— ¿De verdad termina así?— Me preguntó Ceres lanzándome miradas confundidas y hasta horrorizadas, en cuanto termine de explicarle una película de mi mundo que en realidad estaba haciendo pasar por una historia que yo invente— Los héroes perdieron ¡No puede terminar así! ¡Tienes que escribir otra parte donde ganen!
Agradecía estar en otro mundo y no tener que pasar por los derechos de autor (No es cierto)
—Lo estoy pensando, quizá la llame End Game— Esboce una sonrisa orgullosa.
—Quizá podamos venderlas y hacerlas pasar por mías, entonces ganaríamos dinero como guionistas ¿Qué te parece?— Los ojos de Ceres brillaron. Supongo que de verdad había aprendido algo, aunque sea mínimo, de su familia de comerciantes.
—No es una mala idea— Y no la era, lo acepto. Y como ser mágico, no es como que yo pueda publicarlos solo.
—Quizá podamos hablarlo hoy en Golden Gloves ¡¿Te imaginas?! Yo sería actriz y escritora, y sería famosa, entonces podríamos llevar la buena vida ¿Qué te parece? Vivir sin hacer nada…
—Eso ya lo haces…
— ¡Cállate!
—De todas formas, veo que ya es bastante famosa…— Dije notando que muchas personas nos veían o más específicamente, a Ceres mientras caminábamos hacia el salón de clases.
Ceres también se percató pero al instante se alzó, como si fuera lo más normal.
¿Cómo le explico?
Fue entonces que llegamos al edificio de la escuela, donde pudimos ver el tablón de anuncios donde una noticia llamaba mucho la atención pues no solo era el papel más grande, si no que parecía que las demás noticias estaban ahí para hacer destacar más esa noticia.
“¡Ultimas noticias! ¡El líder de los caballeros hace su movida con las chicas más jóvenes! ¡Chicas deberían apresurarse antes de que se los ganen!”
—Vaya, es por lo de Egan ¿Será tan popular?— Dijo Ceres, frunciendo los labios con curiosidad y entonces miro otra pequeña noticia— Mira, parece que Artemisa enfrento a otros monstruos en… ¿La escuela? ¿Entraron aquí?
—Esa es la noticia que debería destacar— Dije cruzándome de brazos.
Ceres siguió adelante hasta el salón pero la mirada de las chicas más grandes era la que más me llamaba la atención. Estoy seguro de que una de ellas le lanzo una maldición mientras apretaba una muñeca.
—Ah, qué bueno que te encontré— Egan llego por delante.
—Hola— Saludo Ceres con una sonrisa.
— ¿Estás bien?— Egan parecía con confundido— La noticia….
—No me molesta— Admitió la chica, pues yo estaba consciente de que lo que ella quería era llamar más la atención aunque no sabía si era la forma correcta de hacerlo. Los rumores comenzaran con esa noticia, para bien o para mal.
La prensa rosa siempre vende, incluso de gente que no conoces…
— ¿Eh? ¿De verdad?— Egan se sonrojo un poco y termino rascando su mejilla— B-bueno, quería saber si te molestaba, ya sabes para hablar con el periódico y retirar la noticia aunque no creo que sirva de mucho ya.
—Cárguennos contra ellos de frente— Dijo Lubu.
—Tranquilo, Lu bu, no es para tanto— Egan lo tranquilizo— Me alegra que no te moleste pero si comienzan los rumores, avísame, las chicas suelen ser… Peligrosas.
— ¿Qué quieres decir con eso? Yo también soy chica— Ceres se quedó confundida, poniendo los brazos en jarra.
—No generalizo, me refiero a que pueden ser molestas y tomarse rumores muy a pecho— Dijo este mostrándose avergonzado— La verdad es que quitarlos ya no sirve de mucho y tampoco hay mentiras, si no incógnitas, por lo que tampoco está apto para ser retirado sin razón… Lo más preocupante es que ignora el problema real.
— ¿Te refieres a los monstruos en la escuela?— Preguntó Ceres.
— ¿Lo leíste?
—Por poco, era un papel pequeño pero la foto de Artemisa me llamo rápido la atención— Ceres se encogió de hombros.
—Pues sí, eso, bueno, te dejo, espero volver a hacer patrulla contigo— Dijo Egan despidiéndose con una reverencia y yéndose de ahí mientras levantaba la mano. Algunas chicas cuchichearon pero este las paso de largo.
Ceres avanzo hasta el salón pero termino topándose con su hermano quien parecía esperarla.
No tuvo oportunidad de escapar.
Su hermano solo avanzó hacia ella y se inclinó un poco— Ten cuidado con lo que haces, no quiero que manches el nombre de los Bianchi si andas por ahí de ofrecida ¿Bien?
Se fue de ahí sin esperar respuesta mientras Ceres apretaba sus labios y temblaba no sé si de enojo o de miedo.
Le acaricie la cabeza a lo que esta salió abrió un poco los ojos para atraparme y abrazarme.
Cleo se acercó desde atrás, viniendo justo de la dirección en la que se había ido su hermano— ¿Estás bien? ¿Te dijo algo?
—E-estoy bien— Pudo responder pero su sonrisa quebrada no nos convenció.