—Eres tan patética y asquerosa— Ceres le hablaba con frialdad, mostrando una expresión que no pensó ver en ella. Era desprecio y asco genuino. Sus ojos azules estaban fríos— No sé cómo esta escuela puede rebajarse a aceptar a gente como tú pero supongo que hasta los peones más inútiles se pueden sacrificar pero ten más cuidado ¿Quieres? No puedes ir por ahí manchando a la gente con tu fea cara.
Yo solo podía quedarme mirándola cuando mientras el príncipe hacia lo mismo, mirándome con asco.
Fue cuando choque contra él, el mismo momento pero… Esto no paso ¿Verdad?
Abrí los ojos un tanto perturbada por las imágenes que acaba de ver.
—Buenos días— Era Nereida, la enfermera, quien estaba ahí mirándome con atención mientras tomaba un sorbo de lo que olía como té— No te presiones, será mejor que te quedes reposando.
— ¿Cómo…?
—Mejor dime primero ¿Qué recuerdas?— Preguntó la mujer dejando la taza en un plato y se levantó para comenzar a examinarme. Olía a menta y a manzanilla, seguro del té— ¿Te duele alguna parte? ¿O la cabeza?
—No, estoy bien solo…— Hice una mueca y entonces gire hacia arriba para ver a Zeus quien me miraba con preocupación, a lo que levente mis manos para que fuera a que lo abrazara.
—Qué bueno que estas bien, yo estaba muy preocupado— Dijo este restregándose contra mi rostro.
—Que adorables— Nereida esbozo una leve sonrisa y asintió— Físicamente pareces estar bien. Las analice en cuanto llegaron pero necesito hacer una segunda revisión ahora que estas despierta.
—Todo en orden— Dijo su vaquita flotante.
—Vuelvo a preguntar, señorita ¿Recuerdas algo?— La mujer se sentó para seguir tomando su té.
—No, lo último que recuerdo es que… Alguien dejo inconsciente a Cleo y creo que luego a mí— Dije negando con la cabeza— ¿Qué fue lo que paso?
—Yo no se me los detalles, mejor pregúntale a tus amigas— Dijo Nereida y entonces se levantó para abrir la puerta de la entrada de la enfermera— Su amiga esta despierta ¿Quieren verla?
— ¡Artemisa!— Dafne fue la que entro corriendo para abrazarme un poco más fuerte de lo que pensé, a lo que yo no pude evitar hacer lo mismo. Agradecía tener a una amiga aquí— ¿Cómo te encuentras?
—Estoy bien…
—Me alegra— Dijo Ceres detrás de ella dejando caer sus hombros y sonriéndome— Cuando te traje, admito que sin querer te pegue en la entrada de la puerta y no quería dejarte vegetal o algo.
— ¿Vegetal?— Me estremecí.
Note que Nereida se rio en voz baja.
—Gracias ¿Qué fue lo que paso?
—Te sorprenderías— Cleo puso los brazos en jarra. Se veía bien, lo que de alguna forma también me alivio.
Me sentía al borde de las lágrimas. Todas eran tan buenas y…
Dafne y Ceres me contaron la historia de cómo fueron a rescatarnos junto con Egan y de cómo tuvieron que enfrentar a un monstruo muy poderoso que hablaba incluso, algo que según Nereida era raro, pero no imposible, pues solo significaba que llevaba años existiendo.
Cuando terminaron, solo pude agachar la mirada a Ceres— Muchas gracias, no debiste hacerlo por alguien como yo.
— ¿Alguien como tú?— Ceres me miro confundida.
—Una plebeya— Dije pasando saliva.
—Ah, no te preocupes, la verdad es que… Bueno, tenía que hacerlo— Dijo Ceres sonriéndome como si nada— Me habría sentido mal si les pasaba algo a ustedes por... Bueno, eso.
—En cuyo caso tendrían más culpa los soldados por no salvarnos— Dijo Cleo, cruzándose de brazos— Ineficiencia es su segundo nombre.
—Sí, es verdad— Ceres se rio un poco.
Definitivamente Ceres no podía ser esa chica del sueño.
No pude evitar pensar en mis amigos del pueblo y en que mis nuevos amigos no eran muy diferentes. De alguna forma me alegraba poder hacer amigos después de tanto y sobre todo poder conocer gente como Ceres.
—Bueno, aún tenemos algunos heridos del ataque pasado por lo del veneno y eso, así que deberían ir a celebrar afuera ¿Si?— Nos dijo Nereida mirándome con atención— A menos que necesites descansar más tiempo aquí.
—No, estoy bien— Dije negando con la cabeza y me prepare para salir.
Entonces fue que nos topamos con aquel molesto tipo rubio.
—Vaya, parece que no moriste ¿Eh?— Me dijo esbozando su confiada sonrisa de siempre— Pese que la escuela finalmente se habría librado de ti pero no parece el caso, bueno. Ya habría más oportunidades.
—Lamento decepcionarte— Solo pude responder, haciendo una mueca.
No esperaba topármelo de nuevo, al menos no desde nuestro encontronazo en los pasillos.
—Vamos, vamos, se más agradecida, he venido a verte expresamente, casi así que siéntete alagada— Admitió el chico y entonces miro sobre mi hombro— ¿Y tú, que haces, tarada? Pensé haberte dicho que no quería tener que verte de más.
—L-lo siento, hermano mayor— Dijo Ceres, a lo que yo me gire a verla sobre mi hombro, sin poder esconder mi sorpresa.