Yo ya estaba despierto para cuando comenzaron los golpes en la puerta de Ceres, quien claro seguía dormida y por poco salta de la cama hasta el suelo de no ser porque logro sostenerse con las manos.
— ¿Q-qué…? ¿Y-ya es tan tarde?— Fue lo primero que pregunto, limpiándose la saliva.
Los golpes nos hicieron saltar de nuevo.
— ¿Cleo? Ya voy, ya voy, dame cinco minutos y me cambio— Le dijo Ceres soltando un largo bostezo a lo que la ayude a cambiarse para que fuera mucho más rápido. La realidad es que solo ayude con su cabello.
—Pero aún es temprano— Dije mirando el rejo de la pared.
Cuando terminamos de arreglarnos solo pudimos ver a Egan con una expresión seria frente a la puerta.
— ¿Qué haces en los dormitorios de las chicas?— Ceres abrió los ojos con sorpresa.
—Si es un pervertido, debo eliminarlo— Dije en voz alta, sonando muy peligroso.
—No, no esperen, es sobre Cleo y Artemisa— Dijo el tipo levantando sus manos en señal de rendición para luego volver a su expresión seria— Desaparecieron en la noche. No sabemos a dónde fueron.
— ¿Qué?— Ceres hizo una mueca.
—Vamos al salón de los héroes— Dijo y comenzaron a correr.
Cuando llegaron al salón de los héroes, no solo estaba Ajax, también estaban Eneas y Dafne quien rápidamente fue al encuentro con Ceres quien le dio unas palmaditas en la cabeza para tranquilizarla.
—Tranquila— Fue lo que le dijo Ceres aunque ella misma mordisqueaba sus labios— ¿Qué paso?
—Sospechamos que las secuestraron— Dijo Ajax haciendo una meuca preocupada, mientras removía algunos papales sobre su escritorio— No las hemos visto por ningún lado desde que la enfermera lo reporto. Al principio pensamos que se habían ido a otro lado o a sus cuartos pero no están por ningún lado.
— ¿Y paso frente a sus narices?— Ceres hablo en voz alta pero luego negó con la cabeza— No, no importa, lo que importa ahora es encontrarlas ¿Sospechan de alguien? ¿De otro reino? ¿Algo?
—No tenemos nada de momento— Ajax negó con la cabeza— No hay rastros mágicos lo que significa que no fue alguien con un compañero mágico pero, la verdad es que nadie parece tener razones para hacerlo ¿O no? ¿Ustedes tienen algo en mente?
¿Alguien sin compañero mágico? Esa es una conjetura muy precipitada.
—No...— Ceres negó con la cabeza.
—Y un monstruo las mataría así que también esta descartado— Dijo Egan.
Ceres hizo una mueca y salió del cuarto muy rápido. Sospechaba que no quería seguir escuchándolas y quería actuar.
— ¿Podemos encontrarlas?— Me pregunto.
—No lo sé— Negué con la cabeza— No es imposible pero yo no soy un buen rastreador, la verdad. Ajax menciono que descartan monstruos y humanos con ser mágico pero es muy pronto para hacer eso.
— ¿Pudo ser alguien con ser mágico? ¿Un alumno, quizá?
—O un maestro. Aun podríamos intentar rastrear a cada alumno pero no parece la mejor acción. No sé cuánto tardaría porque como dije, yo no tengo habilidades de rastreo, al menos no con magia que no es mía— Le dije seriamente.
Tampoco quería descartar a los monstruos, la verdad es que…
Un temblor nos sacó de nuestros pensamientos.
— ¡Un monstruo!— Grito alguien.
—No tengo tiempo para esto— Susurro Ceres y corrió hacia el problema.
Sospechaba que pese a lo que dijo, quería hacerlo. Quizá una forma de liberar la frustración que podía ver en su rostro. El cómo apretaba los dientes y mantenía los puños cerrados era la evidenciaba.
La chica llego hasta la cerca de la escuela, donde había un par de guardias enfrentando a unas cuatro mujeres con cuerpo de león y unas alas enormes de águila. Era una Esfinge del tipo griego.
Porque como dato, también había egipcias aunque seguro todos conocen estas por la grandota que está en el desierto de Egipto.
Una de ellas logro lanzar muy lejos a uno de los guaridas que por poco se mata de no ser porque su ser mágico lo salvo con el poder del viento. El otro guardia lanzaba fuego desde una especie de espada, logrando cortar a esa para eliminarla.
—Hades— Dijo Ceres a lo que tuve que hacerlo.
Ceres apretó el bidente y salto desde la ventana la cual abrió previamente para caer casi sobre una a la cual enterró en el suelo con tal fuerza que uno de los guaridas se cayó de trasero.
Eso no le gusto a las otras dos aves.
—Chica, nosotros…— Comenzó el guardia pero Ceres le lanzo una mirada peligrosa, digna de la villana de un Otome, lo que lo dejo callado.
Ceres tomo con fuerza el bidente y lo lanzo hacia una de las esfinges que la esquivo en el último momento, entonces Ceres usando de soporte la pared salto tomo la lanza y la enterró en la cabeza del monstruo con un movimiento que ni yo me imagine.
La otra se lanzó en el aire para morderla y pese a que lo logro, no deje que le hiciera mucho daño, entonces Ceres le pego con el mango en la cabeza con tal fuerza que ambas terminaron en el suelo.