Luces y Sombras - Enhypen

20

 Jake lanzaba piedras al río notándose impaciente. Hacía más de una hora que Jay y Heeseung salieron por sus latidos, dejándolo a cargo de los menores. Echó una mirada fugaz donde se encontraban los tres juntos, rodó los ojos al verlos tan sonrientes. Eran insoportables.

 —¡Heeseung y Jay! –anunció Sunoo y todos se volvieron a los recién llegados.

 —¿Encontraron el libro? –preguntó Hoon, ambos chicos intercambiaron miradas y negaron.

 —Ninguna de las dos lo tenía –contestó Jay–. Pero estamos ganando su confianza, por lo que el plan está saliendo perfecto.

 —Bien, ustedes ya jugaron, ahora es mi turno.

 —Calma, Jake –Heeseung lo detuvo–. Aún no es tu turno.

 —Entonces…

 —Tampoco –interrumpió a Niki–. Dependiendo del siguiente movimiento que hagan, el siguiente turno es de Sunoo.

 El menor alzó sus cejas con sorpresa.

 —¿Yo? –Heeseung asintió.

 —La cazadora de las espadas es la única que no hemos enfrentado y el que haya asesinado a nuestro padre no cuenta para tenerla como posible amenaza.

 —¿Quieres que… pelee con ella? –cuestionó confundido y asustado a la vez.

 —No, hermano –negó levemente–. Sé lo mucho que odias pelear y no te obligaré hacerlo. Lo que quiero es que te acerques y uses tus encantos para ganar su confianza.

 —No lo sé, hyung. Sería la primera vez que le hablo. ¿Qué pasa si intenta matarme?

 —Estaremos listos para arrancarle las manos. –respondió Jay con un gesto, espantando al pobre Sunoo.

 —No exactamente arrancarle las manos pero sí intervendremos. –refutó Sunghoon.

 —Está bien. No tienen que hacerlo. Puedo solo. –soltó con decisión.

 —¿Estás seguro? –preguntó Niki con preocupación.

 —Muy seguro –asintió firmemente–. Cuando tú digas, hyung.

XXX

La noche había caído rápidamente y el equipo élite ya tenía un buen trecho recorrido. Estaban agotadas, Gigi lo sabía, pero mientras más avanzaban más rápido llegarían.

Además, detenerse a descansar a mitad de la noche en lo profundo del bosque no era buena idea.

—¿Gigi? –llamó la menor de las chicas y esta contestó con un sonido de garganta–. Cuando lleguemos a la manda, ¿cómo sabremos que llegamos?

—¿A qué te refieres con eso?

—Digo... ¿Las manadas de lincántropos no se mantienen ocultas?

La pelirroja se detuvo a pensar en la pregunta de Mary. Era cierto, probablemente la manada Choi esté oculta y cuando lleguen a la ubicación dada puede que no la encuentren.

—Tendremos que esperar a llegar –dijo como conclusión–. Por ahora no podemos detenernos a pensar en cómo encontrarlos en caso de encontrarnos con nada.

—Sería genial si nos detenemos –habló Daphne jadeando–. Pero no para pensar, sino para dormir un poco.

—Daph, ya hablamos de eso. Debemos evitar a los Caníbales.

—Tengo el presentimiento de que no encontraremos ninguno esta noche. –soltó intentando convencer a su líder.

—Lo dudo –replicó esta vez Gis–. El bosque está plagado de ellos y de noche son más que activos.

—La noche se escucha tranquila –hizo un gesto de prestar atención a los ruidos nocturnos–. No hay peligro. ¡Durmamos, por favor!

—Estás muy sospechosa, Daph. –Claire entrecerró sus ojos hacia la nombrada.

—¿No estás cansada? ¿Quieres seguir caminando? –habló entredientes, mirándola amenazante.

—¿De verdad están muy cansadas? –inquirió y absolutamente todas asintieron apenadas. Gigi suspiró–. Está bien. Durmamos, pero montaremos guardia en pareja cada tres horas.

No muy conformes con lo último igual asintieron. Con lo poco que tenían pusieron lo necesario para dormir. Las primeras en hacer guardia serían Gigi y Edith, luego Mary y Gis, y por último Daphne y Claire.

La primera guardia estuvo tranquilo, Gigi notó a la morena pensativa y supuso que se trataba de aquel vampiro que la mordió y ahora puede oírlo. Cuando Edith le habló de esto pensó en intervenir pero su compañera le dijo que no era algo importante, que podía sobrellevarlo, así que decidió no preocuparse por eso.

En la segunda guardia Mary y Gis relevaron a sus mayores, asegurándoles que estarían bien y que podían descansar. En cuanto se quedaron dormidas Mary avanzó a introducirse en el bosque.

—¿Qué haces? –la detuvo Gis mirándola con extrañesa.

—Voy a ver a Niki.

—¿Niki? ¿Te refieres al principe? –preguntó la otra a lo que Mary asintió como si nada–. ¿Está siguiéndonos? ¿Por qué?

—No es lo que piensas. Nos arreglamos y vino por mí, para protegerme en el camino.

—¿Sabe que vamos en busca de una manada para aliarnos? –cuestionó y Mary asintió tranquilamente–. ¿Y si le dice al rey? ¿Tanto confías en él?

—Sí –respondió sin titubeae, eso le preocupó a Gis–. Tranquila, Gis. Niki no es como sus hermanos. Todo está bien y prometió no volver a ocultarme cosas.

—¿Cómo es que estás tan segura? –susurró desesperada.

—Porque no le conviene ocultarme cosas. –esta vez su tono fue tan aterrador que por un segundo sintió pena por Niki.

Entonces sin más la dejó a reunirse con su amado. Pese a la extraña razón de que él príncipe menor anduviera detrás de ellas, sentía bonito que Mary tuviese a alguien que la amara del modo que lo hace Niki. Él ignoró las reglas naturales y entabló una amistad con la pequeña cazadora de vampiros.

Viéndose sola decidió distraerse con uno de sus libros. Hizo caso a las palabras de Daphne y, pensando en que esa noche no habría peligro, se sentó a disfrutar una historia romántica.

Estaba tan sumida intentando leer tan oscuro, que no sintió cuando detrás suyo alguien leía lo mismo que ella a una distancia cercana... Muy cercana.

Gis no sintió cuando Sunoo se acercó pero sí pudo oír claramente el sonido de una sonrisa enternecida. Sunoo, sintiéndose descubierto, actuó antes que ella y la agazapó, raptándola a la profundidad del bosque.



#370 en Fanfic
#1032 en Fantasía
#636 en Personajes sobrenaturales

En el texto hay: vampiros, enhypen, kpopidols

Editado: 25.06.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.