Los secretos de Fos

Hades II

Yo estaba bien tranquilo, en mi bosque donde podía molestar a los humanos que pasaban por ahí o incluso molestaba a algunos otros seres mágicos, pero la mayoría del tiempo y para que me miento, estaba acostado, mirando el cielo creando cosas del viejo mundo para no aburrirme.

Recordaba un poco de mí otra vida pero siendo francos ¿Quién quiere regresar a la escuela? Así que me limitaba crear cosas inútiles en general que no funcionaban porque desconocía como funcionaban en mi mundo.

Entonces mi cuerpo se desvaneció como arrastrado por una aspiradora y termine dentro de una sala blanca, con tapiz rojo, y con algunas estatuas doradas de animales por ahí y por allá en grandes pilares, además de una gran ventana que daba a un jardín, creo. Había algunas banderas con un escudo de armas de un león con armadura mirando al frente con un sol saliendo detrás.

Ah, olía a cosas caras, no sé cómo explicarlo.

Lo importante es lo que estaba frente a mí, una Ceres Bianchi, aunque de diez años de edad.

— ¡Ah, no me jodas!— Exclame, reconociendo a la chica del maldito juego al instante que la vi.

Había vivido tanto tiempo sin que me molestaran que no pensé en el mundo al que me enviaron.

— ¿Disculpa?— La chica me miro, inclinando su rostro.

Me quede callado, procesando el asunto. El juego otome, o sea, juego de citas, la villana frente a mí y el contexto de todo el juego ¡El maldito juego! Los recuerdos llegaron a mi conforme más lo pensaba y… ¡Que divertido se había vuelto todo!  

Y sí, yo jugaba Otomes de vez en vez pese a ser un chico. No me juzguen, a mí también me gusta el romance colegial.

—Yo te invoque— Comenzó la niña con autoridad, feliz de verme aunque se veía exhausta— A partir de ahora eres mi familiar así que harás todo lo que yo te diga ¿Entendido? Seré la reina de este mundo y tú, mi real sirviente…

La chica levanto su mano y preparo el conjuro de atadura pero como esperaba, la atadura exploto, sorprendiendo a la chica, lo que provoco cierto enojo en ella y en mí, una sonrisa desafiante.

Humanos no podían matar a un ser mágico y el ritual debe hacerse en privado, solo con el ser mágico y la usuaria así que podía divertirme con ella un rato antes de irme.  

— ¿Qué pasa, mocosa?— Dije riéndome un poco— ¿No que sería tu fiel sirviente?

Ahora que sabía que estaba en ese juego ¿Por qué no buscar a la protagonista? Quizá me vuelva su ser mágico y me divierta mucho.

— ¡Cierra la boca y subyúgate ante mí!— La chica volvió a lanzar el hechizo pero de nuevo, se rompió. Esta termino cayendo de rodillas cansada. Estaba sudando— ¿Q-qué pasa? ¿Por qué no…?

—Te diré que pasa— Me senté sobre su cabeza— Los humanos nacen sin magia pero sus pautas cerebrales son más que suficientes para doblegar a un ser mágico pero fíjate que resulta que tus pautas no pueden subyugarme, incluso si tu mente me llamo, no podrás dominarme.

— ¡Tengo que lograrlo!— La chica lo reintento poniéndose de pie pero de nuevo fallo, lo que llevo al borde de las lágrimas. Se notaba frustrada pero tampoco podía hacer nada.

Un segundo, si esa niña es la villana del juego, debería ser muy fuerte ¿No? Si no mal recuerdo, ella y la protagonista tenían un Administrador, siendo los únicos personajes que tenían uno en la escuela.

Quizá esto no era tanto como el juego.  

—No soy para ti pero encontraras a alguien más, ya verás, alguien de tu nivel— Susurré con malicia pero la chica ya estaba llorando de forma ruidosa, cosa que en realidad no me hubiese llamado la atención, de no ser porque ese personaje jamás había llorado ni cuando era derrotada al final.

Se supone que era una mujer oscura y siniestra aunque bueno… Aún es una niña.   

—No llores, niña, mira…— Rayos, mi corazón de pollo.

—Ya falle dos veces, mi familia no me apoyara más, me quedaré sola, mi hermano, mi padre…— Comenzó, abrazándose a sí misma, arrugando el hermoso vestido rojo que llevaba, seguramente muy caro con esos holanes y moños. Qué bueno que no traía maquillaje porque seguro se vería mucho más horrible con las lágrimas y los mocos en su cara.

Eso tampoco se mencionaba en el juego, lo de las invocaciones falladas, aunque tampoco es que se tratara mucho a la villana como personaje, más allá de ser la rival amorosa de la protagonista y ser un incordio la mayor parte del tiempo.

Bueno, ya estaba ahí ¿Por qué no ceder un poco?

—Bueno, niña, te ayudaré pero no me subyugaré ante ti— Dije dándole palmaditas en la cabeza— Seremos compañeros ¿Qué te parece? Seguirás mis consejos y yo te llevaré a una vida mejor que la puedes esperar tener.

— ¿D-de verdad me ayudaras?— La chica levanto la vista, limpiando sus lágrimas.

—Soy un ser benevolente así que si— Estire mi mano hacia ella— Haz el contrato de subyugación pero yo cambiare algunas cláusulas, primero, no serás mi jefa y segundo me dejaras peinarte alguna vez.

— ¿Peinarme?— La chica me miro extrañada.

—Me gusta el cabello y yo casi no tengo— Era verdad lo del cabello pero no recordaba porque me gustaba.




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