Eran ya casi las doce de la noche. La lluvia se precipitaba cada vez más fuerte y los fuertes vientos agolpaban contra las ventanas.
Después de llegar a casa de Adam nuevamente, un golpe de realidad me cayó como una cubeta de agua fría. Después de todo solo contaba con mi madre para salir de un aprieto, pero ella no estaba casi nunca presente en mi vida. Imaginense, no estuvo cuando contraje dengue, mucho menos estaría si le dijese que me tiene secuestrada un desconocido. Esto me ocurre por andar ayudando a cualquiera que encontré en la sala del director. Quizás habría hecho algo grave. Vaya me estoy convirtiendo en parte de esa sociedad de cerebro lavado que tanto me juré no ser. Desde cuando me importaba a mí quienes transgredieron la ley. Tengo la firme convicción de que cada quien debe vivir bajo sus propias reglas, teniendo como base lo que creemos moralmente ético. Pero la jugada cambia cuando eres tú quien está en riesgo.
Supongo que mi trance llamó la atención del muchacho, y quiso sacarme una sonrisa con un par de chistes malos. Pero supongo me asuste cuando supe que quería que me quedase, no era muy sensato quedarse con un desconocido en un caserón a 20 km de la ciudad. Y pese a mi enfado, supongo que algo en mi cambió, al ver cómo sus ojos querían hipnotizarme, era gracioso cuando trataba de convencerme. Por lo que recordando aquel día tan extraño, supuse que lo mejor sería quedarme. Después de todo, su salud también estaba en juego, y no es muy sensato conducir a la velocidad de la luz en la oscuridad de la noche sobre una carretera mojada.
Por lo que cenamos, y finalmente me quedé a dormir. Él preparó uno de los cuartos del segundo piso para mi. Luego de preguntarme si estaba a gusto, se marchó. Pero en ese instante recordé algo muy importante. Por lo que salí casi corriendo por el pasillo tras de él.
Después de eso siguió su camino hacia las escaleras. Su pierna parecía dolerle cada vez más, pero tenía razón, si me volvía a desmayar, últimamente no se que me estaba ocurriendo.
Así que decidí entrar a mi recamara. Podría seguir leyendo el dichoso diario. Tal vez con eso podría entender por que se enojo tanto cuando le mencione sobre los asesinos.
Me senté en la orilla de la cama y busqué en mi bolso el libro. luego lo escondí bajo las mantas. Y finalmente con una linterna comencé a leer.
“ Dia 365 “
Ha pasado un año desde la última vez que escribí. En todo este tiempo O’cchio no ha hecho más que enseñarme a luchar, a seguir pistas y las constelaciones. Sinceramente he leído más libros de los que puedo recordar. Pero me he convertido en un espía nato. Puedo infiltrarme en cualquier lugar sin ser reconocido. Esto me será de gran utilidad para hallar a mi padre.
No puedo dejar de extrañarlo, una parte de mi me dice que está vivo, y Lobo de mar no para de repetirlo. Ayer me dijo que su bote recibió una especie de sonar por radar. Estaba en código morse. Al traducirlas solo decian el nombre de estrellas, y la última decía “Cuida a Zubenelgenubi, Dile que sea valiente, pronto brillaremos juntos otra vez”
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Editado: 02.02.2025