Los secretos de Ariadna.

Capitulo 4 - Hallowen

Adrián.

Las preguntas no pararon de llegarme y no solo de amigos sino de periodistas, sin embargo, para el día siguiente las fotos habían desaparecido del internet pero no quitaba que algunos ya las hubieran descargado. 

Quería llamarla pero no tenía valor, debía percatarme que nos estarían vigilando y ahora sentía vergüenza de verla, así que solo me quede en mi cuarto a pesar de que tenía la constante presencia de Kleer, mi mejor amiga. 

— ¿Va a seguir así? — me preguntó mientras se maquillaba en mi cuarto y yo estaba boca abajo en mi cama.

— Tenía un avance y ahora todo se fue a la basura, quiero desaparecer — me di la vuelta y me quede con vista al techo hasta que el rostro de Kleer se puso al frente. 

— Pero la noticia fue borrada, la gente lo olvidara.

— Tal vez pero ella no, las chicas no olvidan ser fotografiadas sin su permiso y menos si entran a un cuarto con un chico.

— Si, es horrible pero no hicieron nada ¿o si? —  entonces a parte tu cara de mi cara y me levante. 

— No paso nada pero la gente no lo sabe y es muy probable que ya la perdí y mis padres están molestos conmigo.

Se cruzó de brazos y dió unos pagos por la habitación —  No te había visto preocupado por una chica desde... bueno, la innombrable, debe gustarte mucho. 

— Demasiado —  me incline y apoye mi cabeza en su hombro. Kleer me abrazo fuertemente hasta que me aparto bruscamente.

— Que te parece si vamos al cine o de compras o yo que se pero es sábado y no pienso quedarme aquí. 

—Estoy castigado, no puedo salir — dije con mucho desanimo.

— Solo iremos al cine y tus padres no están.

Lo pense varias veces pero no sacaba nada estando solo en casa — Bien pero tú invitas — no tenía ánimos, así que fui casi en pijama, con pantuflas, un saco sucio y un pantalón holgado. 

Tuve que ocultarme en el auto de Kleer para que los que me vigilaran no se dieran cuenta de que salí.

La consecuencia fue que llegue entumecido al cine, por otro lado Kleer quería ver una película de animación. Me daba igual lo que viéramos mientras pudiera descansar un rato.

— Iré a comprar palomitas y nachos, tu sigue a la sala y por favor cambia esa cara — me dijo tratando de hacer una sonrisa con sus dedos enis labios.

— Primero iré al baño y luego a la sala ¿Le molesta? — le hable como si fuera mi jefa porque solía comportarse como tal.

— Pero que sea rápido.

Me dirigí al baño y al verme al espejo no me reconocí, jamás había salido fachoso de mi casa y no me gustaba verme de esa manera.

Me lave las manos y trate de arreglar mi cabello pero me rendí rápido y solo me puse la capucha. Al salir no me fijé en mi alrededor y choque con alguien, casi lo tumbó pero me di cuenta que era una chica con una pijama de una pieza de un oso.

— ¿Ariadna? — note el rojo en sus mejillas y me escondi muy rápido en el baño debido a que no estaba presentable.

De todos lo cines, de toda la ciudad tenía que venir a este.

Ariadna.

Había llegado una de las épocas que en mi niñez disfrutaba mucho como cualquier otro niño. Pero esa época era más para mí familia como otras tienen la navidad o el día de gracias, pero la nuestra era el Hallowen. No era los dulces, sino el que mis padres me demostraban lo importante que era en su vida.

No solía usar el fondo de dinero que mis padres me habían dejado pero en ocasiones como esta solía abusar de él. Alquile una sala de cine completa para mi sola y que proyectaran los clásicos de terror, ese día fui en pijama para sentirme más cómoda, mi tío iría en la noche, se que nunca se perdería "Viernes 13" en la gran pantalla pero mientras estaría sola.

Ya llevaba como dos películas pero me había quedado sin bocadillos y necesitaba ir al baño. Aproveche el lapso para la tercera película y estaba con mi pijama de oso que me habían regalado y la gente fue evidente al verme raro pero eso no me importaba en este día triste para mi.

— ¿Me podrías llenar esto? —  pedí mientras iba rápido al baño.

Al verme al espejo tenía los ojos hinchados y veía fatal. Al salir me puse mi capucha pero choque con un tipo que casi me hace caer e iba a reclamar pero al verlo bien supe que era Adrián.

Al ver la manera en la que venía vestida me escondi en el baño. Ambos lo hicimos, no traía nada de maquillaje a la mano, me veía fatal.

Que vergüenza.

Con ayuda del agua me arregle el cabello y trate de disimular un poco.

— ¿Adrián? — lo llame para que saliera y lo hizo con la cabeza agachada.

— No tengo cara para verte ahora.

— Ambos nos vemos terribles pero eso no importa.

— No solo es eso, es por lo de las fotos — se sacó la capucha y se veía cansado — Lo lamento, si ya no quieres hablarme lo entenderé, se nota que de verdad te afectó.

— ¿Esto? — me señale — No estoy triste por eso, es por algo más importante que unas fotos. 

Me regreso a ver sorprendido pero yo no pude evitar sentirme más triste y sentía como cada parte de mi cuerpo quería derrumbarse, a veces me sentía como una muñeca de trapo que puede parecer fuerte pero entre mas la forcejeas, más tiende a romperse. 

— ¿Estas segura? — quiso tocar mi cara pero se detuvo y puso sus manos en mis hombros. 

Me fregué los ojos y me saque la capucha — Lo que digan los medios me da igual, solo dicen lo que quieren decir, tu y yo sabemos que no paso nada y solo eso importa.

— Es un alivio, creí que ya no volverías hablarme... — en ese instante me abrazo pero yo no le correspondí — No quería perderte — me susurró. 

Seguí sin responder a su abrazo hasta que su teléfono sonó. Se separó y sus ojos estaban llorosos, me sentí angustiada al ver lo mucho que le importaba.

— ¿Qué paso? — dijo y comenzó a limpiar sus ojos pero se dio media vuelta para que yo no lo viera.




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