CAPITULO 2

Eloise

Practico mi respiracion varias veces.

- Inhala y exhala Eloise, no puedes permitirle a ese sujeto que te afecte de tal manera- Dandome por vencida suelto un chillido lleno de frustracion al tiempo que hago sonar mis elegantes tacones color crema contra el pinso del ascensor.

- Es un grandisimo cretino- suelto, incluso aunque nadie puede oirme, el ascensor se detiene en el piso que corresponde a las oficinas de Blackwood y Asociados. Respiro una ultima vez, me acomodo mi blazer procurando que no tenga ni una arruga al tiempo que camino hacia mi lugar de trabajo.

Saludo a uno de mis colegas y a mi secretaria antes de cruzar la puerta hacia mi santuario, respiro el reconfortante olor de mi aromatizante, ver mis libros de leyes en completo orden es algo que me da paz, me ubico detras del escritorio y acomodo mi cabello.

Bien, asi que encuentras satisfactorio martirizarme, ya veremos quien le da mas gusto a quien.

Lo acepto, esta actitud es infantil, pero poco o nada me importa, en ese estacionamiento deje parte de mi dignidad y pienso recuperarla. Aún siento en mi garganta todos los insultos que queria soltarle, pero aunque me costó cada fibra de mi ser, los callé y en lugar de ellos, sonreí.

Pero no lo puedo dejar pasar, por supuesto que no, no cuando es lava lo que esta corriendo por mis venas por su culpa. Encontraré la manera de fastidiarle el dia a ese engreido.

Nicolas

Apenas me ve entrar al lugar se coloca de pie, habia procurado ignorarla lo mas posible, como si eso la hiciera desaparecer o quizas por un milagro cambiar.

Imponente sin duda es una palabra que la define, y vanidosa tambien, ninguna parte de ella, ni su piel, ni su ropa, ni su cabello tienen una sola imperfeccion, eso es lo unico que logra causarle algun tipo de emocion real.

Me sonrie y ese solo gesto causa una punzada de dolor porque sé que es falso, cualquier expresion bondadosa que venga de mi madre sé que es fingida.

- Hola, querido- se acerca, agarra mi hombro y pone un beso en mi mejilla- no parece que estes durmiendo bien, espero que eso no afecte en tu trabajo, no te traje a este mundo a costa de mi figura solo para que seas un fracasado.

Ahí esta, su eterno reproche, Elena Wentworth nunca me perdonara el haberme traido al mundo, de pequeño eso incluso me llevo a tener unas largas secciones con un psicologo que intentaba explicarle a un niño de 9 años por que su mamá no lo abrazaba o por que siempre lo trataba con desprecio.

-¿Qué se te ofrece?- mi tono suena ausente de emociones, pero mi interior es distinto y eso me enfurece, desde que tuve la madurez para comprender que era una mujer mala y egoista, he procurado ignorarla, pero cómo se logra ser inmune a las palabras de una madre.

- Mi mensualidad no fue suficiente este mes, necesito que la dupliques- suelta de la manera mas descomplicada posible mientras chequea si hay algo malo en sus uñas.

- No estamos ni a mitad de mes, no puedo hacer eso- no es la primera vez que esto ocurre, ella siempre despilfarra el dinero que le doy.

- Por favor, no me digas que tu trabajo no te da para mas, ¿Acaso no eres el mejor abogado de este bufete?- hay reproche en su pregunta.

Aunque me cueste admitirlo, sus constantes exigencias sobre nunca fracasar han dejado huella en mi, sé que parte de mi se esmera mas de lo debido en demostrar que ella está equivocada y es por eso que tampoco suelo lidiar bien con el hecho de perder.

- No te daré mas dinero, no importa lo que pienses- planeo pasar a su lado para finalmente llegar a mi oficina.

- No se te olvide que a mi me debes todo, malagradecido- dice en un tono que solo refleja furia.

- Como si alguna vez me dejaras olvidarlo.

Ignoro sus intentos de llamarme y le digo a mi secretaria que si no se va en los siguientes minutos, se puede sentir libre de llamar a seguridad.

Eso la hace desistir, por supuesto que no se permitiria un escandalo bajo ninguna circunstancia.

Me siento detras de mi escritorio, abro mi traje y aflojo mi corbata mientras esa sensacion de asfixia me persigue, ese nudo en la gargante que no permite la correcta respiracion.

Me sumerjo en mi trabajo, intentando olvidar ese incidente, pronto el tiempo pasa y logro perderme entre articulos y leyes.

Un rato despues, miles de correos me llegan, uno tras otro. Frunzo el ceño y reviso que está ocurriendo, todos son spam, marcas tratando de vender sus productos, promociones, mensajes engañosos y demas, lo sorprendente es la cantidad, parece que estuviera siendo victima de un virus.

Uno de los correos llama mi atencion asi que decido abrirlo. Inicialmente el remitente es una persona que conozco sin duda alguna.

Asunto: Solo para cretinos petulantes y arrogantes.

Suelto una risa en voz alta

Veras, no tolero mucho las provocaciones y tampoco quise ser pacifista para ser sincera. Asi que pensé, si este fulano se cree con el derecho de perturbar mi estado de animo, entonces yo le daré a probar de su propia medicina, sin exaltarme ni esforzarme mucho por supuesto, no vaya a ser que aumente tu ego, si asi fuera estoy segura que no podrias caber en ninguna sala de juzgado, asi que puedes agradecerme luego.

Aunque no es de astutos confesar su delito, lo voy a hacer orgullosa, y de paso te hare un favor, el segundo de la mañana, por favor no te sientas obligado a retribuirmelos, creeme que lo que hago viene de lo mas profundo de mi corazon.

Ahora, lo que le pasó a tu correo es que recibió un virus que no se puede eliminar, es avergonzante lo facil que fue, aunque todo el credito no sea mío. Te recomiendo que dejes de usarlo a partir de este momento o divulgara la informacion que contiene, ya sabes, informacion de casos que deberian ser confidenciales, y cosas similares que te podrian causar un serio problema legal.

Con todo mi desprecio, te deseo lo peor.