Ambas seguimos corriendo hasta llegar a una zona con el suficiente tránsito de personas.
— ¡Muchas gracias!— Artemisa trato de recuperar el aliento mientras lagrimas salían por sus ojos. Ella trato de limpiarlas torpemente lo que me recordó solo un poco a mí— Cuando lastimaron a Zeus yo ya no supe que hacer… ¡Gracias, de verdad!
Me acerque a ella y le ayude a limpiar sus lágrimas con las mangas de mi uniforme. Eso es lo menos que hubiese esperado de alguien pero salvo Hades, nadie lo habría hecho.
—Ya, ya, no llores que me incomodas un poco, ya paso, mejor para la próxima hazte fuerte. Hades siempre me dice que las habilidades mágicas no lo son todo y creo que tiene razón— Esboce una cálida sonrisa mientas me apartaba de ella. La verdad es que hasta ese día comprendí que todo era necesario.
Artemisa asintió avergonzada.
—Gracias— Ese fue Zeus.
—Ni lo menciones— Le dijo Hades, dejando que el osito blanco se levante para ir a sentarse sobre la cabeza de Artemisa quien se mostró muy feliz de verlo con una gran sonrisa y tomándolo para abrazarlo.
Hades hizo lo mismo de sentarse sobre mi cabeza pero decidí no abrazarlo. Una vez me dijo que le avergüenza que lo vean tan cariñoso con alguien. A mí también me daba pena así que no discutí.
— ¿Quieres que regresemos a la escuela? Podremos venir en otro momento…— Le ofrecí.
—No, no, está bien, esto bien, solo necesitaba… recuperarme— Artemisa asintió con una sonrisa. Notaba que se estaba haciendo la fuerte pero decidí respetar eso.
—Bien, entonces vamos, está cerca del restaurante que escogí ¡Los postres son deliciosos ahí, te gustaran!— Le dije tomando su mano. Aún estaba fría pero trate de que se sintiera mejor con mi calor aunque seguro funciona mejor como chico.
Admito que lo que paso después fue en parte mi culpa.
El restaurante era popular entre la realeza, no solo porque contaba con una cantidad de platillos nuevos muy populares, sino porque pese a todo, era mediamente caro. Aun así, el restaurante era una de las empresas más ricas de la ciudad, teniendo muchos lugares por toda la ciudad y fuera incluso de Fos.
— ¡Te encantara! No te preocupes por el precio, yo pago…
— ¿Segura? Yo…— Artemisa se mostró avergonzada.
—No te preocupes, yo decidí elegir el lugar ¿No? Es lo menos. Tomemos una mesa y charlemos— Dije con una sonrisa tranquila. No me importaba pagar, al contrario, quería hablar con ella como compañeras de seres mágicos tan peculiares como lo eran los administradores.
Ambas entramos al lugar que estaba lleno de gente pero la mayoría eran trabajadores de alguna casa de otros miembros de la realeza por lo que muy pocos estaban ahí sentados comiendo.
El restaurante por dentro era grande, de dos pisos, con acabados elegantes bastante más pulidos que los de otros lugares que ocupaban ese mismo estilo y si, no me preguntes, no sé qué estilo sea. Los pisos eran blancos y relucientes y el techo tenía grandes ventanales que dejaban entrar la luz del sol. Los focos estaban muy adornados, aunque no recordaba ahora mismo como se llamaban esas lámparas con más lámparas a su alrededor. La cocina no se veía, tal como esperaba de un restaurante conocido pues debían mantener en secreto las recetas y bueno, tenían algunos adornos de oro con diamantes que estaban bastante vigilados ¿Entonces para que los sacan en primer lugar?
Una pared estaba tapizada con los premios que ha ganado la cadena de restaurantes.
— ¡Cerca de la ventana!— Me fui a sentar rápido y luego me levantó para darle el lugar a Artemisa— Lo siento, puedes sentarte aquí, yo me siento del otro lado, sigue siendo la ventana.
Artemisa se rio un poco aunque no supe si de mí.
—Bueno, cuéntame un poco de tu ser mágico— Hable pasando un mechón de mi cabello detrás de mí oreja— Hades es raro, me acepto enseguida pero me dijo que tenía que escucharlo, que su consejo serviría.
No veía el rostro de Hades pero casi podía verlo hacer una mueca.
—Ah, pues con Zeus fue muy similar, la verdad es que no pensé invocarlo a la primera así que se presentó y me explico muchas cosas sobre los seres mágicos incluyendo eso de que es mejor trabajar en equipo. Preferí escucharlo a otra cosa— Admitió la chica encogiéndose de hombros.
—Claro, a la primera, como yo— Dije recalcándolo, evitando hacer una mueca.
—Sí, y bueno, me mostro su magia pero no me enseño a usar el arma— Dijo Artemisa inclinado su rostro y mirando a Hades sobre mi cabeza— Supongo que tu ser mágico es más fuete que el mío, incluso siendo ambos Administradores.
—No lo sé, creo que tendríamos que enfrentarnos— Ceres miro a Zeus— Pero tu ser mágico también se ve poderoso, quizá tú seas más fuerte que yo, claro, cuando entrenes y eso…
—Disculpen ¿Qué va a ordenar?— Preguntó el mesero hacia mí.
—Ah, yo quiero uno de…
—Se llama Musaka— Hades me salvo.
—Ah, una Musaka, es muy rica, deberías probarla pero todo es delicioso— Le dije a Artemisa.
—Perfecto— El mesero estaba por irse lo que se me hizo raro.