— ¡Y resulta que tenemos que cuidar de unas plantas! Aunque me toco una bonita, quizá luego te la enseñe pero ¿Te lo puedes creer? ¡Solo nos dan trabajo! De verdad comienzo a creer que solo buscan gente tonta para explotarla— Ceres se estaba quejando con Cleo, como siempre hacia.
—Suena muy duro— Cleo le miraba mientras daba algunos bocados a su comida— Que bueno que yo no tengo un poder oculto ¿No?
—Ya me disculpe por eso— Ceres se mostró avergonzada.
—Lo sé, lo sé y lo digo en serio— Cleo se rio por la expresión de Ceres y le pego en la frente— Si eres tú, seguro que esa flor alcanzara el valor más alto jamás visto así que esfuérzate más.
—Lo aprecio, de pero de verdad no quiero trabajar más— Ceres se dejó caer en la mesa.
—Veo que volviste a hacer eso, querido Hades— Me dijo Leonardo contemplando la nube que tenía entre mis manos con atención— Sabes que no es recomendable hacerlo ¿Cierto? Eso solo acelera el proceso de desequilibrio, tanto en usted como en la victima.
El desequilibrio no era un tema precisamente llamativo entre los seres mágicos.
—Lo sé, lo sé, evitaré hacerlo, pero a veces no me lo dejan fácil— Dije haciendo una mueca— O quizá simplemente no me gusta hablar y prefiero hacer todo rápido ¿No te pasa?
—Las mejores creaciones requieren paciencia…— Aseguro Leo mirándome con atención.
—Claro, tú eras inventor…— Pude desaparecer la nube de humo negro pero no pude evitar toser cuando se metió en mi nariz— Pero me refiero… Supongo que te preocupa Cleo ¿No?
— ¿De qué hablas? Claro, como cualquier ser mágico— Aseguro Leonardo mirando a su compañera.
Ahí estaba la clave “Como cualquier ser mágico” Yo no era como los demás.
— ¿Y no te importa olvidarla al final de todo?—Le mire con atención.
—Creo que esta es mi tercera compañera humana y no puedo recordar a los otros dos así que… Supongo que solo espero que hayan vivido muchos años con mi ayuda y espero lo mismo de Cleo…
Resignación, tiene sentido en lo seres mágicos más viejos aunque no lo noten estos.
—Si ella muere ahora, supongo que no importara ¿No?— Le dije con un tono serio.
— ¿Qué tratas de decir?
—A eso, si ella se muere, al final podría no importarte, porque la olvidaras y conocerás a otro compañero ¿No?— Me mostré solo un poco amenazante, a lo que este me escudriño con los ojos, tratando de discernir si lo decía en serio o no.
—Supongo que tienes un punto pero…— Leonardo frunció los labios, colocándose frente a mí.
—Tranquilo, solo bromeo, nosotros somos eternos, ellos no, supongo que solo nos queda disfrutar del tiempo que podemos conocerlos cuando son divertidos— Le dije encogiéndome de hombros.
—Nosotros también morimos— Dijo Leonardo, mostrándose tan confundido como hace rato.
—Claro, nosotros también morimos— Pero yo era Hades, el dios de la muerte, yo era eterno como los infomerciales en el canal en el que solo pasan infomerciales o como el molesto sarpullido que regresa cuando pensaste que ya lo habías curado.
¿O eso es ser mala hierba?
La noche llego y Ceres se dejó caer en su cama.
—Hizo un gran trabajo, señorita— Le felicite acariciando su cabeza.
—Gracias, creo— Ceres se giró para verme pues estaba flotando sobre ella— De verdad debimos evitar llamar la atención ¿Sabes? ¡Antes de salir del salón de los héroes me dieron esto!
—Ah, la solicitud para las pruebas a mitad de año pero puede rechazarlo ¿Sabes? El profesor frustrado seguro solo quiere ver arder el mundo.
—No les pongas apodos porque entonces yo les comenzare a decir así y un día se los diré en la cara— Ceres hizo una mueca de mala y se giró hacia la ventana, moviendo de arriba a bajo sus pies— Y si, lo rechace pero solo serán peleas de exhibición y lamentablemente soy una de las “invitadas especiales”
—Siempre hay formas de zafarse de las responsabilidades.
—Tienes razón pero… —Levanto la vista hacia mí— ¿Y eso solo me perjudica a nivel social o más? Los miembros de la escuela ya me conocen y ya viste a la chica de cabello rosa que andaba de chismosa ¡Tampoco puedo avergonzar a mi familia!
—Como si le importara…
—No lo hace pero mi hermano… y papá… No sabemos lo que pueda pasar si descubren que hui. La del periódico me conocía, si dice algo o si mi papá lee el periódico de la escuela o mi hermano— Dijo la chica haciendo una mueca.
No le iba a decir que no les importaría lo más mínimo pero no fui grosero— No creo que a su padre le importe leer un diario escolar.
—Eso me recuerda, con esa chica rosada se mostró autoritaria ¿Por qué no usar eso contra su hermano o su papá?— Le mire con atención, recargándome en mi mano mientras flotaba sobre ella.
Ella se giró y se cubrió con las cobijas— Sabes que es diferente…
— ¿De qué forma?
—Solo es distinto— Dijo Ceres manteniendo la cabeza en la sabana— Puedo usar el nombre de mi familia para hablar, me escondo detrás de eso y de ti pero con ellos… No puedo usar ninguno de los dos.