Curiosamente su abuela el día de ayer no le había golpeado por abrazar a Dustin pero Alicia supone que tal vez a él le tenga una pizca de confianza por ser nieto de su mejor amiga.
Hera intercede a Alicia en pleno campus educativo con mucha emoción brotar de sus poros, y más atrás venía Dana con dos sobres entre sus manos.
—¡Alicia!
Gritaron al unísono haciendo que Alicia ría suavemente.
—Díganme. —. Se acomoda bien su chaqueta de manera que no se note las hematomas aún vivas y visibles.
—¡Les he traído la invitación a mi boda con Davis que se efectuará en dos meses! —. Dana le hace entrega del bello sobre a ambas chicas.— Y como un bonus a la buena noticia… ¡Serán mis damas de honor!
Alicia se sintió agradecida y por tal motivo abrazó a Dana tiernamente mientras que susurra en su oído muchas felicidades y bendiciones en su matrimonio.
—¿Y cuál es tu noticia, Hera? —. Inquiere Dana y Alicia ve a Hera animándole a hablar.
—¡Eros regresó de Atenas! —. Chilló de la emoción Hera ante la sola mención de su novio.
La rubia Hera mantiene una larga y estrecha relación con un modelo de nombre Eros, quién es proveniente de Atenas, país natal de Hades, Atenea y Hera. Y lugar donde la amorosa y cariñosa pareja se conocieron y enamoraron.
—¡Hera que emoción! —. Dana salta a los brazos de la rubia para felicitarla.
—Me alegro mucho por ti amiga, por ambas. —. Alicia se encontraba un poco desanimada.
Alicia no tiene permitido tener novio y mucho menos pretendientes, de existir su abuela la golpearía hasta que ya no sea agradable mirarla.
—Oh, Alicia… —. Hera más que Dana comprende la gravedad del asunto con la abuela loca de Alicia.
—Estaré bien, Hera. —. Alicia la abrazó y continuó.— Sobreviviré.
—La idea es que vivas no sobrevivas.
A Hera le causa sentimiento la situación que vive Alicia en casa de su abuela, por lo que rápidamente le ofrece un escape para distraer la mente hoy
—¿Qué te parece ir a mi casa está tarde? Luego de clases. —. Alicia palideció, en su tobillo seguía ese aparato.
—Es que aún…
—Podemos desconectarlo señorita Alicia. —. Habló uno de los guardaespaldas.
Alicia miró emocionada a Hera y asintió.
Prontamente Tomás, el guardaespaldas, desconectó el dispositivo que permanecía en el tobillo Alicia y casi al segundo la anciana fea llamó.
—Jefa estamos con ella, todo se encuentra en orden. Si, no se preocupe que no la perdemos de vista en ningún momento. ¿Fotografías? —. Tomás miró a Alicia y inmediato buscó una solución.— De eso no quepa duda, más tardar en la tarde le tengo una recopilación fotográfica del día de hoy y del paradero de la señorita Alicia. —. Cuelga.
—Le diré al abuelo que te aumente el sueldo, Tomás. —. Alicia estaba totalmente agradecida con su guardaespaldas.
—Vaya a divertirse, esa es mi mejor recompensa.
Hera conducía su codicioso coche por las húmedas y frías calles en dirección a un conjunto residencial muy moderno y privado, dónde solo puedes entrar con tarjeta de identificación. Ella avanzó y comenzó a pasar enormes casonas, incluso más grande que la de los abuelos de Alicia.
Hera detiene el coche delante de un portón plateado que a los segundos se abre dejándoles el paso libre a ambas chicas, la rubia pisó el acelerador y entró a la propiedad de su hermano mayor. Junto a ella Alicia veía con bastante curiosidad y admiración la vivienda.
Pasaron por encima de un camino de piedras blancas que protegen y rodean el jardín de Tulipanes rosados.
Alicia al verlos se emocionó, son sus favoritos.
—¡Tulipanes! —. Emocionada chilló.
Hera ríe ante la exclamación de la pelinegra.
—Sabía que te gustaría, Alicia.
«¿Cómo no encantarme un jardín de solo tulipanes? ¡Son mis flores preferidas en todo el mundo!» fue lo que por su mente pasó.
Hera la conduce al interior de la mansión enseñándole cada habitación, viviendo un momento que marcará un antes y un después en la vida de Alicia.
La mansión de Hades era de tres pisos con una estructura de cristal transparente con un gran jardín que se extiende hasta el bosque que hay por detrás del conjunto residencial privado. Alicia ingresó con Hera a la sala de estar que estaba decorada en colores sobrios, con decoraciones abstractas que en un cerrar de ojos llamaron la atención de Alicia.
—¿Es fanático del negro?
Hera llegó a su lado y afirmó la pregunta.
—Y ni hablar del gris. —. Ellas fueron al sillón, Alicia encontró sobre la mesa de centro un libro muy particular.
—¿Biografía Hades ‘El invisible’? —. Hera palideció y en sus adentros maldijo el descuido de Hades.
Pero… ¿Qué ocultan los hermanos que no quieren que Alicia sepa?
—Hades está interesado en la existencia de Hades. —. Alicia asintió aún pensativa.
—¿Qué puede encontrar interesante en el dios del Inframundo?
Y justo cuando Hera estaba por formular una respuesta, una tercera voz comenta.
—Si leyeras con más atención cada párrafo que cuenta la historia de Hades sabrás y entenderás cuán interesante puede llegar a ser ese Dios…
Y Alicia palideció al ver un guapo hombre de un metro noventa de cabellos castaños oscuros, ojos color bronce con verdes y piel extremadamente pálida con trajes negros forrando su trabajado cuerpo, ingresar a la habitación.
Su sangre se calentó y aglomeró en sus mejillas formando un sonrojo.
Hera lame sus labios preocupada, pero de inmediato cambia esa expresión por una de felicidad.
—Alicia, él es mi hermano mayor: Hades. Hades, ella es mi mejor amiga: Alicia. —. Los presenta cuando Hades ocupa puesto con ambas en la sala de estar.