Los Susurros Del Castillo

Capítulo II. No esperaba que cruzara

Capítulo II. No esperaba que cruzara

Averen

Averen escucha el eco de unos pasos que no deberían haber llegado. Sin embargo, ahí están. Como un perfume que reconoces… antes de que la memoria lo explique.

La piedra negra vibró. No con sonido. Con certeza.

Estaba en la biblioteca menor, organizando manuscritos cuyas letras desaparecían si uno pestañeaba. Uno de los libros (el más necio, el que se negaba a ser leído desde hacía siglos) dejó caer una hoja.

Eso no sucedía nunca.

No sin que algo importante… hubiera entrado.

Permanecí de pie, sin moverme. Los demás vampiros del feudo seguían durmiendo o simulando hacerlo. El palacio era un cadáver hermoso en esta hora, sin pisadas o voces molestas. Pero yo, que no duermo, sentí que algo respiraba diferente.

Crucé el pasillo de los umbrales sin abrir ninguna puerta. No hacía falta. Este lugar fue diseñado para quienes somos eco. Los que escuchamos más allá de lo perceptible y los cambios no pasan desapercibido, o al menos, no en este lugar.

Y hoy, otra voz se sumó al coro.

Vi la escalera en espiral encenderse con la luz que no proviene de lámparas ni de luna. La niebla en el techo tembló. El aire sabía a lluvia próxima sobre ceniza antigua la cual no era desparramada desde hace mucho tiempo.

Ella está aquí.

No la vi. No aún.

Pero percibí algo más íntimo que el nombre: el pulso.

Ese ritmo nervioso, controlado, contenido. Como quien camina sin mirar atrás por miedo a recordar quién la espera al final del corredor.

Yo no pensé en llamarla. No pronuncié Maelis. Porque ese nombre tiene sus propias reglas,
y decirlo en voz alta… es aceptar que ya no puedo ser otra cosa.

Así que volví a mi sitio. Pero la biblioteca ya olía distinto. A memoria mojada. A ropa seca. A perfume olvidado en una carta jamás entregada.

Toqué la página que cayó. Era un fragmento de un códice perdido. Uno que no debía estar en este plano. Solo decía:

"Ella no buscará. Pero recordará el camino si cierras los ojos."

Y yo los cerré.

Por primera vez en años. Porque algo en mí no podía soportar verla otra vez. No si aún no sabe lo que ya fuimos.




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