Alicia bailaba como una niña llena de felicidad y energía en su habitación, dando vueltas mientras que escucha música.
Ya ha pasado un mes desde su primer beso con Hades en su despacho y desde ese momento ella se dijo que lo quería, que ya no había marcha atrás para lo que ella comienza a sentir por él. Alicia ilusionada espera que él se sienta igual, que a él le guste ella con todas sus fuerzas así con ella le pasa con él.
Sin saber nada Dustin bajo el umbral de la puerta de su habitación la miraba con una sonrisa en sus labios, mientras que pone el audífono que Hades le pasó para poder escuchar su conversación.
—Bonita.
Alicia salta al ver a su mejor amigo en su alcoba.
—¡Dustin, pasa!
Él se abre paso en la recámara para darle un abrazo y un beso a Alicia y ocupar puesto en su cama.
—¿Qué te había pasado? Tenías días sin venir.
—Tenía mucho trabajo en la empresa de papá, hasta hoy pude desocuparme para verte.
Dustin lo único que sentía por Alicia era pena ajena, él sabe como acabará todo.
Y lo disfruta.
—Lo quiero, Dustin. —. Dijo de repente Alicia.
Él sabe de quién habla pero al contrario, se hace el desentendido.
—¿De quién hablas, Alice?
—¡De Hades!
Alicia estaba emocionada de su nueva relación y de saber que tal chico como Hades se había fijado en ella…
Mientras que por el otro lado estaba Tomás batallando con la impulsividad de ir a la habitación de ella a advertirle sobre él.
Tomás golpeó con su cabeza la pared de su habitación viendo en dirección al suelo pensando en como se había dejado convencer por la labia de Hades en querer cumplir la promesa que de a poco se fue convirtiendo en venganza. Tomás no tiene intenciones de romper a Alicia, solo quiere sacarla de esta casa y llevarla a algún otro lugar donde nadie le haga daño.
Tomás expulsó una bocanada de aire revolviendo de su cabello con su mano mientras se maldice por haber accedido.
—¡En qué demonios estaba pensando! —. Suelta alterado, aventando las pertenencias que tenía sobre una mesa de noche.
La puerta de su habitación se abre dejando ver a una sonriente Alicia, de inmediato el estado de ánimo de Tomás sube.
—¿Estás ocupado? —. Ella como si nada ignorando el desorden que él hizo en el suelo.
—¿Qué necesita, Señorita?
—¿Puedes llevarme al centro comercial? Iré con Hera a comprar un vestido para un baile en el instituto.
Y Tomás recordó que de hoy en adelante Hera vigilará a Alicia por órdenes de Hades.
De un jalón la emoción de sacar a Alicia de la mansión se esfumaron.
—¿La jefa sabe que saldrá?
Él esperaba que su jefa pelona estuviera en contra de que ella salga.
—¡Si! De hecho fue idea de ella con la condición de que tú fueras conmigo.
Y Alicia emocionada sale de la habitación de Tomás para esperarlo fuera.
Tomás va en busca de Alicia por todo el jardín de la gran casa hasta encontrarla cerca del vehículo con un lindo vestido floreado y su cabello suelto.
En sus adentros Tomás suspiró cómo todo chico enamorado, alejó de inmediato esos pensamientos de su cabeza y continuó con su trabajo. Le abrió la puerta a Alicia y luego rodeó el auto para ponerlo en marcha y abandonar la residencia de la abuela de Alicia. En el trayecto ella no paraba de decirle a Tomás que estaba enamorada, o era lo que ella creía siempre que tenía a Hades a centímetros.
Tomás solo guardaba silencio viendo como la chica que aparentemente le interesaba le contaba sobre el chico que a ella le gustaba, él solo sonreía cuando ella lo miraba y asentía a cada palabra. Pero por dentro todo era completamente diferente, Tomás mordía su lengua tratando de no decir la cantidad de cosas que quiere confesarle sobre Hades.
Era un ser humano tan oscuro…
Detiene el auto en el aparcamiento privado del centro comercial, sale primero él para nuevamente rodear el auto e ir para abrirle la puerta a Alicia. Ella avanza los primeros pasos quedando él detrás de ella cuidándola.
Entran al centro comercial como si nada caminando hasta la parte en dónde estaría Hera esperando a Alicia.
—¡Amiga!
La rubia salta de la emoción al verla.
—¡Hera! —. Alicia quería como a nadie a Hera, ella decía que esa rubia era como su hermana.
Y de pronto de una tienda aparece Hades e hizo que Alicia se sonroje violentamente, ella considera que él era el chico más guapo en todo el mundo.
—No sabía que venías…—. Le dice Alicia al abrazarlo.
—Sorpresa… —. Le susurra él.
Tomás mordió nuevamente la mejilla interna reprimiendo sus ganas de ir a dónde Alicia y apartarla de los brazos de Hades, quienes no la merecen.
«—En otra vida haría que me quieras. —» susurró un enamorado Tomás al ver cómo la chica que quería para él está con otro ahora mismo.
Vio como Hera, y Alicia agarrada de manos con Hades entran a una tienda de vestidos de gala.
De las tres personas solo una iba emocionada, y si es Alicia.
Ella nunca antes había salido de la mansión a comprar ropa ya que básicamente todas sus pertenencias las compraba su abuela siempre que salía por alguna otra cosa.
La rubia rápidamente encuentra un vestido blanco con adornos en dorado que le queda perfecto mientras que Alicia por el otro lado no sabía si elegir el vestido negro, el vino tinto o el dorado con pedrería brillante incrustadas en todo el corset.
Ella ingresa al vestidor y sale luciendo el vestido negro de tirantes y que le quedaba pegado a su cuerpo.
De las tres personas que ella tenía delante y a quienes les modelaba el vestido solo uno parecía encantado y sorprendido a la vez, Tomás no podía creer que Alicia se viera tan hermosa en algo tan básico como un pedazo de tela costosa hecha prenda. Tuve que respirar varias veces y apartar un momento su mirada de ella o si no Hades en la próxima reunión lo mataría.