Los valientes no lloran

Capitulo 5 "Sueños de tormenta"

Eran ya casi las doce de la noche. La lluvia se precipitaba cada vez más fuerte y los fuertes vientos agolpaban contra las ventanas.

Después de llegar a casa de Adam nuevamente, un golpe de realidad me cayó como una cubeta de agua fría. Después de todo solo contaba con mi madre para salir de un aprieto, pero ella no estaba casi nunca presente en mi vida. Imaginense, no estuvo cuando contraje dengue, mucho menos estaría si le dijese que me tiene secuestrada un desconocido. Esto me ocurre por andar ayudando a cualquiera que encontré en la sala del director. Quizás habría hecho algo grave. Vaya me estoy convirtiendo en parte de esa sociedad de cerebro lavado que tanto me juré no ser. Desde cuando me importaba a mí quienes transgredieron la ley. Tengo la firme convicción de que cada quien debe vivir bajo sus propias reglas, teniendo como base lo que creemos moralmente ético. Pero la jugada cambia cuando eres tú quien está en riesgo.

Supongo que mi trance llamó la atención del muchacho, y quiso sacarme una sonrisa con un par de chistes malos. Pero supongo me asuste cuando supe que quería que me quedase, no era muy sensato quedarse con un desconocido en un caserón a 20 km de la ciudad. Y pese a mi enfado, supongo que algo en mi cambió, al ver cómo sus ojos querían hipnotizarme, era gracioso cuando trataba de convencerme. Por lo que recordando aquel día tan extraño, supuse que lo mejor sería quedarme. Después de todo, su salud también estaba en juego, y no es muy sensato conducir a la velocidad de la luz en la oscuridad de la noche sobre una carretera mojada.

Por lo que cenamos, y finalmente me quedé a dormir. Él preparó uno de los cuartos del segundo piso para mi. Luego de preguntarme si estaba a gusto, se marchó. Pero en ese instante recordé algo muy importante. Por lo que salí casi corriendo por el pasillo tras de él.

  • ¡Hey, espera!
  • ¿Qué ocurre? - dijo mientras se detenía y se daba media vuelta. Era obvio que a estas horas el dolor de su pierna se estaba haciendo insoportable. - ¿Me vas a pedir un beso de buenas noches? -
  • Ni de chiste payaso. Solo… Bueno es que necesito algo para poder dormir.-
  • Vas a tener que decirme que. Porque por el momento solo se me pasan por la cabeza escenas para mayores de dieciocho. Hablando de eso ¿Cuántos años dices que tienes?
  • Despreocupate pervertido, aunque fuera menor de edad aun así tienes cargos por secuestro, te darán un par de años en prisión de seguro.
  • Siempre y cuando me vayas a visitar.
  • Para que me charles de tu penosa existencia. Preferiría quedarme en casa viendo una maratón de Dr. House.
  • Ya veo de donde salió tu sentido del humor. ¿Qué es lo que quieres? Porque siendo francos, estoy seguro de que no intentas conquistarme. La verdad dudo de que hayas tenido novio alguna vez.
  • Por supuesto que tuve novios. En una ocasión tuve seis a la vez.
  • Eso no es muy sensato. Pero fingiré que te creo.
  • Bien… Quería un cojín. Si es blando y abrazable mejor.
  • Puedo preguntar ¿para qué?
  • No puedo conciliar el sueño sin abrazar algo. Desde que tengo memoria es la única forma que tengo de relajarme
  • Eso se oye a qué tienes síndrome de soledad aguda, bueno al menos es lo que dicen los psicólogos. Creo que tengo una en mi recamara.- En eso entro y despues de oir un par de muebles derribarse al suelo, vuelve con una almohadita color celeste claro. - Aquí tienes.
  • Gracias. ¿Estás bien?
  • Si ¿por qué lo preguntas?
  • Pues no creo que la gente sana ande arrastrando una pierna fracturada y baleada como si nada y diga no sentir ningún dolor.
  • Estoy acostumbrado. Además iré a tomar un calmante
  • ¿Quieres que te ayude a bajar las escaleras?
  • No te preocupes, estaré bien, además si te desmayas no creo que pueda cargarte hasta el cuarto.
  • No soy tan frágil como crees, no suele sucederme al menos.
  • No, tal vez no lo seas, pero si eres muy tierna. Jamas crei y una chica tan ruda como tu necesita una almohada especial para dormir.
  • Le cuentas a alguien de esto y te juro que …
  • ¿Qué? ¿Me fracturarás la otra pierna?
  • Te mataré.
  • Dudo que lo hagas, la gente tierna no es asesina.
  • Y tú qué sabes de asesinos. - Ese comentario le hizo fruncir el ceño. Es divertido pelear con él, porque todo se lo toma a chiste, pero… esto parece y lo afectó de una forma muy grave..
  • Descansa niña tierna. - dijo casi serio
  • ¡No me digas así!
  • Cuánto apostamos a que le temes a los truenos y relámpagos. ¿Veinte dólares?
  • Trato. Mas te vale y me pagues para mañana.
  • Hecho.

Después de eso siguió su camino hacia las escaleras. Su pierna parecía dolerle cada vez más, pero tenía razón, si me volvía a desmayar, últimamente no se que me estaba ocurriendo.

Así que decidí entrar a mi recamara. Podría seguir leyendo el dichoso diario. Tal vez con eso podría entender por que se enojo tanto cuando le mencione sobre los asesinos.

Me senté en la orilla de la cama y busqué en mi bolso el libro. luego lo escondí bajo las mantas. Y finalmente con una linterna comencé a leer.

“ Dia 365 “

Ha pasado un año desde la última vez que escribí. En todo este tiempo O’cchio no ha hecho más que enseñarme a luchar, a seguir pistas y las constelaciones. Sinceramente he leído más libros de los que puedo recordar. Pero me he convertido en un espía nato. Puedo infiltrarme en cualquier lugar sin ser reconocido. Esto me será de gran utilidad para hallar a mi padre.

No puedo dejar de extrañarlo, una parte de mi me dice que está vivo, y Lobo de mar no para de repetirlo. Ayer me dijo que su bote recibió una especie de sonar por radar. Estaba en código morse. Al traducirlas solo decian el nombre de estrellas, y la última decía “Cuida a Zubenelgenubi, Dile que sea valiente, pronto brillaremos juntos otra vez”




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.