vea” si vivía con su tío? Isidro no quería más misterios en su vida y resolvió que era un muchacho bastante raro.
Por la tarde fue a caminar con Marlene, quien, al regresar, tenía bastantes molestias. El embarazo iba bien, pero a veces pasaba factura. Ella se fue a descansar e Isidro aprovechó la intimidad para dar otro empujón a sus secretos ocultos. ¡Ahora tocaba las verticales!
El 2 marca el inicio y el final. El de arriba, su amor, la dejó tirada abajo.
El cuatro, primero presume de serlo, con complejos. Luego, cada una de ellas crea adicción.
En el 6 se perdió el pastor.
8. Por su culpa puede que no recuerdes mi nombre, de la misma manera que tampoco recuerdas el suyo.
Del 9 parece estar hecho tu apellido.
3, 5 y 7 forman un anagrama de lo que ansío en estos momentos.
La Reina Bruja vivía antes y después del campo. Tiene algo de Marlene.
O no tenía la inspiración nocturna, o la primera definición no había por donde atacarla. Eran dos palabras que marcaban el principio y el final. Isidro peinó el contenido de sus canciones buscando alguna pista. Contaba con todas las consonantes de la segunda palabra (de hecho, la intuía), pero eso no parecía ayudarle de momento.
Durante la revisión de los temas sí que hizo un descubrimiento que certificó, definitivamente, la primera palabra que había colocado: la “6 vertical”. Había intuido “campo” y la última frase, la de la reina bruja, así parecía aclararlo. Ahora ya no le quedaron dudas. En la estrofa inicial de “Es La Palma”, ubicada en
http://cafema.webs.ull.es/ESTADISTICAI/evaluacion.htm, composición inspirada en la nostalgia que le producía vivir fuera de casa cuando estudiaba, estaba el lugar donde se perdió el pastor.
Joven amanecer,
escarcha en los pinos.
En el campo un pastor
entre cencerros perdido.
Cuando el sol trae de los árboles
Editado: 16.04.2020