Capítulo 3: Magia, Rivalidades y Venganza
El patio del castillo estaba iluminado por luces flotantes que danzaban suavemente en el aire, reflejando destellos dorados sobre las piedras antiguas. Solo los príncipes estaban allí: Adán, Daniel, Lady, Elías, Angel, y los hermanos Winston —Daibel, Daikel y Adanys—, aunque estos últimos permanecían distraídos, sin saber que algo más se estaba gestando.
Malthor, el niñero de los Desmon, apareció de repente en medio del patio, con pasos firmes y un aire de autoridad. Con un movimiento de su bastón, hizo aparecer pequeños cristales flotantes delante de cada príncipe, mostrando la cantidad de magia que poseían:
—Adán: 95%
—Daibel: 90%
—Daikel: 92%
—Adanys: 88%
—Daniel: 98%
—Angel: 97%
—Elías: 96%
—Lady: 3%
Los príncipes se miraron entre ellos, sorprendidos. Adanys, con su habitual burla, no pudo resistirse a molestar a Lady:
—¿Qué? ¿Solo un 3%? —dijo, riéndose con malicia—. ¡Vaya, pensé que eras más fuerte!
Lady frunció el ceño, y aunque su magia apenas chispeaba en sus manos, su orgullo no se quebró del todo:
—¡Soy la princesa del reino más poderoso de todos! —exclamó, con la voz temblando entre la furia y la humillación—. ¡No permitiré que nadie me subestime!
Pero Adanys no se detuvo y lanzó un comentario cruel, aprovechando la vulnerabilidad de Lady:
—Sí, claro… tu mamá está muerta, ¿verdad? Por eso tu magia es tan poca.
Lady sintió cómo el dolor y la humillación se mezclaban, y las lágrimas brotaron de sus ojos. Dio media vuelta y corrió hacia un rincón del patio, tratando de ocultar su rostro mientras su capa flotaba detrás de ella.
Elías y Angel, que habían estado observando desde un lado, se acercaron inmediatamente. Elías, con voz calmada pero firme, dijo:
—No llores —susurró—. Esa niña no sabe lo que dice. Nadie toca tu dignidad.
Angel agregó, con un toque de humor y autoridad:
—Si alguien piensa que subestimarte es seguro, se equivoca. Nos encargaremos de que aprendan la lección.
Lady se apoyó en Elías y Angel, dejando salir un sollozo contenido. Daniel se acercó a Adán con una mirada decidida:
—No dejaré que vuelvan a molestarte. Con Lady, Elías, Angel y yo, tus hermanos no tendrán escapatoria.
Adán asintió ligeramente, sintiendo por primera vez que no estaba solo. La amistad con Daniel y el vínculo con Lady, Elías y Angel empezaban a llenarlo de confianza.
Mientras la tensión llenaba el aire del patio, Daniel comenzó a trazar un plan en voz baja, mientras Lady, Elías y Angel lo escuchaban atentamente:
—Cuando llegue el baile de la festividad —susurró Daniel—, haremos que Adanys y sus hermanos recuerden quiénes somos. No solo con magia… también con estrategia y astucia.
Lady, con los ojos todavía brillantes por las lágrimas, asintió con determinación:
—Sí. Aunque tenga solo un 3% de magia, puedo usar mi ingenio y aliados. Ellos no sabrán qué los golpeó.
Elías sonrió con astucia:
—Cada movimiento, cada gesto y cada pequeño detalle será parte del plan. Vamos a enseñarles que subestimarnos fue un error.
Angel, con su voz grave y segura, añadió:
—Y no nos olvidemos de que también protegeremos a Adán. No permitiré que nadie lo intimide nuevamente.
Y asi crearon un plan para esa noche del baile Adanys no se esperaba lo que iba a pasar por meterse con lady.