Los Telepatas

Capítulo 8

Yael

Estaba feliz, debido a mi reencuentro con mi hermana tan espontaneo, ninguna de las dos lo esperábamos y aunque la estuve buscando para decirle que estaba bien, nunca pude dar con su paradero, por suerte estamos juntas otra vez a pesar de que la circunstancia que nos unió fue por un problema con la privacidad del grupo a mi cargo. Que nos descubrieran no era algo ajeno a nosotros, pero no esperábamos que sucediera de nuevo tan pronto lo cual me preocupaba de sobremanera.

Hoy ya era el segundo día desde que nos pusimos a guardar todo para largarnos, decidí salir un rato del refugio, era temprano así que la mayoría aún estaban durmiendo; una cosa interesante de mi refugio es que parecíamos más vampiros que humanos, podíamos estar hasta tarde sin problema, pero no era opción levantarse temprano. Yo era de las pocas que se levantaba a una hora decente y como no hay muchas manos para ayudar decidí salir un rato.

Necesitaba ver el exterior un poco, al salir me quede de pie cerca de la puerta, luego de unos segundos camine hasta llegar a la esquina de la cuadra, al llegar me senté en el pavimento para ver mi alrededor.

Como es común en los grupos de kinesis es vivir en las partes más apartadas del centro de la ciudad, donde la gente no pase cada cinco segundos, donde sea más tranquilo con respecto al flujo de gente, pero no significaba que fueran lugares buenos, de hecho, por precaución luego de cierta hora nadie podía salir del refugio debido a los riesgos que hay en estos lugares.

Estaba tranquila sentada cuando logro sentir un aura un tanto fría, era como si la Antártica se acercara, me quede pendiente por si esa persona se acercaba y así fue, al sentirlo lo suficientemente cerca saque mi lanza y le apunte directo al cuello, en ese momento me di cuenta de que era un hombre que tenía las manos arriba.

—Tranquila, vengo ayudar – hablaba de forma tranquilo a pesar de que lo estuviera amenazando – no vengo a dañarte – era un cryoquinesis, eso explicaba el frio y podría decir que hasta era guapo, el problema es que estamos en tiempos de crisis y no puedo confiar en él tan fácil.

—Tu nombre – dije sin moverme.

—¿Cuál es el tuyo? – pregunto sonriendo.

—Tu nombre – repetí – y tu grupo – añadí esta vez.

—¿A ti debo venir ayudar? – pregunto – estoy pensando que eres una farsante – giré la lanza y la pase con fuerza entre sus piernas para que luego cayera al suelo, volví a ponerle la lanza en el cuello – ni traje de los kinesis decente tienes – comento para levantarse y sacar unas cuchillas de sus muñecas.

De un momento a otro comenzamos a luchar, ninguno era mejor que el otro y cansada de esta ridícula pelea use mi umbraquinesis dejando un lugar completamente a oscuras, aprovechando su nula visibilidad me lance a él para golpearlo en la cara, se sorprendió mucho, aprovechando eso lo medio inmovilice en el suelo ya que solo lo estaba sosteniendo con una mano, con la otra estaba convocando mi photoquinesis.

—¡Yael!¡No! – grito una voz, era de Kara quien venia llegando, corriendo – él es de mi refugio – dijo al llegar a nuestro lado, no seguí peleando y dejé que se levantara solo – te dije que me avisaras cuando llegaras, no cuando mi hermana te está atacando.

—Pues no creí que me atacaría – habló ya de pie.

—Bueno lo importante es que ya llegaste, Yael él es Zigor, Zigor ella es mi hermana Yael – nos presentó.

—Un gusto – dijo Zigor tendiendo su mano la cual estreche.

—Perdón por el ataque – dije soltando su mano – pero como sabes, estamos pasando por un mal momento – guarde mi lanza y me gire – Vamos – comencé a caminar en dirección al refugio, toque la puerta y entramos, solo que la chica que custodia la entrada le puso una katana a Zigor, el cual se asustó mucho – Tranquila, viene ayudarnos – dije, al quitarle el arma él se relajó.

—Son bastante...peligrosas – dijo ya adentro – dan miedo.

—Todos somos menores de edad – dije – no hay personas que nos cuiden más que nosotros mismos, por lo que debemos dar miedo y ser peligrosos – me sentía orgullosa de mi grupo, habíamos pasado muchas cosas juntos y a pesar de tener proveedores, ellas no hacían mucho por nosotros.

—¿Cuántos años tienes? – pregunto viendo el lugar.

—17 – al decir mi edad deja de ver el edificio para observarme con ojos grandes – Bueno si no hay más cosas de que hablar, me retiro, aún queda mucho por hacer – me despedí de Zigor y mi hermana.

Esta vez no fui a mi despacho, más bien subí a las habitaciones que quedaban en el segundo piso, hay me encontré con Sara quien es una gran kinesis de bioquinesis y una gran amiga, al verme ella se apartó de los demás y fuimos a su cama, saco algunos ungüentos y los aplico a mi mano.

—Debes tener más cuidado – dijo vendándola, ya no era necesario decir una palabra, ni si quiera por telepatía para que ella supiera que me sucedía.

—Lo intentare – ambas sabíamos que no lo haría, no porque no quisiera, sino porque no podía, si usaba mi photoquinesis existían los efectos secundarios.

—Yael – apareció mi hermana, escondí rápido la mano para que no la viera – Necesito tu ayuda con algo – su tono de voz era tranquilo, pero movía mucho las manos, estaba nerviosa.

—¿Qué sucede? – me levante.

—La hermana de Zigor está afuera – empezó a explicar lo que sucedía, me dijo que la chica había traído algunas de las camionetas donde nos llevarían y necesitaban guardarlas; me despedí de Sara y salí para encontrarme con Zigor en la puerta, ambos salimos y comenzamos a caminar hacia nuestra derecha al encuentro de su hermana.

—¿Hace cuanto eres líder? – pregunto sin dejar de mirar al frente.

—Hace un par de años – dije sin dar mucha información, estaba muy atenta a mi alrededor por cualquier cosa, estábamos expuestos y solo éramos dos.

—Siento que no te caigo bien – dijo luego de unos segundos en silencio, me gire para observarlo.



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En el texto hay: poderes, profesias, conflicto

Editado: 14.03.2022

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