Los siameses Berthol

El miedo es una salida

¿Estoy a salvo? Por ahora. Otra versión de la leyenda de los siameses Berthol 

Ellos vienen por mí, dios que vienen los Berthol. Se acerca la bestia. Estoy con un miedo atroz, el encierro entre las ropas gastadas. El miedo me consume. No puedo aguantar, y están afuera queriendo consumirme. ¿Cómo saldré de aquí? Me están acechando con sus dientes crujientes que se mueven saboreando otro manjar como aquella persona de la silla. A la cual están devorando, a la cual quitaron sus ojos, a la cual mataran hoy mañana, y todos los días que resten. Me tiembla la mano. Mi mano no para de temblar.

 

- ¡¡¡¡PUFFF!!!! Aparece el ojo vidrioso desde la cerradura, me ve. Me tienen. Yo me lanzó hacia atrás esperando lo peor. No puedo respirar. El encierro el maldito encierro, debo aguantarlo. Puedo introducirme más, es como una cueva. Parece que no tiene fin, y esta oscuro y cerrado. Es estrecho, ellos saben que estoy aquí en este mueble armario que parece no tener fin tengo un papel con una nota que guarde en mi bolsillo. Abro el papel, y dice en un idioma búlgaro: "добре дошли в град баба, надявам се да сте си прекарали добре, до скоро". No entiendo que dice. Ese idioma raro.

 

La puerta se abre, y los siameses Berthol me tienen allí a su merced, me lanzó hacia atrás, y encuentro un corredor muy, pero muy estrecho, apenas puedo caber. Dios el miedo. No soporto esto. Las risas detrás de mí se escuchan, y sigo trayecto sin retroceder. Algo toma mi pie, y hace un tajo fino. Siento como la sangre sale.

 

- Tenemos la carne de ti Jaime. No podrás salir, no podrás – ¡ja! ¡ja!, ¡ja! – se ríen los Berthol. –

 

- Déjenme malditos – grita Jaime, y patea con fuerza, pero es inútil. –

 

 

Persiste, y queda atorado entre rocas en todo su cuerpo. La respiración le falta, y siente como parece que están aplanando hasta dejarlo como una fina capa. Toma el papel entre la tenue respiración en la falta de oxígeno. Recuerda a su amigo Elvio.

 

- bienvenido al pueblo de Baba.

 

- bienvenido al pueblo de Baba.

 

 

 

- bienvenido al pueblo de Baba.

 

- ¿Y cómo rayos termina?

 

- Bienvenido al pueblo de Baba.

 

- Te tenemos - los siameses lo arrastran, mientras las piedras lo van aplanando.

 

- Bienvenido al pueblo de Baba. - Jaime recita, y la voz de Elvio le indica¡¡¡¡¡¡Espero la hayan pasado bien, hasta pronto!!!!!! - Eso, Espero la hayan pasado bien, hasta pronto.

 

-

 

De repente todo comienza a girar como una rueda de colores. Se produce un impase de tiempo en una habitación que gira sin parar con los colores del arcoíris en dirección a reloj. Y él se ve en medio de aquello cayendo, pues no hay un suelo en ese cuarto. Las rocas se desvanecen como todo lo que parece lúgubre, y los siameses están allí del otro lado de aquella circunferencia de tiempo. Uno levanta la mano y señala con el dedo asintiendo. Esta vez te dejaremos. Solo esta vez. Solamente. Los siameses dan la vuelta, y abren un portal oscuro donde desaparecen. Por ahora.

 

La luz se hace presente en medio de la ruta. Unos pueblerinos asisten a Jaime. –

 

 

- hay alguien vivo del accidente, ¡vengan! ¡Vengan rápido!

 

- Dios que accidente tan macabro. ¿Y los demás?

 

- Encontraron los demás cuerpos desollados, sin piel. Terrible. – comenta uno de los enfermeros. –

 

- ¡Esto fue un acto atroz de muerte! Deben haber sido los narcotraficantes, ¿pero contra

 

un grupo de estudiantes?

 

 

En medio de la ruta unos patrulleros, y varias ambulancias. Escondido en un sector oculto del automóvil en el que viajaban dos chicos, debajo del tapizado, estaba uno de ellos, Jaime, apenas podía respirar. El otro, Elvio, había salido aparentemente despedido del auto cuando éste volcó. Un ómnibus en la misma trayectoria a unos metros nada más, había pinchado una rueda, y estaba varado. Parecía que recibió un disparo en el neumático delantero. En los rastrillajes que se hicieron encontraron los cuerpos de doce personas desolladas. A Jaime lo llevan de urgencia en la ambulancia directo a la ciudad. Algunos peritos forenses, sacan conclusiones, y no hay huellas de ningún tipo, incluso nadie sabe con certeza ¿quién ha podido cometer tal masacre? Lo que no entienden es como se salvó uno de ellos.

 

 

 

 

Jaime despierta en medio de un quirófano. El dolor de cabeza es terrible, siente que puede descansar. Una imagen de una enfermera, cambiando el suero, le sonríe. No te preocupes todo está bien. Si evolucionas bien podrás retirarte de aquí a un tiempo. Jaime pudo ver que tenía su celular en una mesa, lo tomó para poder llamar a sus padres, pero lo extraño es que no contestaban. Verifico en sus textos, lo último que recibió fue un mensaje de Elvio. Lo abrió, y lo leyó. Mi amigo este viaje es único, espero entiendas, buena suerte. Luego cerró sus ojos por lo extenuado de todo el asunto.

 

Con el correr de los días, la policía le hizo preguntas. Habían desparecido algunas personas, familiares de las víctimas, y no había ni rastros, ni indicios de donde, y cuando se había producido. Jaime contestaba lo que podía, ya que la jaqueca le originó una amnesia luego de que se durmiera. Como si todo fuera olvidado, sin poder recordar en su memoria nada de cada uno de los hechos. El único testigo de todo lo ocurrido era Jaime, y era completamente inútil hablar con él. Luego de un mes Jaime regresó a su casa. Las noticias de todo lo acontecido le cayeron como una sorpresa, al saber que solo estaba su hermana mayor, y que sus padres habían desaparecido como los de Elvio. Jaime no lograba comprender nada de nada. Asistió al psicólogo, y psiquiatra, por intermitentes pesadillas en las cual manifestaba un mundo lleno de muerte, y que él estaba allí, las probabilidades de que estuviese en condiciones se iban conformando con la patología de la esquizofrenia, por ese motivo Jaime, paso un tiempo extenso en un hospicio.




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