Los secretos de Fos

Ceres XXXIII

¡Me había vuelto completamente loca! Quizá convivir tanto tiempo con Hades me estaba volviendo tan loca como él, lo que de alguna forma me hizo estremecer. 

Pero, honestamente, no se me sentía totalmente aterrada, no como con el secuestro, era una sensación más bien similar a cuando le patee el trasero al príncipe. Una mezcla de miedo y excitación.

Si sobrevivía, me haría un chequeo cerebral y de paso, uno para Hades. Definitivamente debíamos estudiar a profundidad si la locura era o no contagiosa.

Respire profundamente y salí de mi escondite, corriendo hacia la gran serpiente que trataba de atrapar a Artemisa y a Egan.

Artemisa era lenta pero lo compensaba con el poder de transporte de Dafne mientras que Egan era por si solo lo bastante increíble como para evitar los ataques de la serpiente, haciendo todo el daño posible.

—Cuidado— La voz de Hades me saco de mis pensamientos junto a tiempo para evitar un golpe con la cola de la serpiente que venía sobre mí.

Logre evitarlo saltando sobre su cola y entonces me deslice por el cuerpo de la serpiente, corriendo hasta la cabeza, pero claro que mi enemiga mi vio, por lo que doblo su cuerpo hacia ella y con un movimiento de látigo me expulso de sobre su cuerpo.

Artemisa y Dafne me miraban mientras Egan distraía al basilisco.

— ¿No podemos sacar alas, verdad?— Pregunté al aire.

—Nunca lo intentamos pero no creo que pueda— Aseguro Hades con aquel tono despreocupado de siempre.

—Entonces tratemos de caer sobre ella, eso aumentara el poder del impacto ¿No?— Dije apuntando mi vidente a la cabeza de la serpiente— ¿Sabes lo que debemos hacer ahora, verdad?

—Claro, prepárese— Dijo Hades.

Tomando en cuenta la situación no debemos esconder más nuestro poder, así que apreté el mango del bidente y comenzamos a caer a gran velocidad, esto debido al gran peso que ahora llevábamos.

Nuestro poder era el control de la gravedad.

Podía aumentar mi peso o disminuirlo a voluntad e incluso podía atraer y repeler cosas pero era un poder complicado de mantener, sobre todo aumentar mi peso porque, claro, me volvía pesada pero también era difícil moverme.

Hades me dijo que por eso era necesario el entrenamiento físico pero aun así, cuando aumentaba mucho nuestro peso me era imposible si quiera levantarme del suelo.

Recuerdo una vez que agrietamos el piso de casa. No supe que decirle a Martha ni a mi papá sobre eso.

Caí a gran velocidad sobre la cabeza de la serpiente, enterrando mi bidente en su corona, destrozándola y llegando más hasta la cabeza donde pude mancharme de sangre de no ser por la defensa contra la suciedad que llevaba, o sea Hades evitando que me cayera cualquier cosa.

La serpiente comenzó a retorcerse de dolor. Como esperaba, incluso siendo tan pesada y cayendo tan rápido su piel era gruesa pero había hecho daño, así que debía aprovecharlo ahora. 

— ¡Ahora!— Grité, esperando que Egan lo entendiera.

Saque el bidente de su cabeza como pude y por poco fui golpeado con su cola, entonces Egan apareció sobre ella y le golpeó la cabeza con tal fuerza que la reventó contra el suelo, empujándome lejos por la onda expansiva.

Logre caer bien, aunque estaba temblando y débil por lo que caí de rodillas.

Note que la sombra de la serpiente se levantó y entonces trate de repelerlo para que no me comiera pero Egan la empujo con su lanza, cayendo al suelo justo a mi lado, completamente inmóvil.

—Solo fue un acto reflejo, la mate— Dijo Egan acercándose a mí y tendiéndome la mano para ayudarme a levantarme— ¿Estás bien? Eso fue increíble, no pensé que tu plan fuera caerle desde arriba… Fue una locura.

Negué con la cabeza para quedarme un rato más en el suelo— Gracias, no sé si alegrarme por eso.

—Fue un halago, te lo aseguro— Admitió Egan con una sonrisa.

— ¿Estás bien?— Artemisa fue hacia mí y me contemplo.

—Claro que estoy bien, estas bestias no son nada comparadas con mi grandeza, claro que si— Solo pude sonreír y levantar un pulgar en su dirección mientras pasaba algunos mechones de mi cabello detrás de mi hombro de forma exagerada.

—Lo hiciste bien— Me felicito Hades quien ya estaba sentado sobre mi cabeza.

—Claro que sí, tarado, soy yo…

El basilisco comenzó a deshacerse lo que me sorprendió.

­         —Los monstruos vuelven a la naturaleza cuando mueren, como los seres mágicos o eso es lo que dicen— Dijo Dafne notando mi expresión.

—Sí, eso dicen…— Egan frunció los labios y miro al cielo, soltando un largo suspiro para entonces regresar a vernos con una sonrisa— ¿Descansamos? 

¿Por qué se veía tan triste?



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En el texto hay: seresmagicos, isekai, recuentosdevida

Editado: 12.10.2024

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