Después de media hora de viaje en completa oscuridad, y las revelaciones tan abruptamente dolorosas sobre mi pasado que acababa de escuchar, mi cuerpo completo estaba en estado de shock. Ya no podía pensar en nada más, ni en el peligro que corría Adam, ni siquiera en donde me estaban llevando estos sujetos que ni conocía, y siendo sincera, ni siquiera a mi propia madre conocía…
El carro finalmente se detuvo, y los guardaespaldas abrieron la puerta y me hicieron bajar. Mis ojos y todos mis sentidos estaban atónitos, ni siquiera podía ver el cielo, el sol vibrante del atardecer, ni los rostros invulnerables de los sujetos que me habían traído hasta mi supuesta casa. Solo sé que me dieron un sobre, el cual inconscientemente sostuve con mi mano derecha, al tiempo que la limusina desapareció con la misma rapidez en que llegó. Qué extraña que es la vida, ¿no? Lo que ayer era mi realidad hoy era una vana ilusión, y lo único real que he tenido todos estos años, es una vieja casa de concreto, color gris, tan decrépita como la misma muerte. Un claxon sonó en la esquina de la manzana, lo que me sacó de mi trance, y lo primero que atine a hacer fue a abrir el sobre que tenía en mis manos.
Contenía una carta, escrita con tinta azul, típico de la caligrafía de Mary, lo único que siempre me recalcó y aprendió en su oficio de abogada es que todos firman con la pluma de tinta negra, pero solo los originales con la tinta azul, eso te evita estafas y también que roben tu identidad, lo que en algún sentido retorcido también se asemejaba a la vida. Y a lo que puedo agregar que las personas no eligen el color negro, sino que… son las malas personas y los estafadores las que convierten tu tinta azul en una negra.
Hola Sofia
Lamento haber esperado tanto tiempo para decirte la verdad, pero entenderás que seguía órdenes, y jamás dudé por un instante esa decisión. Eres una niña cuando me asignaron tu cuidado, y ahora, bueno… eres toda una mujer. Sé que no he estado lo suficientemente presente en tu vida durante estos once años, como para decir que te he criado. Pero sé que no me lo reprocharas, después de todo, no soy tu verdadera madre.
Y a la vista de que no hay mucho que pueda mejorar o empeorar nuestra relación, solo deseé decirte la verdad, y con eso darte como obsequio de cumpleaños algo que, aunque quizás insignificante para mí, muy significativo para ti, la casa en la que te criaste, Te enviaré por correo los títulos de la propiedad, La única copia de la llave que tenía en mi poder está en este mismo sobre. Así que puedes estar tranquila que no volveré a aparecer en tu vida.
En cuanto al dinero, estoy al tanto desde que te acogí como mi hija que cobrarías una fuerte herencia de tu verdadero padre, y estoy segura que eres lo bastante inteligente como para saber que la vida de ese muchacho no vales tanto como el legado de tu padre, al que tanto has admirado. Recordándolo con cada una de esas estúpidas guitarras que nunca dejabas de tocar. Pues… No tengo más que decir que desearte una feliz vida, y fue un gusto haberte conocido, aunque sé que después de esto, tú dirás lo contrario. Sin más…
Saludos Mary Mann.
¿por qué? Si nunca me quiso, siquiera fue por buena voluntad que decidió acogerme como su hija, fue por una orden de un hombre al que no conocí en toda mi vida. Y cree que soy lo suficientemente estúpida como para no agradecerle, Me crió por años, o por lo menos me mantuvo con vida. Como una planta que necesitaba ser regada. y cuando por fin crece lo suficiente, separan sus raíces, y con ello toda su realidad. Pero lo que no entiendo es… ¿Por qué?, No ganaría nada con esto, nunca ganaría nada de criar a una niña con amnesia, que buscaba alguien que la quisiera, después de que su única figura de cariño y protección se desvaneciera en los bastardos brazos de la muerte, porque fingir que eres alguien que de cierta forma significaba una imagen semejante. Alguien que no estaba dispuesta a ser, solo quiso molerme en mi soledad para que, luego, mediante una carta sin dignidad ni gloria se alejara por siempre de mi vida, demoliendo por completo el muro de mi realidad.
Mis manos empezaron a temblar, y mis pies se sentían cada vez más rígidos, como si un bloque de concreto los mantuviera afirmados al suelo. El nudo en mi garganta se hacía cada vez más grande y el oxígeno del mundo se volvía cada vez más insuficiente, para un par de pulmones que solo deseaban morir, por el intenso dolor que sentía mi pecho, acabo de perder a mi madre, La cual, aunque nunca fue real, lo fue para mi, y aun así, esto se siente como si la hubiese declarado muerta, como si hubiese sido la mujer mas maravillosa del mundo. Y fue así, en ese preciso instante, en el que comprendí que acababa de perder la única familia que tenía, y otra persona en la que confiaba decidió abandonarme, esta vez a plena elección.
Mi pregunta ahora es… ¿Por qué nadie me quiere?, ¿Por qué se alejan de mí? Acaso… no valgo la pena. Tal vez sea por eso que nunca he tenido amigos, ni siquiera tengo a alguien a quien decir “Te quiero”, sabiendo que siente lo mismo por mi. Porque en mi vida es así… Nadie me querrá jamás.
El dolor en mi pecho y el temblor en mis manos se agravaron y decidí entrar a mi casa, y no se como lo logre, mi manos temblaban tanto que la llave casi no podía meterla en la cerradura, pero de alguna forma inexplicable lo logré. Y entré a mi casa cerrando la puerta tras de mí. La casa estaba en penumbras, los viejos muebles en el mismo sitio en el que estuvieron todos estos años. La cómoda al lado derecho de la puerta, sobre ella un mantel de hilo fino, y sobre la pared un gran espejo de bordes de bronce. Presa de la angustia me senté junto a la mesa de cristal, que se halla en el centro de la recepción.. En la mesa que toda familia, aunque en diferente sitio, tiene en su casa, llena de cuadros de su familia, de adornos que los niños hacen a los padres. Pues ahi estaba, un par de cuadros negros y lugubres con fotos de cuando era una niña, y una foto de aquella mujer con sembalte serio, al lado de una pequeña que se hallaba sola en el mundo, tan sola como dolorida. Y eso es lo malo de que la gente sepa que algo te duele. Tarde o temprano acabarán metiendo el dedo en la llaga. Arroje el cuadro con toda mi fuerza contra la puerta, el cual se partió en mil pedazos. tome los dibujos de paisajes que tarde horas haciendo a tiza, para que mi madre los deje apilados en la mesa de la entrada, sin siquiera haber visto que colo use. Para ella eran desechos, y por fin lo entendí. Entendí que debía desechar aquella basura insignificante, pues eso era yo después de todo. Tome los dibujos y los arroje al fuego, que los consumió rápidamente. En un arrebato de dolor golpeé la mesa con mis puños, partiendo en fragmentos aquel vidrio tan grueso. Mis manos se llenaban de sangre. Me acerqué a ver mi reflejo en el espejo. Tal vez eso era lo peor, porque donde mi reflejo expresaba el rostro de una chica normal y corriente, aquel trozo de vidrio jamas seria capas de reflejar semejante angustia. Esa era la verdad detras de los espejos, la verdad es que siempre mienten. La sangre no dejaba de correr, y en cierta forma eso liberaba el dolor, dolor que no podía expresar en lágrimas, un dolor que me exprimía y apretaba el pecho. No podía dejar de ver mi rostro, mis ojos fijos en ese reflejo, el reflejo de una persona desquiciada y abandonada a la deriva, humillada y que jamás volvería a ver la luz del día. Di un puñetazo con todas mis fuerzas a mi reflejo, y acabe rompiendolo. Y por fin vi como todo dentro de mi, se desmoronaba. Mis fuerzas decayeron a causa de mi afliccion, y me deje caer entre las astillas de vidrio que estaban en todo el suelo. Cubrí mi rostro con mis manos ensangratabas, intentando sentir cómo las gotas de sangre se deslizaban como lágrimas por mis mejillas, en aquella oscuridad sordida inmesurable.
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Editado: 02.02.2025