Lost

Capítulo 8: Dolor.

Narra Andrew:

Había pasado un mes desde la partida de mi madre, mi padre lamentablemente no pudo estar en el entierro ya que se encontraba hospitaliza y en cuidados intensivos. Cuando despertó y él ya sabía lo que había sucedido y según nos conto pudo despedirse de mi madre quien murió a la espera de los rescatistas.

Sin embargo, aún estamos a la espera que la persona que causo el accidente sea detenido/a, no se sabe nada porque huyo en el momento.

 Mi padre será dado de alta el día de hoy y por su condición no puede ser trasladado por carretera a la ciudad, y también necesitara de cuidados especiales de una enfermera.

-Buenos días pa’.-Le digo al entrar a su cuarto de hospital.

-Hijo.-Me da un beso en la frente.

-Todo listo para irnos, en un momento vendrá el abuelo con la enfermera para que te quiten todo eso y nos podamos ir.

-Está bien, pero antes de ir a casa, ¿Sera posible que vayamos al cementerio?- Pregunta y puedo ver su tristeza en su mirada.

-Me gustaría hacer eso y más por ti, pero lamentablemente no podemos, aun estas convaleciente y no puedes caminar. Pero te prometo que antes de regresar a casa te llevare.

-Bueno, no hay de otra.-Dijo resignado.

-Bueno hijo hora de irnos.-Dijo mi abuelo refiriéndose a mi padre.

-Sí, ya me urge irme de aquí.-Contesto seco y sé que está muy dolido y será difícil que salga de esta pero todos juntos lo lograremos.

-Oye arriba ese ánimo, el domingo daremos una misa por la celebración del primer muerte de fallecida de Marian.-Le comenta mi abuelo mientras la enfermera le ayuda a mi padre a arreglarse.

-¿Para qué una misa? ¿Es acaso un motivo de celebración la muerte de mi esposa?-Dijo enfadado.

-Hijo mío sé que es un momento difícil pero como cristiano sabes que es lo que corresponde rezar por el alma de Marian para que descanse en paz al lado de Dios nuestro señor.-Le contesta mi abuelo con calma.

-A mí no me hables de un Dios, uno que me quito todo lo que tenía, se llevó a mi esposa, tan joven y hermosa, lo más preciado para mí, debí haber muerto en aquel maldito accidente, por que me dejo vivir, le place verme sufrir, no quiero vivir, no quiero si no es con ella. No vengas a hablarme de un Dios que no pensó en mí, siempre fui creyente, no soy perfecto pero ayude a cuanta gente se me hizo posible y mira como me paga. Lo siento, pero en frente de mí que no se mencione siquiera su nombre.

-Padre, debes calmarte.-Le digo al ver lo alterado que esta.-Esto no te sienta bien.

-Cállate, nada me sienta estoy destrozado, perdí todo lo que tenía.

-No, aun no tienes a nosotros, los abuelos y a tus hijos. Toda la familia. Padre no seas tan injusto.

-Vámonos de aquí, quiero irme a mi casa.

Y así todo transcurrió hasta llegar a casa de mis abuelos, donde no quiso ni comer ni hablar con nadie.

Narra Christina:

Un mes había pasado desde la tormenta, la cual dejo bastantes daños a la granja, y desde entonces he estado junto con mi prima y mi tía organizando la misma. Tras la tormenta perdí el trabajo de medio empleo que tenía y días después nos enteramos que mi madre tiene cáncer de mama y nos lo había ocultado a mí y a mi tía.

Como era de esperarse tras esta noticia no pude ingresar a la universidad, ya que estaba desempleada y aparte debía de buscar un trabajo de tiempo completo para poder costear los gastos de la enfermedad.

Es un momento muy crucial en la que he empezado a cuestionarme si de verdad existe un Dios, y si es así por que tiene tanta cizaña conmigo. Siempre que trato de superarme pasa algo que detiene el vuelo de mis sueños, y de solo pensar en lo que podría pasarle a mi madre entro en pánico.

Por suerte, el pasto Lockward me ha ayudado a conseguir empleo y como enfermera, tras el accidente de su hijo y su nuera, ahora necesitan el servicio de alguien que lo cuide. Y pues yo ya que tengo los conocimientos como técnica en enfermería soy una de las mejores candidatas, además de la confianza mutua que hay entre el pastor y mi familia. Hoy sería mi primer día de trabajo y por lo que se estaría trabajando en el pueblo por unos días pero luego debía trasladarme junto con el señor a su residencia en Nueva York. Algo que me inquietaba porque no quería alejarme de mi madre, pero no tenía opción si quiero salvar su vida entonces debo sacrificarme, me quedaba más tranquila porque mi prima Liliam había regresado al pueblo y estaría ayudando a mi tía y a mi madre.

-Ya me tengo que ir madre, promete que vas a cuidarte bien y hacer caso a lo que se te diga.-Ella me ve sonriente y asiente.- Por favor, sabes que es difícil para mi madre, estaré lejos y no podre venir hasta el fin de semana pero luego sabes que vendré cada un mes, cuídate y ayúdame a que el sacrificio valga la pena.

-Ve tranquila hija, yo estoy bien. Y no olvides llamarme todos los días.-Dice dando un beso en mi frente. Me dolía irme pero era necesario.

-Vete tranquila y sin cuidado que aquí estoy yo para halarle de los pelos en caso de emergencias.-Dijo mi prima a carcajadas.




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