Los secretos del corazón

Capítulo 0

ALICE

La Navidad era mi época favorita del año.

Ver como las familias se integraban y los niños esperaban con ansias sus regalos... Era precioso.

Mis padres decidieron que la mejor idea era que viajáramos a Lucerna, la cual era una ciudad hermosísima para celebrar aquella fiesta.

Ajuste un poco la bufanda que rodeaba mi cuello y recargue mi cabeza en la ventana del auto, mientras el interior quedaba en silencio y solo se escuchaba el sonido del motor.

Papá conducía a través de la espesa nieve que nos rodeaba, para llegar a casa de mi abuelita, en la cual pasaríamos algunos días con ella.

Puse mi total atención en nuestro entorno.

Las montañas cubiertas por la fina capa blanquísima de nieve era un total espectáculo.

La ciudad se iluminaba cada vez más como si nos estuviera dando una bienvenida.

Pronto nos adentramos en la calle en donde se encontraba la casa que conocía tan bien, y buenos recuerdos inundaron mi mente en ese momento.

Poco a poco nos fuimos acercando cada vez más y no puede reprimir el chillido de emoción que no paso nada desapercibido en el vehículo.

A mi lado, Amelia solo rodó los ojos, para luego concentrarse otra vez en su móvil.

Amargada.

Rebusque en mi mochila los guantes rojos que mi abue me había obsequiado en la Navidad pasada y las deslicé por mis manos, buscando entrar un poco en calor.

Nos detuvimos enfrente de su casa, la cual no era muy grande pese al dinero que poseía.

Mi abue siempre fue una persona muy sencilla, cosa que no le gustaba nada a papa.

Mientras él era solo lujos y apariencias, su progenitora se conformaba con cosas simples.

Vi como su silueta aparecía por la puerta de la casa, y no me lo pensé dos veces para tirarme del auto que ya había estacionado y salir a su encuentro.

—Pero mira que preciosa estas Ali—Dijo aquella bajita mujer mientras me estrujaba en sus brazos.

Sonreí, porque era la única persona que me comprendía y entendía a la perfección.

—Abue, te extrañe muchísimo—me acerque más a ella y su fragancia me envolvió, haciéndome trasportar al pasado.

Ella se alejó un poco para poder observarme con más detenimiento y una sonrisa dulce surco sus labios.

—Y yo a ti mi niña bonita—Dijo dejando un suave beso en mi mejilla —Te hice el Nusstorte que tanto te gusta— Informo pasando sus manos tibias por mi rostro.

Me relamí los labios, era mi postre favorito.

Aunque era un plato que se daba más en la región de Graubünden, mi abuelita lo seguía haciendo para en ocasiones compartirlo también con sus vecinos.

Era una torta que consistía en una base crujiente de masa quebrada, rellena de nueces, miel y crema.

—Ahora me tendrás encima de ti por el resto de la noche, Lita.

Se escucharon pasos a mis espaldas, por lo que la solté, para que los demás pudieran saludarla.

Aproveche ese momento de distracción, para irme adelantando al interior de la casa.

El dulce olor del postre inundo mis fosas nasales y solté un suspiro gustoso.

Camine por el recibidor y me detuve por un momento, para observar el cuadro donde se veía posar a mis abuelos.

Un sentimiento de nostalgia me invadió.

Era la primera Navidad que pasaríamos sin él.

Allí en aquella pared, se le veía sonriendo con la misma calidez que siempre tenía.

Me acerque un poco más y pase las yemas de mis dedos por encima del marco de madera.

Los recuerdos compartidos se hicieron presentes, y la nostalgia me envolvió como una nube espesa.

Desee obtener en ese instante los abrazos fuertes y cariñosos que solo podía recibir de él.

Algunas lágrimas silenciosas rodaron por mis mejillas, mientras que pasaba mi mano por ellas, para intentar borrarlas.

Hubiera dado cualquier cosa del mundo por tenerlo en ese momento conmigo.

Un brazo me envolvió y me giré, mirando a la mujer que estaba a mi lado.

Aunque era un momento para estar alegres, pude ver la tristeza reflejada en sus ojos.

—Lo echo de menos, Lita...—Susurre y ella apretó su brazo entorno mío.

Escuche un suspiró a mi lado y ella hablo nuevamente en un susurro, casi como una caricia.

—Yo también cariño... Todos los días—Respondió suavemente— pero él siempre estará con nosotros, en cada sonrisa, en cada risa... Hasta en cada vez que hornees galletitas conmigo—aparto la vista del cuadro para posarla de nuevo en mí—Tú más que nadie, sabe que él amaba las galletas.

Sonreí al recordar ese dato.

Hacer galletas era algo que me había reservado a hacer con personas con alto impacto en mi vida, ya que tenían un significado muy importante para mí.

—¿Cómo hacemos para que todo no se sienta tan vacío?— dije con un tono de voz casi inaudible.

Ella se tomó su tiempo antes de contestar de nuevo.

—Recordando lo maravillosa que fue nuestra vida con él—declaro—solo así mantendremos viva su esencia.

Me gire y la abrace de regreso, al mismo tiempo en el que le agradecía el estar siempre para mí.

♫♩━━━━━━✧♡❥♡✧━━━━━━♩♫

Un rato después, ya nos encontrábamos todos en el comedor disfrutando de la deliciosa comida de mi abue.

Cuando escuchamos el timbre sonar.

Mire curiosa a la mujer, pero ella parecía confundida, hasta que Papá carraspeo y se puso de pie.

—He invitado a los Evans a pasar la noche con nosotros—declaro—Pensé que os lo había dicho.

La mirada que su madre le lanzo no paso nada desapercibida.

Momentos después, los señores entraron guiados por mi padre al salón.

Pude observar que también habían traído a su hijo.

De él tenia vagos recuerdos... Ya que las únicas veces que había compartido con él era en las aburridas reuniones de mis padres y cuando iban a casa a visitarnos en Londres.




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