"Una antigua escritura en la piedra del Santuario Arbóreo escrita en los tiempos antes de que la luna fuese puesta en el firmamento dice: Llegrán los días cuando
se desate la verdadera batalla
entre las fuerzas de la luz
y las fuerzas de las sombras
Muerte se llenará de hambre
pero la esperanza triunfará"
Esos días han llegado,
A las afueras de las murallas de Avangard, en medio del campo abierto y los pastizales.
Desde las torres de vigilancia de madera del campo se ve una inmensa nube repugnante, con puntos rojos a la distancia. Es como si fuese una enorme tormenta negra de arena, solo que esta era muchísimo más peligrosa y tóxica.
El viento trae una carga sumamente pesada, los guerreros del reino y muchos cientos de sembradores de papas y zanahorias que habían logrado huir de sus casas y sus cultivos antes de que la nube los engullera, así como las guerreras Farias conocidas por sus ataques con espadas y su dominio de las artes místicas, que habían sobrevivido a el ataque de los aniquiladores quienes entraron al bosque Mikiander hogar de las Farias y los Alfals, junto con algunos valerosos arqueros de flechas de valir, cubiertas de un hechizo que al tocar un espectro éste es desvanecido. se encuentran en una batalla a muerte, las flechas surcan el cielo, se escuchan gritos de batalla y mientras los espectros emitiendo ruidos espectrales y un olor a podredumbre como a carne putrefacta de cinco días, se apresuran a tratar de acorralar a un grupo de tres arqueros ahogándolos con el aire y extirpándoles la vida, quienes no pueden escapar a tiempo, patalean mientras la nube cruel los engulle.
Suena la trompeta de guerra desde lo alto de las torres de la ciudadela a un leviatán de distancia, aproximadamente 200 codos, mientras los arqueros hacen esfuerzos por eludir ser acorralados, lo único que puede permitir que un arquero sea engullido por esos aniquiladores que son básicamente como sombras hechas de maldiciones y magia negra que no tienen ninguna piedad ni tampoco misericordia, se les abalanzen y los maten es seguir disparando, coodinarse en equipo y no permitir que les acorralen. En el campo de batalla los arqueros se mueven constantemente escapando a las sombras y disparando, tratando de no verse acorralados, mientras Alfeand, un arquero poseedor de un hermoso arco decorado con inscripciones del idioma itirio el idioma que se hablaba en el reino, continúa disparando al aire flechas que emiten una luz amarilla, estas flechas eran sumamente mortales para los espectros que intentaban rodear por todas partes a los defensores del campo, entonces se escuchó un sonido de cuerno de guerra, enormes espectros monstruosos con formas abominables se movían con movimientos extraños, en ese momento la carga de los caballeros del Rey , montados todos en caballos blancos y con armaduras forjadas con inscripciones mágicas que, protegían a los jinetes del terror que infundían los repugnantes nubarrones negros, de pronto, el comandante en jefe llamado Finael, hizo que su caballo se parase en dos patas y al grito de "¡Enta lavaxc!" que traducido es, hasta la muerte, se dirigió en galope mientras el ejército le seguía, estampándose contra la inmensa niebla mientras se escuchaban chirridos de pánico entre los aniquiladores de las sombras, que no tenían sino solo un cuerpo formado por una nube negra, ida por un aire extremadamente pesado, que al verse atravesado por las espadas de plata de los caballeros, se comenzó a retorcer y emitir chillidos horripilantes de dolor, la nube inmensa cargada de ojos oscuros se comenzó a disipar hasta que fue completamente convertida en nubarrones y una masa parecida al alquitrán, mientras algunos pedazos de nubes comenzaron a quemarse emitiendo humo negro y quemándose mientras los caballeros y los arqueros atacaban con gran ímpetuosidad.-
Después de una lucha tremenda, los caballeros gritaron "¡¡¡Avangardia!!!!! Mientras los arqueros y jinetes lanzaban las manos al cielo y los caballos relinchaban.
Era la primera victoria de Avangard en campo abierto, luchando contra los espectrales del infierno., muchos soldados arqueros que no habían podido salvarse estaban completamente color verde en el suelo, infestados con gusanos sombra, de pronto una pequeña mariposa Dalic, con alas que eran de color amarillo y reflejaban la luz del sol haciendo la ilusión de que brillaban, voló sobre el campo de batalla posándose sobre una pequeña ramita de un árbol que aún tenía algo de verde.
Nadie supo por qué, pero de pronto todos los jinetes y arqueros se quedaron viendo hacia esa solitaria mariposa, era una señal de esperanza. A pesar de haber combatido por años a los espectros en desventaja, sucumbiendo ante ellos en batallas como la del valle de Diriantorr, donde los espectros terminaron engullendo la vida de los arqueros Jutions que vivian de la recolección de bayas, o como la gran batalla del mar de las anguilas, donde una enorme nube negra engullo a las barcazas de los Helimir.