Lovecraftian Pachinko!

Capítulo 1: Todo permanece…

“…podría jurar que estaba por aquí…” dijo revisando los bolsillos de su sudadera una y otra vez, el ruido constante de sus garras metálicas estaba comenzando a hacerme perder la paciencia.
“Uhm… mira, no soy de meterme en asuntos ajenos pero no puedo evitar preguntarme cómo lograste vestirte en primer lugar, digo, no hay manera de que esas garras enormes pasen por las mangas de tu sudadera” dije viendo como usaba las puntas de sus dedos para sacar una llave dentro de uno de sus bolsillos.
“Ah, eso… es simpl-“ por un momento se quedó estática “¿¡estás diciendo que me imaginaste vistiéndome!? ¿¡En serio no tienes filtro cuando hablas o que!?” Se exasperó tanto que la llave acabó bailando entre sus garras y cayendo sobre la cama. Parecía la llave de una puerta vieja, honestamente no se veía extraña, pero al tomarla se sentía ligera como una pluma y pesada como una montaña al mismo tiempo, podía sentir esa distorsión en su peso pero no me daba sensación al tacto, era como cuando te tocas un dedo entumecido.
“Entendido, está bien, voy a cerrar la boca, tranquila” suspiré con desgano mientras observaba lo increíblemente detallada que era esa llave “¿qué se supone que haga con esto? ¿Salir de aquí y probar casa por casa a ver cuál puerta abre?”
Sus garras se cerraron atrapando mi mano con fuerza, no sabía si era por mi comentario o si seguía enfadada por la situación anterior “¿siempre eres así de chistoso?” pero era obvio que presionar mis huesos al punto de casi romperlos le resultaba agradable.

“Yo no la hice, así que las criticas te las guardas, aunque sí, es pequeña, puede perderse y parece casi un cliché” repitió soltando mis manos “pero no es mía, se la robé a mi hermano, así que si en algún momento lo ves quéjate con él”
“Tu… hermano… claro…”
“¡Sip! En serio tengo muchos hermanos, como mil, más o menos, pero Yog es el único que crea estas cosas” señaló la llave.
“¿…Yog…?”
“Yog-Sothoth.” añadió rascando su mejilla con su índice.
Ese nombre era extraño pero podía jurar haberlo oído antes, me sentí un detective en mi propia mente, rumiando sobre viejos recuerdos, tratando de recordar de dónde me sonaba ese nombre, de alguno de los tantos libros que jamás terminé de leer, probablemente.
“Yog-Sothoth… Yog-Sothoth… ah! ¡Lo tengo! ¿Él no es parte de los Mitos escritos por Lovecr-“ se lanzó sobre mí cubriendo mi boca antes que pudiera terminar de hablar, fue un impulso frenético, casi parecía asfixiarme.
“¡Idiota! ¿¡Sabes lo que es una infracción de copyright!? Esto apenas empieza y casi haces que todo se vaya al tacho, a ver si aprendes a callarte, antes que te arranque la lengua y te obligue a ver cómo la devoro.”
Pensé en sus palabras por un momento, parecía fuera de lugar ¿estaba hablándome a mí o a alguien más? Me eché hacia atrás, dejándome caer en la cama completamente, aún sosteniendo la llave, aunque ya no la analizaba, sólo me distraía con algo “Arrancarme la lengua y comértela… es una extraña forma de decir que quieres besarme.”

“Basta.”
“Okay, prometo intentar contenerme.”
“¡No estoy bromeando!”
bufó exasperada, arañando la pared con sus garras, ese sonido chirriante retumbaba en mis oídos un clavo en una pizarra.

“Ya lo sé, sólo estoy tratando de entender y aligerar el asunto, deberías darme puntos por mantenerme tan calmado ¿no?” Reí un poco, otra vez, fue una risa honesta, casi llegué a preocuparme por eso, pero mi atención volvió a la llave “Bien ¿qué se supone que haga con esto?”
“Ah! Uhm…”
Parecía esforzarse demasiado por pensar, varias veces se congeló buscando qué responder, honestamente creí que quizás era un poco tonta “Sólo apóyala en tu pecho y gírala, como una llave normal.” Dijo haciendo el gesto con sus garras.
“¿A caso tengo pinta de ser una cerradura?” Aunque objeté me ganó la curiosidad. Apoye la punta de la llave en mi pecho y atravesó mi piel como si fuera gelatina, sentí frío y no uno de temporada, se sentía como el cero absoluto, quería decir algo, preguntar, opinar, cualquier cosa, pero la sensación me invadía cada vez más. Era un hombre de nieve y la llave era la zanahoria.
“¡Bien hecho! Buen chico, buen chico… ahora… ¡gírala!” Exclamó aplaudiendo entretenida por la situación, o mejor dicho, por mi reacción el sonido de sus garras resonaba con más fuerza.
Gire la llave por inercia, oí un ‘clic’ como si un mecanismo oxidado se hubiera movido, seguido de un dolor indescriptible, como si cortaran mis nervios con un bisturí bañado en sal, sentía que mis neuronas de desprendían violentamente. Mi visión se volvió difusa, mi respiración cada vez más agitada y mi rostro se contorsionaba por el dolor mientras el mundo se apagaba a mi alrededor.
“Jeje… parece que ya no hay chistes…” me susurró entrecerrando los ojos con una sonrisa de oreja a oreja. Uno de sus dedos rozaba ligeramente el costado de mi pecho “Sólo déjate llevar… nos vemos en un rato.”

No hubo sensación alguna después de eso, no vi una luz, un túnel, nada. Las películas mienten con esas cosas ¿saben? Simplemente abrí los ojos, desorientado al principio, con una sensación de nausea que se opacó casi al instante cuando vi el edificio frente a mí. Hacía tiempo había dejado la escuela pero, aunque no tenía recuerdos buenos de ella, recordaba su estructura como una fotografía.
Me quedé estático viendo el edificio, los estudiantes charlando mientras entraban, los autos sonando detrás en la calle, pero algo no se sentía del todo correcto, como una pintura en tonos grises.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.