Los Telepatas

Capítulo 11

Yael

Utilice mi photoquinesis para dejar a los policías y padres temporalmente ciegos para tener tiempo de huir, pero usar esta habilidad no es muy buena para mi salud, tal vez muchos crean que es una kinesis beneficiosa, pero una vez que la usas ya no les ves las cosas buenas; debido a la cantidad de energía que sale de mis manos y la rapidez en la que actúa siempre me deja heridas en las palmas de mis manos, a veces más profundas otras veces más superficiales. Cuando Zigor me ayuda a subir a la camioneta me voy directo donde está Sara, ella es la única que sabe de mi efecto adverso así que siempre me ayuda a curar mis heridas.

—Deberías dejar de usar esa habilidad – me dice un poco molesta, mientras me pone el ungüento de siempre.

—Era la única forma que se me ocurrió para salir – comente, sé que tiene razón y la verdad me gustaría dejar de usar la photoquinesis, pero es casi como un reflejo a la hora de pelear – no vi otra opción.

—Lo sé, pero intenta usar menos energía – puso sus manos encima de las mías y comencé a sentir como las heridas se iban cerrando lentamente – si sigues así va a llegar un momento donde no pueda cerrar tus heridas.

—Lo intentare – dije a la vez que soltaba mis manos, sé que no había cerrado las heridas por completo, pero ahora estaban mejor que antes – pero no te prometo nada – ella solo sonrió, ambas sabemos que no dejare de usar mi photoquinesis.

—No te saques las vendas hasta dentro de unas horas, hasta que pueda volver a utilizar mi poder – asentí, la habilidad de Sara era muy útil, pero también muy agotador para quien la utilizaba por esa razón jamás podía cerrar mis heridas de una vez, es alterar la función normal de tu cuerpo para que haga otra cosa o acelere ciertos procesos, en este caso como la cicatrización.

Me senté al lado de Sara y al ver al frente me di cuenta de que había gente que no conocía, eran adultos que abrazaban a chicos de mi refugio, supongo que deben ser sus padres.

—¿Qué hacen los padres aquí? – dije a Sara, está miro a su alrededor y por su rostros supe que ella se acababa de dar cuenta de ese detalle.

—No lo sé – dijo con ojos bastante abiertos por la sorpresa, de pronto note que empezaba a buscar algo, intuyo que busca a su madre,

—Disculpa – habló alguien a mi lado, me asuste al ver que era un padre – quiero hacerle una pregunta – asentí para que siguiera hablando – mi hijo me dijo que usted es su líder – volví asentir – ¿Quisiera saber si usted me enseñaría hacer lo que hacen? – se notaba nervioso al hablarme, entre a su mente y vi que era miedo, tenía miedo de mis habilidades – solo quiero estar con mi hijo – agrego luego de ver que no le respondía.

—Si, claro que le enseñaremos – dije sonriéndole de forma amable – a todos los que quieran, lo importante es que ustedes estén dispuestos a aprender – él asintió de forma energética – solo debe esperar hasta que lleguemos a un lugar seguro.

—Muchas gracias – dijo el hombre para luego volver al lado de su hijo abrazándolo, fui mirando y vi a varios chicos felices de tener a sus padres con ellos, era lindo ver está imagen, verlos felices luego de verlos llorar y sufrir por estar lejos de sus familias.

Yo ni siquiera me daría el trabajo de buscar a mi madre, sabía que ella no apoyaba esto, lo sé desde que se supo que Lydia y Kara eran partes, el cómo las trataba como aberrantes me dejaba en claro que conmigo sería lo mismo, además si recuerdo bien ella se quedó con el grupo que cegué.

El camino fue lento, pero tranquilo, aunque de todas formas estábamos atentos a cualquier movimiento inusual que pudiera significar peligro, por suerte nada paso y llegamos a salvo a un puerto que se notaba que no se usaba hace mucho, la verdad es que era el lugar perfecto para que fugitivos salieran del país. Había un barco bastante grande y se notaba que estaba bien acondicionado, comenzamos a bajar las cosas de las camionetas y hasta los padres de los chicos que se habían sumado hace poco, ayudaron por lo que todo más rápido de lo esperado.

A pesar de mis heridas en mis manos intente de hacer mi aporte llevando cosas livianas, de esta forma mis heridas abiertas o medias cerradas no corrían el riesgo de abrirse otra vez. Al terminar de meter todo al barco las personas entramos para luego partir lejos de nuestros hogares, de todo aquello que conocíamos, y a pesar de que me da nostalgia y pena, sé que es para que estemos a salvo, tal vez puede que en un futuro podamos volver sin que nos quieran encerrar o matar.

Me quede afuera viendo la costa hasta que está ya no fue visible para mí, fui a buscar a Sara, que no la vi mucho al estar transportando las cosas dentro del barco, la encontré en las pequeñas habitaciones que tenía la embarcación las cuales no eran para más de 4 personas, había dos camarotes a cada lado de la habitación, un pequeño pasillo al centro que daba a un armario; Sara estaba en una de las camas de abajo sola, me acerque y me senté junto a ella, la mire y la note cabizbaja.

—¿Tu madre no vino con nosotros? – pregunte luego de observarla en silencio por un rato.

—No – contestó para luego suspirar – la verdad lo esperaba, ella jamás me apoyo con esto – tomo mis manos y comenzó a deshacer las vendas – antes de irme al refugio definitivamente le pedí ayuda para que me ocultara, pero ella no hizo nada – dejo las vendas en la cama y comenzó a pasar sus manos por aquella heridas abiertas para comenzar a cerrarlas – dijo que merecía eso por meterme con gente peligrosa, luego de eso no la volví a ver hasta hoy – al acabar dejo mis manos en su regazo sin soltarlas, sabía que quería llorar, pero lo estaba evitando – ¿Tu madre vino? – pregunto con la voz un poco rota.



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En el texto hay: poderes, profesias, conflicto

Editado: 14.03.2022

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