Los Recursos Humanos vistos por un extraterreste

Currículums profesionales… o el arte de parecer mucho y demostrar poco.

(Crónica absurda de un sistema con mucha estética y poca ética)

Esta mañana, mientras ojeaba las noticias (suelo leer varias cabeceras de diferentes tendencias) con el café en la mano, me ha vuelto a saltar el hit eterno del mercado laboral español: ¡Los currículums! Sí, otra vez. Y este verano, además, como arma política. Es como el gazpacho mal colado: repetitivo, algo espeso y con tropezones de vergüenza ajena.

Y he pensado: mira, antes de meterme con el cappítulo de los sufridos equipos de selección de RRHH, vamos a echarnos unas risas con los verdaderos artistas del engaño estético: los Miguel Ángel del CV.

Como siempre os recuerd , todo esto , aunque irreverente, va con cariño, con retranca y con una intención clara: que nos riamos juntos entre ola de mediocridad y ola de falsedad. Y si de paso aprendemos algo, pues mira, mejor que un aire acondicionado en un tren de cercanías.

CVs de cartón piedra: postureo y fantasías curriculares

Hablemos claro. En este país, inflar el currículum no es novedad. Es folclore nacional. Como las croquetas congeladas en las bodas, los másters online de 48 horas y las ruedas de prensa donde las preguntas están prohibidas.

Tenemos de todo:

  • Políticos con titulaciones sacadas de Hogwarts.

  • Directivos con doctorados que no saben ni deletrear “tesis”.

  • Candidatos que dicen hablar cinco idiomas… pero en Heathrow no pasan del “coffee, please” con cara de pánico.

Y ahora, lo último: el multiverso laboral del CV digital. Canvas , QR y diseño premium. Currículums tan bonitos que deberían ir enmarcados en un museo de arte contemporáneo. Eso sí, rascas un poco… y debajo no hay ni un curso de Excel. Pero suena a Harvard y huele a éxito.

Y en política… ¿pruebas? ¿Compulsas? ¿Certificados? Ni están ni se les espera. Solo hay “vocación de servicio público” y mucha, mucha fe. Que traducido al castellano castizo es:

“Pónmelo mono, que no lo voy a comprobar… pero que impresione a mi abuela y a la oposición”

Mientras tanto, nos seguimos tragando CVs de cartón piedra que valen más como arma electoral que como historial profesional.

Si algún día pidiéramos acreditaciones reales en el Congreso o el Senado… no formamos ni un equipo de fútbol. Y eso contando al ujier y al camarero del bar.

El circo del CV creativo

Pero dejemos el tema político y volvamos al tema corporatrivo; si estás buscando trabajo te damos la bienvenida al apasionante circo del curri creativo!

Porque hacer un currículum hoy es como presentar un pitch para Netflix:

  • Colores corporativos con más degradado que la dignidad de tu ex.

  • Vídeos con dron sobre cómo lideraste el cambio en tu Erasmus.

  • QR que lleva a un reel con testimonios falsos tipo: “XXXXX me cambió la vida. Desde que lo conocí vendo más y me crece el pelo.”

  • Tests de personalidad estilo Hogwarts para demostrar que eres Gryffindor con KPI’s.

  • ¿Formación?, da igual, tú pon levadura… que así sube solo.

¿Y luego? Sorpresa: si no eres político (ellos viven en el multiverso Marvel de la impunidad), sigues sin trabajo. Y mientras tanto, el que mandó su CV en Word, sin color, sin alma y en Arial 11… está en la fase final.

¿Por qué? Porque su experiencia coincidía con las palabras clave que el becario digital del ATS tenía en su algoritmo.

Nivel de inglés: Mentira supina

Otra joyita de la fauna curricular: “Inglés: alto.”

—¿Nivel conversación? —“Yes, yes… I love paella very much and my tailor is rich.”

Tenemos más bilingües en LinkedIn que en todo el sistema educativo de Finlandia. Pero luego llega la entrevista y el candidato se pone a hablar en Spanglish como si hubiera aprendido inglés entre el Gomaespuminglish y el Telecupón.

Y lo peor no es que lo diga. Lo peor es que nadie lo comprueba. Hasta que te sueltan en una call con un cliente de Liverpool y tú, sudando como en la boda de tu ex, sueltas:

“The KPI’s are very important because… eh… the chicken is in the kitchen.”

CVs creativos en un mundo tik tok

El 95% de los reclutadores no saben qué hacer con un CV creativo:

  • Si es bonito: “Demasiado diseño.”

  • Si es clásico: “Le falta chispa.”

  • Si es interactivo: “No me carga el QR , ¿lo tienes en PDF?”

Total: da igual lo que hagas. En general se centrarán en dos cosas:

  1. Tu último trabajo.

  2. Cuánto duraste (aunque fuera friendo churros con máster en Harvard).

Todo lo demás es postureo. Como Tinder, pero sin match.

Mentir en el CV: el verdadero deporte nacional (y sin control antidoping)

Porque, queridas criaturas del multitasking y el copy-paste, inflar el currículum ya no es una práctica ocasional. Es casi un deporte olímpico. Y ojo, con modalidades propias:

  • Másters en Harvard (aunque no hayan pisado ni Harvard Comics).

  • CEO de una startup (que era una cuenta de Instagram de croquetas veganas).

  • Trilingüismo nivel nativo (si por “nativo” entendemos pedir cerveza en inglés, insultar en francés y entender Dora la Exploradora en portugués).

Y el clásico de clásicos: “He trabajado con Elon Musk”, cuando en realidad lo más cerca que han estado de él fue darle like a un tuit sobre cohetes y perritos.

Pero lo mejor es que no son solo los becarios con aspiraciones de LinkedIn influencer. No, no. Aquí miente todo el mundo con títulos más decorativos que útiles, impresos en papel de diploma y encuadernados con ego;




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.