Entré en mi habitación, ese lugar que alguna vez consideré mío. Algo había cambiado. El ambiente era denso, como si alguien me estuviera observando desde las sombras. Me acerqué a la cama y tomé mi laptop, esperando ver los correos de Reiman. Uno de ellos resaltaba con un tono urgente:
"Entra ya a la llamada."
Sin entender del todo, presioné el enlace para unirme. Al otro lado de la línea, pude oír a Reiman tecleando furiosamente, su respiración agitada.
—¿Qué te sucede? —pregunté mientras me colocaba los audífonos, sintiendo esa incómoda opresión en el pecho.
—No tienes idea… lo que acaba de pasar fue la cosa más rara que he vivido —dijo mientras el sonido del teclado continuaba sin tregua. Yo suspiré, inquieta por esa sensación de desasosiego que parecía invadir cada rincón de mi habitación.
Tomé mi laptop y me dirigí al baño, buscando un espacio donde me sintiera menos vulnerable. Cerré la puerta detrás de mí y, evitando mirar el espejo, me metí en la bañera. Era el único lugar donde no sentía esa mirada invisible.
—Dime, ¿qué te ocurrió? —pregunté, mi voz suave, mientras miraba el techo, tratando de distraerme.
—El vecino vino. Comenzó a hacerme preguntas, cosas raras, sobre si iba a la escuela o si hacía alguna actividad extraña —relató Reiman, su tono cada vez más ansioso—. Pero no era lo que decía, Morana, era cómo lo decía. Miraba alrededor de mi casa, como si estuviera buscando algo. Y entonces… —Reiman jadeó, sorprendido—. Maldito loco.
—¿Qué pasa?
—Lo busqué, investigué sobre él… encontré información.
Mi corazón comenzó a latir más rápido.
—¿Sabes su nombre?
—Sí… se llama Kieran. —Hizo una pausa y su tono se volvió tenso—. Morana, ¿cuál es tu apellido?
Me quedé helada. Reiman no sabía mi apellido. Nunca se lo había dicho.
—¿Por qué lo preguntas? —dije, intentando mantener la calma.
—Solo dímelo. No más secretos.
—Mallory… —murmuré, temiendo lo que vendría después.
Hubo un largo silencio, seguido de un suspiro exasperado.
—Maldita sea, Morana —la frustración en su voz era palpable—. ¡Eres la hija de un político que trabaja directamente para el presidente!
—Yo… no…
—¿Ibas a decírmelo alguna vez? —preguntó, casi gritando. Mi corazón se hundió, incapaz de responder de inmediato.
—Te lo iba a decir, pero no tengo idea de lo que está pasando. Ni en mi familia ni conmigo misma… —las palabras salían atropelladamente mientras el nudo en mi garganta crecía—. Apenas recuerdo quién soy, no sé qué está pasando conmigo. Mis hermanos actúan raro, hay hombres desconocidos en mi casa. Estoy escuchando voces, Reiman… —la desesperación me inundó, y rompí en llanto—. No puedo más…
Reiman guardó silencio unos segundos, suspiros apagados al otro lado de la línea.
—¿Qué necesitas? —preguntó al fin, su voz más suave, como si intentara calmarme.
—¿Qué?
—¿Qué necesitas, Morana? —repitió, con una ternura que no esperaba—. Te ayudaré. Eres mi mejor amiga… y la única compañía que tengo.
Me quedé sin palabras, limpiando torpemente mis lágrimas.
—¿Lo dices en serio?
—Por supuesto. Ahora deja de llorar y dime qué necesitas.
—Es que no lo sé… —admití, sintiéndome completamente perdida. Ojalá pudiera estar ahí para abrazarlo, para sentir que no estaba sola.
Reiman dejó escapar una pequeña risa, rompiendo la tensión.
—Creo que sé qué podemos hacer. Pero cuando todo esto termine, tendrás que invitarme a comer con la cantidad de dinero que tienes.
No pude evitar sonreír, aunque fuera débilmente.
—Nunca he salido de la mansión —confesé, provocando un jadeo sorprendido de su parte.
—¿Nunca?
—Nunca.
Hubo un silencio breve antes de que Reiman hablara con un tono más decidido.
—Entonces, algún día tendrás que salir y ver el mundo. No es tan malo como parece, te lo prometo. Yo te guiaré en este nuevo camino, princesa.
Luego de conversar un rato,le comente lo sucedido anteriormente a Reiman,el por unos minutos se quedó en completo silencio sin saber bien qué decir.
—Estas esquizofrénica amiga—Afirmó luego de un rato,yo solté una pequeña risa.
Aun en los peores momentos Reiman sabe como hacerme reir y me ayuda a que me sienta mejor conmigo misma,es realmente un buen amigo.
—Creo saber que podemos hacer—Dice mientras escucho como teclea algo en su computadora—.Primero necesito decirte sobre el vecino.
—Dimelo.
—Estan buscado Keiran por asesinato y el trabajo con tu padre Morana.
¿Por qué no puedo tener una vida normal?