Los últimos defensores de Avangard

Una señal

El dragón Auquilón había salido al  encuentro en pleno vuelo cuando vió una paloma mensajera con un pergamino enrollado en las patas, pero al ver que ésta no era una amenaza, la dejó pasar

El mago Sigfand, mientras estaba rascandose la barba, comenzó a leer el pergamino escrito en lenguage itirio, el sabía muchas lenguas de las que se hablaban en varias llanuras, su lengua nativa era el Kafilin, el idioma que su padre le enseñó, el leer antiguas runas también, asi que no hubo problema para interpretar el mensaje de ayuda del rey Fenz, mientras sus hijos jugaban con el dragón, comenzó a pensar si sería buena idea acudir en ayuda del reino, sin duda era una lucha justificada, sin embargo habría de sacrificar su paz, ya que estaba realmente bastante feliz viviendo en su isla flotante en Vardifalia, nunca le había faltado nada y pocas veces había viajado el exterior, salvo cuando era mas joven y conoció a la campesina de la cual se enamoraría, y terminaría siendo su esposa, 

Ahora no solo debía prepararse para defender Vardifalia y a su familia, ademas de entrenarlos en las artes mágicas, sino que debía acudir al llamado para poder defender a todo el reino. Meditó un poco en las consecuencias, pero al fin decidió que lo correcto era acudir en ayuda de Avangard, era menester detener el avance del hades lo más pronto posible. No había opción, Reunió a su familia y le explicó que había que partir hacia Avangard. Les explicó la inmensa cuestión y peligro de las sombras del hades, que se cernían peligrosas sobre el futuro, y les explicó que era momento de ver si el entrenamiento en las artes mágicas había rendido fruto.

Su esposa Brunia, protestó por el peligro

-Es demasiado peligroso, no están listos

-Los he entrenado toda la vida para defenderse usando la magia. Dijo el mago

Aelevar Bati y Olia, miraban mientras sus padres discutían sobre que hacer 

-Yo quiero usar mis poderes para poder ayudar al reino- Dijo Olia, de diez años

-Yo también, quiero conocer cómo es Avangard, nunca hemos ido allá- dijo Aelevar, de doce años

-Yo pido montar sobre Auquilón, pues soy el mas ligero- Dijo Bati

Después de una mirada incómoda, su madre Brunia accedió,

En breve se estaban preparando para bajar por primera vez en muchos años al césped de Avangardia, desde su isla flotante, y comenzaron el viaje hacia las murallas de Avangard. mientras el pequeño Bati iba a los lomos  Auquilón



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En el texto hay: magia guerras amistad

Editado: 26.03.2021

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