El evento benéfico organizado por los Vitales era el acontecimiento del mes en Milán. Las invitaciones eran exclusivas, y el lugar elegido, un hotel de lujo en el corazón de la ciudad, reflejaba la opulencia y el prestigio que la familia proyectaba al mundo. Sofia Vidal no tenía una invitación, pero eso no la detuvo.
Vestida con un elegante vestido negro alquilado y un carnet de prensa falsificado cuidadosamente diseñado, logró colarse entre la multitud. Era una jugada arriesgada, pero sabía que ese evento era su mejor oportunidad para observar a los Vitales de cerca y obtener alguna pista sobre lo que realmente sucedía detrás de la fachada perfecta.
El salón estaba lleno de empresarios, políticos, artistas y periodistas reconocidos. Las luces brillaban intensamente sobre las mesas decoradas con flores frescas y copas de cristal relucientes. Sofia se movía con cuidado, impidiendo llamar la atención mientras mantenía sus ojos en la familia anfitriona.
En el centro del salón, Giovanni Vitale conversaba con un grupo de figuras prominentes. Su puerta era imponente, su sonrisa encantadora, pero sus ojos fríos como el acero. A su lado estaba Alessandra, elegante y segura, dirigiendo la conversación con la facilidad de alguien acostumbrado a dominar cualquier situación. Lorenzo, el hijo menor, parecía diferente. Mientras su padre y su hermana irradiaban autoridad, él se movía entre los invitados con una mezcla de carisma y despreocupación.
Sofia sacó discretamente su grabadora mientras finía mirar el programa de la noche. Sabía que no podía acercarme demasiado a Giovanni o Alessandra sin levantar sospechas, pero Lorenzo parecía más accesible.
Mientras lo seguía con la mirada, Lorenzo, como si sintiera su atención, giró y la encontró. Su sonrisa se ensanchó al verla, y en cuestión de segundos estaba caminando hacia ella.
—No creo haberte visto antes. —Su voz era suave pero cargada de curiosidad.
Sofia, recuperando la compostura, sonriendo con falsa naturalidad.
—Soy Sofía Vidal, periodista. Estoy aquí para cubrir el evento para mi medio.
Lorenzo la miró con interés, sus ojos recorriéndola de manera evaluadora.
—No sabía que los periodistas escribían sobre eventos como este con tanto estilo. —Extendió la mano para estrechar la de Sofía.
Ella aumentó el presionado, sintiendo un extraño cosquilleo al contacto.
—A veces las apariencias engañan —respondió con un leve tono de desafío.
—¿Y qué te trae aquí, Sofía Vidal? —preguntó Lorenzo, inclinándose un poco más cerca. —Interés profesional o… algo más?
Sofia supo que debía ser cuidadosa.
—Ambas cosas. Siempre me han intrigado los eventos benéficos de los Vitales. Son fascinantes.
Lorenzo rió suavemente, una risa que era tanto encantadora como enigmática.
—Entonces estás en el lugar correcto. Aunque dudo que encuentres algo realmente fascinante. Somos una familia muy aburrida, ¿sabes?
Sus palabras eran ligeras, pero Sofia notó un destello de algo más en su mirada. Algo que no coincidía con su tono relajado.
Antes de que pudiera responder, un asistente se acercó para hablar con Lorenzo, quien se disculpó y se alejó, no sin antes lanzar una última mirada a Sofia.
—Espera verte después, Sofía.
Cuando se fue, Sofia soltó el aire que no sabía que había estado conteniendo. Lorenzo era encantador, pero algo en él la inquietaba. Había jugado con fuego acercándose a él, pero su intuición le decía que valdría la pena.
Esa noche, mientras revisaba las notas que había tomado, algo llamó su atención. En un momento de su conversación, Lorenzo había pronunciado una frase peculiar: "Somos una familia muy aburrida". Las palabras estaban cargadas de sarcasmo, como si supiera exactamente lo contrario.
Sofia sabía que tendría que acercarse más a Lorenzo para descubrir la verdad, pero también comprendió que cada paso que daba la ponía más cerca del peligro. La sombra de los Vitales era más profunda de lo que imaginaba, y ahora estaba a punto de adentrarse aún más en ella.