Aquella figura corría los pisos mojados, la lluvia habia cesado, pero era difícil correr en silencio sin hacer ruido de las pisadas sobre el suelo. Aquella capa negra, era lo único que se veía por esas calles, mientras el brilló de la Luna, alumbraba la escena reflejada, hasta que la figura desapareció de las calles, como una estrella fugaz se desaparece en el cielo.
...
¡Otra! - se escuchó la voz alegre de un hombre moreno, pedía otra jarra de cerveza al cantinero quien ya le estaba sirviendo.
El día de hoy aquel bar estaba lleno, algunos jugaban en aquellas mesas viejas, junto su cerveza. Otros tomaban con sus pareja y alguno que otro era corrido del bar por hebrio. Un día normal en cualquier bar mesquino de la capital "Rose Black".
Papá - se escuchó la voz de un niño entrando.
Los menores no pueden entrar - aclaro el cantinero.
Papá, mi mamá dice que vayas a almorzar - aquel niño moreno era muy parecido al padre, era una copia en miniatura.
El hombre tomo de golpe su cerveza - de acuerdo - Entonces se levantó. Observó que su hijo no dejaba de mirar a una dirección, así que se giró.
Papá - dijo el niño con curiosidad - ¿Quienes son ellos? - entonces señaló a una pared, llena de carteles de "se buscá" eran trece carteles, y parecían ser muy peligrosos.
Vamos hijo, son "los doce del zodiaco" - aclaro - ¿No has escuchado sobre ellos? - dijo calmadamente.
Eran los mejores guerreros de nuestro país, los más fuertes Zodic que protegían al rey, uno solo de ellos era capaz de acabar con varios demonios a la vez, y tal vez con un ejército de Humanos - explicó lo poco que sabía aquel pequeño niño - pero si son tan buenos ¿Porque los buscan? - entonces todos miraron al niño.
¿Buenos? Son traidores - dijo un joven sentados allí - asesinaron a nuestro rey para obtener poder, fallaron y ahora el país está en declive - golpeó la cerveza - dos años... Dos malditos años así.
Escuchá hijo. Ellos... Solo son traidores. Y por ello... Estamos así - el niño miró aquellos trece cárteles con interés.
Vamos a casa - dijo su padre cargándolo de caballito.
Sí - dijo el niño feliz Mientras su padre se retiraba.
Malditos doce ... - dijo con rabia aquel joven aún en el bar.
Los doce no tienen del todo la culpa - aclaro un joven levantándose. Sino también los militares que tienen el poder - y entonces comenzó a caminar para irse.
Claro... Apoya a los traidores qué te matan de hambre - dijo muy molesto.
Tequila en exceso... Es malo Para tu hígado - expreso con una sonrisa mientras se retiraba.
Aquél joven que salía de ese bar, tenía un cabello largo y un poco puntiagudo, algo laseo y con uno que otro mechón más largo que otro. Sus ojos eran marrones oscuros y parecían joviales y alegres. La piel blanca, con una ropa moderna, parecía de menos de dieciséis años.
Tenía una camisa manga corta color negro y pantalones azules marinos, con unos tenis casuales blanco con negros, tenía una venda en su muñeca y no era muy alto, pero no llegaba a ser bajo.
Miró su mano izquierda quien tenía un reloj en su muñeca, era amarillo oscuro casi mostaza. Suspiro al mirar su mano, una cicatriz con dos figuras idénticas pero extrañas.
¿Cuánto tiempo estaré así? - sé preguntó mientras caminaba, caminó durante horas hasta llegar a las afueras de aquel lugar, mirando aquel bosque que parecía tan normal.
El bosque Hebi- dijo para sí mismo. Mientras caminaba al rededor. Había escuchado que unos gritos, se escuchaban por doquier, provenía del bosque Hebi, Pero... Nadie se atrevía a revisar. Preferían esperar a los Zodic. Los humanos eran cada vez más dependiente de los Zodic, era algo extraño. Los Zodic eran criaturas poderosas, eran de las razas más poderosas. Y eran controlado por los humanos, todo por esa estúpida guerra que sus ancestros perdieron.
Sobre un árbol, Sangre era visible. Se acercó un poco y había un camino de esta, como si alguien se desangrase.
Comenzó a seguir el rastro hasta encontrar a una joven, tenía sangre en los labios, y en el estómago tenía una gran herida, no era hecha por humanos y menos por animales. Se acercó a ella. Su cabello era verdoso, y su piel blanca.
La tomo entre sus brazos para buscar ayuda, no sabía quién era.... Pero estaba viva.
...
Sus pupilas eran pesadas, las abrió lentamente para encontrar que ese lugar era desconocido Para ella, se levantó de golpe y sintió un gran dolor en su estómago que ahora estába vendado.
Aah - se quejó mientras se acostaba de nuevo - ¿Dónde estoy ? - de preguntó la chica de cabello verdoso y ojos del color de las aceitunas.
La puerta se abrió dejando ver a aquel joven, tenía una gran sonrisa como si la conociera de hace años - Despertaste. Me alegro.
Tú...¿Me trajiste hasta aquí? - preguntó incrédula.
No era correcto dejar una Dama casi muerta en un bosque - dijo mientras tomaba una silla - así que te traje hasta aquí, una linda habitación que alquile por unas noches. Luego llamé al doctor- su sonrisa parecía que era imborrable.
Gracias - estaba realmente agradecida. Creía que moriría Solá, sin que nadie la rescatase - Gracias - Entonces sus ojos se humedecieron.
¿Qué hace la princesas en este lugar? - su mirada se colocó sería, y ella dilató los Ojos.
¿Cómo te enteraste? - preguntó nerviosa pero calmada.
No sé cuál princesa seas, cual de las cinco - entonces la miró con firmeza - pero ese collar es hereditario de la familia real.
¿Cómo sabes eso? - solo los soldados lo saben, o los miembros de la familia real - expreso desconfiada.
Estudió para soldado - aclaro - soy un Zodic - dijo con fastidio.
Ya veo - entonces miró al suelo.
La princesa herida después de dos años que no se le ve el rostro a ninguna de las cinco, es extraño - comenzó a pensar - debo suponer que hay una guerra interna para tomar el control después de la muerte del rey.