Dum spiro
Las noches siempre solían ser poco reconfortantes; siempre que llegan, la gente duerme; saben que es un momento donde uno puede descansar y tomarse el tiempo de respirar con tranquilidad y estar en paz.
Dormir es como morir, por eso a veces las personas depresivas prefieren dormir todo el día, porque les da el pequeño sabor a la muerte que inevitablemente llegará en cualquier simple momento.
Dormir es tan apacible y agradable, pero dejó de serlo cuando mis sueños comenzaron a ser más raros; a veces me sentía sin alma, como si siempre olvidara algo; jamás logré comprender esa parte. Muchos decían y me hacían recordar, pero jamás ayudaba.
Una vez tuve un sueño, uno bastante extraño. Estaba en la mansión, pero era diferente: muchas personas que no conocía, unos hombres, mejor dicho, vestidos de negro; todo se veía muy extraño. Entraban a la oficina de mi padre y yo solo los miraba desde las escaleras.
El color verde me hipnotizaba cada vez que lo veía.
Me gusta el verde.
En algún lugar, un verde tan bello, que me enamoré de ese color, pero jamás recordé de qué lugar era en específico.
Verde…Verde…Verde.
Abro mis ojos un poco mientras la persona que me tiene en sus brazos mira al frente con una sonrisa llena de arrogancia. Una ceja se eleva y me mira.
Verde.
Sus ojos tan verdes. Que bellos ojos.
Quiero sus ojos.
—Despertaste, princesa, qué alegría; creí que tendría que obligarte a despertar —dice mientras mira hacia el frente y continúa con su caminata. De vez en cuando dirige su mirada hacia mí y suelta una risilla.
—¿A dónde vamos?— Pregunto totalmente quieta; no siento mis piernas, ni mis brazos, menos mi cuello; el miedo comienza a ser evidente en mi cara, tanto que cuando el desconocido me mira se ríe un poco. —¿Quién eres?
—¿Tanta es tu curiosidad? —dice mientras sigue con su sonrisa orgullosa…
—Señor, por favor, le pido que me suelte, no puedo estar con desconocidos, necesito volver a mi casa, a mi familia…
—¿La misma familia que no se preocupó por ti durante todos tus años de vida?—Revela con mucha más arrogancia e ironía,Ahora lo miro con los ojos bien abiertos; este tipo ¿quién carajos es?
—Señor, creo que se confundió de persona; estoy realmente apenada por esto, pero está diciendo cosas incoherentes…
Para estar estoy bastante tranquila,más que con mi familia,miro al extraño esperando una respuesta,ya que parece bastante convencido de conocerme.
—No creo haberme confundido de persona; eres tú la persona que busque durante mucho tiempo, eso lo sé bien; en la tarjeta decía que debía buscar una chica que estuviera llena de sangre —dice mientras su mano toma mis cachetes con fuerza y luego saca su mano con brusquedad; él mira sus dedos ahora con sangre y los lame—. Esta sangre no es tuya, pequeña princesa.
Lo miro bastante asustada sin comprender cómo es que me conoce,o sabe tener más conocimiento sobre mi,que yo misma.
Mis ojos se nublan de pura oscuridad y caigo rendida por alguna razón.
Todo a mi alrededor se mueve y se estruja; siento tantas cosas en estos momentos, cosas raras, cosas sin sentido.
Quiero volver a casa,si es que la tuve.